1.1Conductas, Valores y
Normas
Conductas,
Valores y Normas, repetía una y otra vez el Dr. Werner Goldschmidt[1],
dibujando una pirámide en el pizarrón, en cuyo vértice superior se encontraban
los valores y en la base, las conductas y las normas.
Hoy
año 2010, cuando verbalizo sus palabras quienquiera que me escuche me pregunta:
“ ¿qué valores?”. Sí, así están las
cosas, la pregunta es ¿qué valores?.
Entonces
cabe preguntarse: ¿Serán que han que han quedado en el olvido al punto de
ignorar su existencia? ¿O que parafraseando a Zigmun Bauman, a la hora de
disolver los sólidos, también el hombre arrasó con los valores?
Valores
que, aparentemente, durante los últimos años se pretende convivir sin ellos,
normas de conductas que no son imitadas en el ámbito de las relaciones humanas,
deslizamiento del verdadero sentido y aplicabilidad de la ley hacia
interpretaciones subjetivas por parte de aquellos jueces encargados de
administrar justicia, necedad ante una realidad en la cual, poco a poco las
personas se van acostumbrando a convivir con la perfidia, pues todo el mundo
está apurado para llegar… ¿a dónde? Quizá ni ellos sepan la respuesta. Tal es
la situación actual.
* * *
Sabido
es que todos tenemos un lado oscuro, pero también discernimiento y
voluntad. Paralelamente, se suele decir
que la ignorancia es el mal de los pueblos. Pero ¿qué clase de ignorancia?
Existe
una multitud de individuos que tienen una excelente formación académica, y ni
qué decir, exitosa carrera profesional, y sin embargo son incapaces de
discernir el verdadero sentido de ciertas y determinadas conductas del prójimo.
Desconocen y se niegan a indagar aquello que mueve a obrar y cómo debe tratar
con personas abyectas. Sólo ven conductas,
ignorando que ciertos individuos se niegan a estar en la media y que hay actos
aparentemente sublimes que pueden ser llevados a cabo por seres ruines y sin
escrúpulos, pero que no tienen límite ni justa medida, porque son perversos.
* * *
A
veces, cuando pasamos por un gimnasio vemos hombres y mujeres cultivando su
cuerpo. Hermosos músculos, por
cierto. Estilizadas extremidades. Algunas mujeres, coquetas ellas, concurren a
salones de belleza para mejorar su estética y/o llevar dignamente el paso de
los años. Tampoco faltan quienes cuidan
su cuerpo y su salud a base de dietas libres de grasa y colesterol, o libres de
conservantes. Se dice que hay que
purificar el cuerpo y las arterias, que la sangre debe circular con la fluidez
que a su naturaleza le corresponde para que el resto del organismo funcione
bien.
Pero
¿el cuidado del alma? ¿cultivar la mente? ¿nutrir el espíritu? ¿No debemos ser
igual de cuidadosos en la elección de nuestros actos y nuestras relaciones
humanas?
Así como elegimos qué alimentos ingerir ¿No deberíamos
seleccionar con el mismo cuidado con quién mantener relaciones humanas que
contribuyan al pleno desarrollo de nuestra personalidad? ¿No nos corresponde
seleccionar con quién y cómo interactuar, discriminando la conducta del prójimo
previamente? Sin duda que sí.
¿Pero cómo hacerlo? ¿Qué nos está ocurriendo?
Pues bien, si fuera tan fácil, no existiría la violencia
invisible, y las líneas anteriores son la razón de una propuesta de trabajo
sobre las víctimas y de una labor proactiva y preventiva, pues de lo contrario,
solo nos limitaremos a rehabilitar despojos humanos indefinidamente, llegando
siempre después que el daño se ha causado.
Si no queremos que nuestros hijos se conviertan en
adultos, inmunes a la perfidia, si queremos que ellos sapan discriminar
conductas, lo cual les dará libertad de elección para con la consecuente
acción, cabe también un trabajo proactivo, y preventivo, una reeducación del
individuo y una restauración de los
valores olvidados, ellos son la VERDAD, la RAZON y la JUSTICIA. ¿Alguien
los recuerda? Bueno, parece que
hay trabajo para mucho tiempo por delante.
*
* *
Esta falta de práctica de valores primarios, se reflejan
en conductas diarias. Hemos perdido
hasta el nombre propio. Este último fue
reemplazado por el “che boludo” o “che boluda”. De allí para arriba y para abajo, se han
perdido parámetros de conducta. Luego
del saludo “hola boludo”, le sigue un
escaso diálogo en el que se ha perdido el valor del lenguaje y la palabra. Y, cuando me refiero a la palabra, lo hago en
un doble sentido, pues la mentira se ha banalizado a tal punto que ya no
escandaliza a nadie.
Entonces ¿dónde comienza y dónde termina la violencia
invisible? ¿Es un problema individual o social?
* * *
1.2 Violencia Invisible
Violencias
invisibles, también denominada acoso moral, maltrato psicológico o violencia
indirecta.
Pero
¿Cuánto conocemos sobre ella? ¿Sabemos
discriminar por medio de qué actos se lleva a cabo? ¿En qué momento se
manifiesta? ¿Podemos realmente reconocer a los sujetos activos en tanto autores
de semejante perfidia? ¿Estamos en condiciones de proteger al sujeto pasivo? ¿En
qué ámbitos se lleva a cabo?
En
tanto protagonistas, en tanto al ámbito donde se despliega esta pandemia su
nombre varía. Una de ellas se denomina
violencia de género, entendiéndose como tal, en aquellos casos que el sujeto
pasivo es una mujer. Pero se debe tener suma cautela a la hora de posicionar
al género femenino en tanto pasividad y víctima, pues se corre el riesgo obstaculizar el camino hacia una solución por
vía de la acción. Detenernos en el mero
trato de la cuestión, tomando solamente el costado inmóvil de la mujer, solo
nos detendrán en generar un placebo momentáneo, mas no detener este mal de
nuestro tiempo que avanza a paso firme.
Solo
trasmutando, construyendo un contra universo y tomando conciencia que es una
cuestión de índole social, se puede erradicar esta pandemia. Para ello,
primeramente hay que conocer cómo funciona.
*
*
*
Conocer
su mecánica, contribuye a comprender que estas cosas suceden, no por
casualidad, ni mucho menos por caprichos del destino. A la hora de despertar y
reaccionar ante semejante vileza, es en nuestra historia personal, y de dónde
venimos el lugar en el que podemos encontrar las respuestas a los porqué
llegamos a semejante situación.
Quienquiera
que conozca sobre el tema, sea como víctima, o como terapeuta sabe muy bien que
junto con otros crímenes, el del agresor merece la mayor de las condenas, pues
a través de él, se perpetua una estafa moral, donde el ardid y engaño del autor
ya no juega solamente con la buena fe de la otra parte, sino también con el
sentimiento más noble y sublime del ser humano: el amor. Es desde allí que la víctima debe reconocer
que no ha cometido falta alguna, auto perdonarse, y buscar ayuda para salir
adelante. No es fácil. Pero hay que hacerlo. El tratamiento de rehabilitación es sumamente
duro. Es un proceso y como tal tiene sus
tiempos, dependiendo del daño producido y del sujeto. Pero la peor opción es claudicar. No importa que personas de nuestro entorno no
lo entiendan, la víctima de semejante estafa debe tomar conciencia,
reconectarse consigo misma, y rehabilitarse, único modo de seguir adelante. Me arriesgaría a decir que debería ser
obligatorio rehabilitarse, pues cuando el narcisista perverso es descubierto,
no solamente produjo un daño directo sobre el sujeto pasivo, sino también daños
colaterales, como es el caso de los hijos que quedan atrapados como rehenes en
medio de una telaraña que el verdugo no suelta.
*
* *
Es
una pandemia, un mal de nuestro tiempo, un enemigo silencioso e invisible que
avanza sin cesar ante la necedad del ser humano de nuestro tiempo, que se niega
a ver y aceptar aquello que no es de su agrado.
Palabras
que no se nombran, hechos que no se ven.
Como si ignorarlos contribuyera a
hacerlos desaparecer. Necedad[2]
y negación, los grandes aliados de los males sociales. Indiscutiblemente, la
sociedad entera debe tomar conciencia de este mal y contribuir a erradicarlo,
cada uno desde sus áreas específicas.
Hacerlo
es tarea de todos y cada uno.
Terapeutas, juristas y legisladores deben tomar conciencia que tienen
ante sí la responsabilidad de un gran desafío.
Aún aquellos que no lo han conocido de cerca, deberían interiorizarse
sobre el tema a un doble efecto.
Comprender el proceso ayuda a prevenirlo y a colaborar con quienes nos
rodean y que lo padecen. Solamente
comprendiendo el procedimiento del narcisista perverso se puede ayudar al que
lo padece como víctima. Nadie se halla
exento que le suceda. Negar no es
sinónimo de evitar.
Por
otro lado, ante las observaciones que se pueden recibir referido a que no vamos
a cambiar el mundo, es imprescindible no darse por vencido. Cada uno de
nosotros llegó aquí, en un momento determinado, con un estado de avance de la
civilización, la cultura, las ciencias,
las comunicaciones y las artes. Tomamos
cuanto recibimos para desarrollar
nuestra personalidad. Pero la ley de compensación es inescrutable, y debe ser
respetada. El ser humano no puede seguir
sirviéndose de todo aquello que tiene a su alcance, sin dejar nada a cambio. La historia universal ha llegado hasta aquí
merced a infinidad de hombres y mujeres que han dejado su contribución. Ahora es nuestro turno, y es a nosotros que
nos corresponde hacer lo propio. Ignorar
o mirar para otro lado, ante esta pandemia es sinónimo de complicidad para con aquellos seres ruines, cobardes y
ocultamente demoníacos que destinan su propia vida y su persona a destruir la
de aquellos que no pueden ser y jamás serán.
* * *
1.3 Una pionera
Marie
France Hirigoyen tuvo el coraje, el valor y la fuerza de publicar un libro
llamado “El Acoso Moral”. Fue un éxito
mundial, a pesar que en su primera hora ni siquiera contó con el apoyo de
algunos de sus colegas que la rodaban. Ante el éxito de su publicación le siguieron
otros autores que se dedicaron a escribir sobre el maltrato, la manipulación y
violencias invisibles, y, actualmente el lector cuenta con una voluminosa
bibliografía al alcance de todos para tomar conocimiento del tema.
Fue
en la pluma de Zigmunt Bauman[3],
que encontré las palabras más adecuadas para exponer de qué manera se
materializa en la vida cotidiana esta serie de conductas. Él habla de la individualidad de iure o individualidad
negativa y la individualidad de
facto o individualidad positiva. La
individualidad de iure es la posibilidad que tiene el ser humano de desarrollar
su personalidad y llevar a cabo su autoafirmación a lo largo de su vida. Esta
actividad de autoafirmación o también denominada subjetivación, lo es en vistas del individuo en su totalidad. Incluye las diferentes facetas del individuo
en su día a día: despliegue de una vida social, contacto con los afectos sean
estos de parentesco o no, una constante evolución intelectual, y materializar
su aporte a la sociedad mediante el desarrollo de una actividad profesional u
ocupación. Tanto el hombre como la mujer son individuos complejos en tanto y en
cuanto que su realización es un proceso cotidiano que tiene en vistas al
individuo en su totalidad y se lleva a
cabo diariamente, por medio de una serie de actos. El proceso de
individualización ipso iure está fuera de discusión, de modo que así estaría
legalmente garantizado por nuestra Constitución Nacional y todo el conglomerado
normativo vigente que garantizan libertad de expresión, de tránsito, de trabajar, y por sobre todas ellas igualdad
ante la ley. En teoría la ley, no impide
el proceso de individuación siempre y cuando no cometa un acto criminal.
Legalmente están preparadas todas las condiciones para que una persona
despliegue sus potenciales a fin de alcanzar su realización.
Aquí
no me estoy refiriendo a convertirse en alguien fuera de lo común, sino en un
individuo promedio. Lo que usualmente se
denomina un individuo dentro de la masa.
Me explico. Cuando por ejemplo me
refiero a la libertad de opinión, es simplemente decir lo que uno piensa, esté
o no de acuerdo con el interlocutor. La libertad de tránsito, significa ni más
ni menos que poder levantarse una mañana para llevar a sus hijos al colegio, ir
a trabajar, llevar a cabo diligencias sin que nadie lo impida ni presione con
quien mantener interacción y dónde llevarla a cabo.
Por
su parte Simone de Beauvoir lleva a cabo
la misma distinción denominando al primero “derechos
en abstracto” y al segundo, “derechos en concreto.”
¿Simple
no? ¿De qué se queja el sujeto pasivo ante un agresor?
Bueno,
aquí viene la segunda parte, y es en referencia a la individuación ipso facto o
positiva. Esta última es la posibilidad genuina de autoafirmación. Es la
individuación de iure llevada a la práctica.
Y aquí es donde se suscita el problema, porque lo que se va a encargar
de hacer el sujeto activo es imposibilitar, obstaculizar, interferir, y hacer
cuanto acto fuera menester para que el sujeto pasivo jamás pueda ejercer esa
individuación de facto.[4] No va a ser la realidad la que va a poner
obstáculos, no van a ser las propias limitaciones del sujeto pasivo, sino que
lisa y llanamente el narcisista perverso va a trabajar para valorizarse a costa
del aparente fracaso de otro, que no va a ser ni más ni menos que las
consecuencias de una suma de ardides para hacer caer en la trampa a la víctima,
quien se ha convertido en su blanco.
Antes
de continuar es perentorio aclarar que esta clase de individuos destructores,
los hay en todos los ámbitos de nuestra vida y nos solemos topar con ellos a
diario. Existen dentro de la familia, en el trabajo, en la pareja, y en las
relaciones sociales. A su vez el
narcisista perverso despliega todo su potencial destructivo en sus diversos
ámbitos de vida. Un narcisista perverso
lo es en su casa, con su familia, en su trabajo y donde fuera, pues carga con
la mochila de una pobre autoestima, que lo lleva a valorizarse a costa de la
desvalorización de otros, donde quiera que vaya.
Todo
ello ha sido desarrollado de manera exhaustiva por diversos autores
especialistas en la materia y que cuentan con el suficiente respaldo académico.
El
porqué se cae en las redes de un perverso narcisista, es la misma razón por la
cual cuando explota la crisis que pone fin a la relación, los terceros no
comprenden las razones, ni mucho menos pueden creer lo que se les cuenta sobre
la verdadera identidad de esos sujetos. En diferentes grados y medidas, lo que
permite que el común denominador de las personas caigan en su trampa, son las siguientes características. Son socialmente seductores, se presentan como
moralmente intachables, exaltan sus propias virtudes, que a los demás se
presentan como auténticas. Muestran una fachada de ser noble, atento, moralista,
y sociable que cualquiera compraría. Pero
luego con el tiempo uno se da cuenta que sus virtudes no traspasan las
fronteras de su propio yo. Al igual que los grandes estafadores, si fuera tan
simple quitarles su máscara, no existiría ninguno de ellos. Pero bien se cuidan
de mostrar su interior, caso contrario no podrían llevar a cabo su estrategia.
Y
así como un hábil comerciante puede creer que un determinado individuo será un
buen socio para sus negocios, y un día puede despertarse en el infierno
habiendo sido estafado, también una persona común y corriente puede enamorarse
de lo que “ve”, de ese sujeto que al fin de cuentas tiene doble rostro. Así
como en una estafa económica, la víctima deposita una suma de dinero al
timador, los futuros sujetos pasivos del narcisista perverso se relajan y dan
rienda suelta a sus sentimientos, aceptando haberse enamorado y estar
dispuestos a llevar a cabo una vida en común. Importante decisión, que no
solamente involucra sentimientos sino que producirá modificaciones en su vida.
* * *
Para
que exista violencia invisible, debe haber un sujeto activo, comúnmente
identificado como narcisista perverso, perverso narcisista o simplemente
perverso, de acuerdo a la terminología de Marie France Hirigoyen en “El Acoso
Moral”. Esta autora califica
derechamente al perverso narcisista como el origen del mal.
Narcisismo
y Perverso. ¡Qué palabras! ¡Qué binomio! Dos conceptos surgidos del interior de la
teoría psicoanalítica que juntos constituyen la pandemia contemporánea. Si bien
esos términos han sido expuestos en una vasta bibliografía por profesionales de
la ciencia de la psiquis, últimamente han devenido de uso corriente y cada día
se escucha más. Sin tratamiento de rehabilitación por parte del agredido es
imposible salir adelante.
* * *
1.4 Enamorado de si mismo
El término narcisista
proviene de la Leyenda de Narciso, quien, enamorado de su propia imagen que le
devolvía un espejo de agua, cuando intenta tocarlo, cae y se ahoga.
Explica
Marie France Hirigoyen que un Narciso es una cáscara vacía que no tiene una
existencia propia. Es alguien falso que
intenta crear una ilusión que enmascare su vaciedad. Se trata de alguien a quien no se ha
reconocido nunca como un ser humano y que se ha visto obligado a construirse un
juego de espejos para tener la sensación que existe. El Narciso, al no disponer
de sustancia[5],
se conectará al otro y como una sanguijuela intentará absorber su vida. Al ser incapaz de una relación verdadera, solo
puede crearla en un registro “perverso”, de malignidad destructora. El Narciso
vacío necesita alimentarse de la sustancia del otro. Cuando uno carece de vida, tiene que intentar
apropiarse de ella, o si esto no es posible, tiene que destruirla para que no
haya vida en ninguna parte. Son insensibles y no tienen afectos. No tienen historia porque están
ausentes. Solo los seres que están
presentes en el mundo pueden tener historia. [6]
Existe
un narcisismo positivo que procura alcanzar la unidad del yo, y un narcisismo
negativo que brota de la pulsión de muerte y que actúa en dirección opuesta.[7]
Las personalidades narcisistas viven en una constante búsqueda de la
conservación de la identidad y del valor del yo.[8]
Se caracterizan por padecer de dificultades en la regulación de la autoestima. Son hipocondríacos y especialmente sensibles
a los fracasos y desilusiones. Proyectan sobre el prójimo, devenido en objeto,
una imagen de sí mismos, o de lo que otrora fueron. En los vínculos y en las relaciones humanas
debería haber inexorablemente alteridad y un flujo de reciprocidad que no hay
en el caso de relacionarse con un individuo narcisista. La razón es que para estos últimos, quien
está frente a él no es reconocido como sujeto, sino como objeto.
Luchan
por diferenciarse del objeto, a la vez que dependen de él
Guido
Katz e Iván Fetter en su estudio publicado bajo el nombre “Problemas clínicos
del paciente narcisista: un desafío para el psicoanalista”[9],
consideran fundamental dos aspectos a tener en cuenta respecto del narcisista,
a saber: la fascinación o seducción y el daño que producen o destrucción. Estos últimos caminan de la mano con la
envidia.
* * *
[1] Eximio
iusnaturalista del siglo XX.
[2] En referencia a la
necedad, Jacques Lacan afirmaba que el psicoanálisis lo cura todo, menos las
estupidez
[3] Modernidad
líquida, página 44. Editorial Fondo de
la Cultura Económica.
[4] “El tipo de agresión del perverso
narcisista consiste en su lucha por el poder, pero también su necesidad de
apropiarse de la felicidad del otro o de destruirla cuando apropiársela no
resulta posible. Para ello el perverso
utiliza las debilidades de su adversario, y si éstas no son suficientes,
intenta crearle otras nuevas”.
Marie France Hirigoyen, El Acoso Moral, página 74
[5] Una
buena metáfora es la película “Perfume”. Nota de autor.
[6] “Los
perversos sienten un placer enorme y vital al ver sufrir a los demás, del mismo
modo que gozan al someterlos y humillarlos.
El desorden sexual o la maldad no son más que consecuencias inevitables
de esa estructura vacía……. Los perversos narcisistas son invadidos por
otro y no pueden prescindir de él. Cualquier situación que pueda poner en tela
de juicio ese sistema de espejos que enmascara el vacío sólo puede implicar una
reacción en cadena de furor destructivo.
”. Marie France Hirigoyen, El acoso Moral, página 111 y ss.
[7] Revista
de Actualidad Piscológica, publicado en septiembre de 1999, página 10 “Clínica
del Narcisismo”, por el Dr. Luis
Hornstein.
[8] Idem.
[9] Revista de
Actualidad Piscológica, publicado en septiembre de 1999, página 14
1.5 Pecado Capital
Los
siete pecados capitales fueron definidos por la Iglesia Católica, como
manifestación del lado oscuro de los seres humanos, y como el origen de donde
se derivan el resto de los vicios y excesos.
Tan han sido considerados de ese modo, que a cada uno de ellos se le
aplicó un nombre en relación con la figura del diablo. Uno de ellos es la envidia, a la que se la
representa con el nombre de Leviatán.[1]
La
envidia, ese amargo sentimiento que algunos viven en oscura soledad. Así como el amor se instala en los seres
humanos y eleva a quien ama y a su ser amado, la envidia es tan demoníaca que
puede destruir a quien la siente y al ser envidiado. Corroe y carcome el alma de quien la padece,
y mengua la coherencia y lógica que deberían primar a la acción. Quita
lucidez. Eterna seductora de seres
débiles, incapaces de aceptar la realidad en su justa medida. Atizadora del fuego donde arde una baja
autoestima. Traicionera cuan ella misma,
se instala enmascarada en ruines individuos que le dan cabida, se dejan
conquistar, para así embriagados por esa arrolladora arpía pierden el norte de
sus propias vidas, para desviarlo en vidas ajenas. Embustera y cobarde, jamás
da la cara. Invisible y escurridiza.
Viciosa y dañina, solo puede engendrar maldad, pues nada bueno puede
dar. Insoportable y maldita. Ha existido
desde los albores de la historia.
Presente en todo tiempo y espacio, no ha hecho más que pervertir al ser
humano. Mencionada, descripta y
protagonista en diversos pasajes de la Biblia, en la mitología griega, greco
romana, y en la literatura clásica, pero así y todo la humanidad intenta en
vano continuar ignorando su existencia.
Marie
France Hirigoyen encuentra el obrar del narcisista perverso originado en la
envidia.[2] La apropiación es la comunicación lógica de
la envidia. Los bienes que son
envidiados, rara vez son materiales. Por
lo general son cualidades morales difíciles de robar: alegría de vivir,
sensibilidad, comunicación, creatividad, dones musicales o literarios, etc.[3]
Definida
por Ivone de Bordelois, en su Etimología de las Pasiones como la “mirada
penetrante de un ojo que, movido por alguna forma de animosidad, antipatía,
odio o rivalidad, se hinca enconadamente en el enemigo para perforarlo o
destruirlo”.
Napoleon
Bonaparte decía que la envidia es una declaración de inferioridad. Cuánta razón
tenía, ya que el individuo envidioso se siente incapaz de obtener aquello que
el otro posee y aún si lo obtuviera, no sabría qué hacer con ello.[4]
Esa
hiel fría y amarga, solo produce destrucción y se materializa en guerras,
muertes, calumnias, descalificaciones, y
humillaciones.[5] La envidia, vicio propio de los holgazanes, incapaces
de crear su propio destino por medio del trabajo, el tesón, y la
perseverancia. Habita en aquellos que no
se atreven a aceptarse a sí mismos. Enemiga
del amor. Enemiga del esfuerzo para
luchar por lo que uno realmente quiere, toma por asalto a los frágiles, para
así, destruyendo al prójimo, engrandecerse. Pequeña, mezquina, mínima, finita,
calculadora, fría, manipuladora, impiadosa, hace de quienes la encarnan, seres
miserables que creen poder sobrevivir a costa de la destrucción ajena.
Despreciable,
voraz, nunca se satisface. Siempre va
por más. No tiene futuro, no tiene
proyectos, solo aniquila. Enquistada,
mata y nada crea.
La
mejor descripción que encontré es el siguiente cuento: Una serpiente estaba persiguiendo a una
luciérnaga. Cuando estaba a punto de
comerla, ésta le dijo: ¿puedo hacerte una pregunta?. La serpiente respondió: en realidad nunca
contesto preguntas de mis víctimas, pero por ser tú te lo voy a permitir. Entonces la luciérnaga preguntó: ¿yo te hice
algo? No, respondió la serpiente.
¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? Preguntó la luciérnaga. No, volvió a responder la serpiente. Entonces, ¿Por qué me quieres comer?,
inquirió el insecto. “Porque no soporto
verte brillar”, respondió la serpiente.[6]
* * *
El
egoísmo es la condición de la persona que implica un inmoderado y excesivo amor
por sí mismo, que le hace atender desmedidamente a sus propios intereses sin
cuidarse del de los demás. En cambio el
narcisismo es la manía propia de quien
cuida demasiado de su adorno y compostura, o se precia de galán y hermoso, como
enamorado de sí mismo. Es alguien excesivamente
complaciente en la consideración de sus propias facultades y obras.
De
acuerdo a la opinión de Ana María Gómez, en su artículo “A través de los
espejos”[7]:
“En el egoísmo priman los propios intereses, en el narcisismo, la complacencia
excesiva en la consideración, probablemente y también de esos intereses.” En la persona del narcisista se conjugan el
egoísmo, los intereses del yo, el autoerotismo y la imposibilidad de sentir
amor por el prójimo. El otro, como persona independiente, queda subrogado al
exclusivo interés, antojo y gana de este último.
Ana
María Gómez continúa diciendo que para el narcisista es exactamente igual ser
el peor o el mejor. La cuestión es
ubicarse en los extremos, y nunca en la media.
Creencia
más no esencia. El narcisista quiere
creerse ser, ocultando así lo que no es.
Se
caracterizan por una demanda incesante, voraz e insaciable, imposible
satisfacer sus exigencias, pues se sienten con derecho a exigir universalmente
a los otros el cumplimiento de sus pretensiones. Se sienten con derecho
adquirido a permanecer en un alejado pedestal que los distancia del resto de
los mortales, y por lo tanto no acusan recibo de las consecuencias ni de la
responsabilidad de sus actos. Nada les
llega, nada les toca. Se sienten inmunes
a cualquier reclamo que se les pueda realizar.
Menciona
un caso que me impactante, quizá por lo absurdo de lo allí ocurrido. Se trata de “La joven de los espejos”[8]. Es un caso real y ocurrió lo siguiente. Por recomendaciones de un amigo una joven
narcisista comienza a concurrir a una analista.
Las paredes del hall de entrada de su consultorio se encontraban
repletas de espejos donde la analista notaba que su paciente no se podía dejar
de admirar en ellos. A lo largo de las
sesiones la analista notaba que surgía un mayor interés en saber cómo lucía que
quién era realmente. Luego de varias
semanas, el amigo llamó a la analista para comunicarle que su paciente había
muerto a causa de un accidente. Había
sido atropellada por un auto al cruzar la calle. Cuando el hombre se comunicó con la analista
le comentó que ella no estaba acostumbrada a prestar atención al tránsito, a
los semáforos, ni a los vehículos circundantes, como si esperara que ellos se
detuvieran por ella. Después de su
deceso, había pasado varios días en la morgue sin que nadie reclamara su
cadáver.
Perdida
en su propia imagen, enamorada de sí misma, ignorando el mundo exterior
circundante, su propia torpeza la llevó a la muerte. Para esas personas no existe un más allá de
los espejos.
* * *
1.6 Del orden al desorden
La
palabra perverso, como adjetivo, comenzó a ser utilizada a partir del Siglo XIV
en cuanto proviene del participio pasado del verbo pervertere. Pervertir, significa, volver de revés, invertir,
erosionar y desordenar.[9]
Para
que se lleve a cabo un acto perverso, debe haber alguien o algo que, en
principio debe encontrarse de conformidad con una norma que lo mantiene dentro
de determinado orden natural, que el perverso se encargará de desordenar. Por
lo tanto el acto de pervertir, significa transgredir una norma, un orden o una
prohibición.
A
pesar que a través de la historia de la humanidad, el término perverso fue
aplicado a diferentes protagonistas en razón de las características de sus
actos, lo cierto es que es connatural en todos ellos una metamorfosis, en donde
dejan fluir su lado demoniaco, criminal, depravado, amante del odio, de la
destrucción y que gozan con su crueldad. [10]
De
igual modo que la historia universal ha
sido dividida en períodos a los que se
denominan Edades, algunos han categorizado de manera metódica, distintos
períodos de la historia de los perversos, tomando en cuenta la evolución de los
mismos en cuanto tales. Porque así como el hombre a través de la ciencia y de las comunicaciones ha avanzado, los perversos también lo
hicieron, sofisticando cada vez más su proceder. Su historia es tan extensa
como la de la especie humana, y cada etapa contó con un representante fiel a su
época, que trascendió en el tiempo.
Sin
duda dos de ellos son dignos de ser mencionados. El primero es Gilles de Rais, mejor conocido como Barba Azul, y el otro
es Donatien Alphonse Francois de Sade.
*
* *
1.7 Era mística
Lo
enigmático de Gilles de Rais, es cómo pudo mutar a lo largo de su vida, balanceándose pendularmente entre
un personaje malvadamente criminal y su costado sublime. Su linaje y la fortuna
de sus ancestros no le impidieron educarse de la mano de su abuelo materno,
quien lo iniciaría en el arte de transgredir la Ley. Después de ingresar al
ejército, se sumó a las tropas del ejército francés al mando de Juana de Arco
en pos de restaurar el poder real del heredero legítimo a la corona de Francia,
Carlos VII. Supo obedecer las órdenes de Juana, lo que le valió el nombramiento
de mariscal de Francia. En esos campos
de batalla se dice supo admirarla como
soldado y acatar su autoridad. En plena Edad Media, semejante actitud por parte
de un hombre merece ser puesta de relieve, aunque más no fuere que la razón que
lo llevó a ello fueron los intereses de su familia. Sin embargo, logrado el
objetivo y coronado Carlos VII como rey de Francia, cuando Juana de Arco fue
juzgada y condenada a morir en la hoguera, Gilles de Rais pareció desentenderse
del asunto. A partir de allí no solamente se entregó al pillaje como en sus
épocas de juventud, sino que a ello le sumó una nómina de conductas criminales,
dando rienda suelta y sin límite alguno a secuestros de niños, violaciones, descuartizaciones
de sus víctimas y cuanto acto criminal se pueda imaginar llevó a cabo.[11]Se
calcula que llegó a sodomizar y asesinar a más de trescientos niños. En
1439 Carlos VII ordenó su captura. Fue procesado en razón de sus crímenes y
condenado a morir en la hoguera. Durante el proceso, Barba Azul puso de
manifiesto que su alto grado de criminalidad provenía de la educación recibida
de su abuelo. Cabe destacar la observación que Elizabeth Roudinesco hace al
respecto. Su abuelo había pertenecido a
una generación de guerreros arcaicos y que “solo transgredía la Ley en la
medida en que pretendía encarnar la de su linaje”. Si su abuelo había
transgredido la Ley, Barba Azul había transgredido el orden mismo de la ley en
su afán de superar al hombre que en su juventud había admirado, su abuelo.[12]
* * *
1.8 Príncipe de los Perversos
“Entonces conoceréis la
debilidad de lo que otrora te parecieran infracciones a la naturaleza; cuando
te hayas burlado varios años de lo que los tontos llaman las leyes; cuando para
familiarizarse con la trasgresión te hayas complacido en pulverizarlas todas.” Marqués de Sade.
Así piensa un perverso.
Apodado Príncipe
de los perversos. Su nombre, Donatien
Alphonse Francois de Sade.
Mal que
pese, el rechazo que produce la lectura de sus libros, lo cierto es que Sade a
través de su pluma pone a la luz el costado maldito del ser humano.[13]
Lejos de
hacer un juicio de valor respecto de su obra, Sade debería ser analizado a la
luz de su época. Contemporáneo a los
libertinos, lo cierto es que su pluma parodia estos personajes a modo de
ilustrar al lector sobre lo que acontecía en su época. Para ello utiliza el
recurso del lugar, el que debe ser contemplado como al modo de “puertas cerradas”. Y es en “Ciento
Veinte Jornadas de Sodoma” donde instala a un grupo de libertino dentro de
un castillo.
¿Se puede
asegurar a ciencia cierta que Sade era en sí mismo un talento maldito portador
de una perfidia inimaginable o un mensajero, quien acudía a la escritura a modo de relato de una crónica del mal de su
época, donde el ser humano se había entregado al goce ilimitado del cuerpo sin
el menor reparo en las consecuencias y responsabilidades de sus actos? ¿Se
puede asegurar que hacía apología de las perversiones o pretendía comunicar la
existencia de las que ya se realizaban?[14]
¿Era el príncipe de los perversos en solitario en su hora? ¿Hasta la actualidad
la razón de ser de su condena fue la de haber sido un mensajero de la realidad
que todos conocían, muchos ejercían, pero todos pretendían ocultar? Porque si
algo caracterizó su tiempo y desde antes que él, fue justamente una nómina de
actos en franca transgresión a la Ley, entre ellos orgías, blasfemas,
prostitución y alternativas en el ejercicio de la sexualidad que justamente no
fue Sade su descubridor. Su propio tiempo y la sociedad a la que él pertenecía
era perversa antes de su obra. Entonces, ¿Sade, era causa o efecto?
Lo
trascendente y en cuanto aquí atañe es que el Marqués en su letra va a mostrando
que el juego perverso puede darse entre sometedor y sometido de dos maneras[15]. Ambas tienen en común el consentimiento. Pero mientras en la primera modalidad del
juego sadiano, el sujeto pasivo es totalmente consciente y juega sabiendo que
lo hace, donde el rol de verdugo puede o no alternar con el de las víctimas, en
la segunda modalidad, la víctima realiza actos como sujeto pasivo sin pretender
participar de él y hasta sin siquiera saber que lo está haciendo. Esto último
es lo que ocurre en la violencia invisible.
Sin
menospreciar la repugnancia de su relato, y el rechazo que producen sus
descripciones, si se lo analiza con mente crítica, sus páginas denotan una
serie de conductas que el ser humano puede llevar a cabo en el mayor de los
sigilos y con sutileza, acompañada o no de la consumación sexual. Conjuntamente
con ello, en el relato sadiano, se deja muy sentado que el acto sexual bajo esa
modalidad consiste en tratar al otro no ya como un sujeto, sino como un objeto,
una cosa, y como tal adjetivado de fungible, pues el fin último de esa especie
de erotismo es el goce del sujeto activo, donde en modo alguno hay lugar para
un intercambio y reciprocidad. Elizabeth Roudinesco, apunta al respecto que el
imperativo sadiano se basa en la dominación, y la esclavitud y la servidumbre
voluntaria.
Dueño de
un razonamiento lúcido, y de una gramática impecable, protagonista de actos
incestuosos, orgías, onanismo, blasfemia y sodomía, echó mano a su pluma para
anoticiar al mundo sobre el perfil más bestial del ser humano. Supo
tener en jaque a la ciencia médica y a los hombres de ley, para quienes era un espécimen indefinido en razón de su
criminalidad o su locura. A causa de
ello, a partir de 1777 su vida transcurre entre cárceles y manicomios.
Loco
moral, loco lúcido, medio loco. La
irrupción de Sade en la historia valió para que a partir de allí la ciencia
médica y los juristas se abocaran al estudio de esa clase de personalidades,
los perversos. Sin embargo, aún hoy, en
la práctica, a los juristas se les presentan dificultades para distinguirlos y
muchos de ellos temen en profundizar en el tema.
A lo
largo de 200 años, la medicina primero y la psiquiatría después, junto con un
ejército de juristas se han abocado a poner al servicio de la sociedad, el
estudio y los métodos para mantener al
resto de los mortales a resguardo de los perversos, lo que ha desembocado en
una gran evolución. Pero
lamentablemente, esa cofradía maldita se ha mantenido en carrera, evolucionando
a la par de la medicina y el derecho, cuya batalla final aún no se ha librado,
y quizá no se libre nunca, convirtiéndose en un gran desafío para la humanidad.
* * *
1.9 Il Codice[16]
Época
turbulenta en la historia universal, la que debió vivir el Marqués.
Tiempos
de grandes cambios. Entre ellos, el
avenimiento de cartas plagadas de declaraciones de derechos que el mundo
recibió expectante y con alivio. Tiempos
en que los grandes libros de historia nos invitan a conocer héroes mayúsculos. Y así debe haberse vivido en aquel
entonces. La declaración de independencia de
Estados Unidos, la promulgación de su
carta orgánica, y en Europa, el avenimiento del Imperio Napoleónico, y el
Código Civil, promulgado en el años 1804, y sancionado en 1807. Este
último fue novedoso en varios aspectos.
Entre ellos, desterró los privilegios feudales y como contrapartida, se
dio reconocimiento a los derechos individuales y a la libertad del individuo en todas sus
facetas. Legisló sobre los derechos de
la persona, derecho de familia, derechos reales, etc. Este cuerpo legal, fue el
puntapié inicial de un movimiento codificador a nivel mundial. La erradicación de los privilegios y la
declaración de igualdad de los ciudadanos franceses frente a la ley, significó
su reconocimiento de calidad de sujetos, como portadores de derechos y
obligaciones. Derechos frente a la ley,
derechos personales frente a otros individuos, derechos reales para con los
bienes, derechos dentro de la familia, derechos al suscribir un contrato con un
tercero. En contrapartida a cada derecho
le correspondía una obligación.
La
ley, así reconocía relaciones de reciprocidad entre los individuos en tanto
eran reconocidos como sujetos de derechos y obligaciones. Así, por ejemplo, en una compraventa se
reconocía que un individuo asumía la obligación
de entregar la cosa, y el otro sujeto, en contraprestación, asumía la
obligación de abonarla, pues si no se hubiera fijado precio estaríamos frente a
una donación, y el régimen de derechos y obligaciones sería otro.
Pues
bien, todo esto parece demasiado obvio más de 200 años después en que estamos
acostumbrados a convivir con innumerables declaraciones de derechos y normativa
legal que respalda o reprime, en su caso, el actuar cotidiano de los
individuos.
*
*
*
Hay
quienes miran con desprecio el estudio de la historia, sosteniendo que mirar al
pasado es una pérdida de tiempo. Pero si
se hiciera más seguido, y se pudiera observar la misma, con nitidez y ojo
crítico, muchos dolores de cabeza, se ahorraría el ser humano. Visto así,
ahora, dos siglos después, mientras el Código Civil Napoleónico obsequiaba a
los franceses la esperanza de un nuevo porvenir, y éstos la recibían con bombos
y platillos, un señor, tras bambalinas, escribía a modo de aviso, que, después
de ese hito histórico quedaría un camino por andar, puesto que por mejores
intenciones que tuviere el legislador, para ciertas personas el otro no es un
sujeto de derecho y menos aún un sujeto, sino un objeto. Ese señor, odiado,
vapuleado, encerrado a modo de esconderlo del mundo, era el Marqués.
Las
conductas eróticas descriptas por Sade en varias de sus obras, revelan una
posición diferente entre los individuos, donde ya no es recíproca en tanto
sujeto – sujeto, sino que esos “juegos”, en que se llevaba a cabo actos de
dominación, sometimiento y flagelación[17],
el dominador pretendía ejercer su conducta en tanto sujeto para con un
interior, un individuo que a sus ojos no era más que un objeto, y como tal
fungible.[18]
Cada sujeto es metamorfoseado en objeto inerte.[19]
Elizabeth
Roudinesco señala que el universo de Sade está poblado de grandes figuras
libertinas, pero que no reivindican la filosofía del placer, del erotismo, de
la naturaleza o de la libertad individual, sino que ponen en práctica la voluntad de destruir al otro y destruirse a sí
mismos en un desbordamiento de los sentidos. Sade construye una Enciclopedia del mal
basada en la necesidad de una rigurosa pedagogía del goce ilimitado.[20]
Dicho
de otro modo, en tanto la flamante legislación reflejaba en sus normas un ideal
de conductas llevadas a cabo entre dos sujetos (tendientes a la
individualización ipso iure e ipso facto), el Marqués tozudamente insistía en
que no siempre era así, en donde uno de los individuos era sometido al antojo y
gana de un sujeto que no osaría tomarlo como par, impidiéndole el ejercicio de
su libertad y el desarrollo de su personalidad.
El
discurso médico de aquel entonces se sirvió de la obra sadiana. La ciencia jurídica y la criminología,
arduamente han avanzado desde aquel entonces, profundizando en las causales que
movilizan al ser humano a delinquir.
* * *
Visto
en perspectiva, el Marqués a través de su grotesco, estaba comunicando otra
cuestión. El Marqués resuena por un
doble efecto. Por un lado él fue
proscrito y perseguido aún post mortem, por contar aquello que los libertinos
llevaban a cabo. Como si “silenciar al
mensajero” hubiere sido suficiente para moralizar a sus contemporáneos.
Pero
en lo que aquí atañe, es como si la literatura no hubiera sido suficiente, para hacer entrar en
razones que existen individuos para quienes la palabra derechos, existen en una
sola dirección, y es en cuanto los beneficien a ellos, que desconocen la
contrapartida llamada obligación, a la que suelen eludir, y que coexisten en
una sociedad en la que el único sujeto que reconocen es el de su rostro frente
al espejo.
A
lo largo de doscientos años, mucha agua ha pasado bajo el puente. Y así como la ciencia médica, la de la mente
y la ciencia jurídica ha recorrido un largo camino trazado por grandes
eruditos, los cerebros grises también han contribuido con su esmero. Y, el grotesco sadiano, se ha sutilizado,
enmascarado, infiltrado y perfeccionado, un nuevo arte de dominación, no ya en
un juego erótico, sino en el plano de las relaciones humanas, donde más allá de
la ley y de las declaraciones de derechos humanos, las conductas de algunos
seres ruines, no hacen más que transgredir la norma, una y otra vez, con tal
impunidad, puesto que asiéndose de los lazos más sublimes que puedan existir,
como son el amor, el parentesco y la amistad, nacen, viven y mueren por y para
arruinar vidas ajenas.
* * *
La
literatura clásica anterior y posterior, está plagada de estos personajes
maquiavélicamente demoníacos, presentes en novelas para ilustrar al lector
sobre cómo piensan, traman y esgrimen con perfidia y sin descanso. [21]
Se
dice que el primer autor en escribir a través de la novela clásica temas
referidos al comportamiento humano (pues la psicología como disciplina aún no
había irrumpido) fue Doltoievsky en “Crimen y Castigo”. Hubo otros que le acompañaron, como Victor Hugo con “Los Miserables”, pero sin duda el personaje que más cautiva, es
Monsieur Homais, y viene de la pluma de Gustave Flaubert en “Madame Bovary”. Esta obra muestra acabadamente el
escalofriante sigilo con que opera un narcisista perverso.
* * *
[2] La envidia: Sienten envidia.
La envidia es un sentimiento de codicia, de irritación rencorosa, que se
desencadena a raíz de la visión de la
felicidad y las ventajas del otro. Es
una mentalidad agresiva que se funda en la percepción de lo que el otro
posee. Es una percepción subjetiva, que
puede llegar a ser delirante. La envidia
comporta por un lado el egocentrismo y por otro la mala intención. Presupone un
sentimiento de inferioridad en relación con esa persona que posee lo que uno
codicia. El envidioso lamenta ver como el otro posee ciertos bienes materiales
o morales, y desea destruirlos antes que adquirirlos. Si los adquiriera no sabría qué hacer con
ellos, pues no tiene los recursos necesarios para ello. Para vencer la distancia que tiene con el
objeto codiciado, el envidioso se conforma con humillar al otro y
envilecerlo. Imponen a los demás una
visión peyorativa del mundo y su insatisfacción crónica ante la vida. Desbaratan cualquier entusiasmo e intentan
demostrar que el mundo es malvado y que los otros son malvados inclusive su
propio compañero. Los deseos y la vitalidad
de los demás le señalan sus propias carencias.
Marie France Hirigoyen, El acoso Moral, página 115 y ss. Editorial
Paidós.
[5] Marie
France Hirigoyen, El acoso Moral, página 90 y ss. Editorial Paidós. Las
maldades, las verdades que duelen, las calumnias o las mentiras, nacen casi
siempre de la envidia.[5]
[11] Con
frecuencia, presa del frenesí se agarraba el miembro en erección para frotarlo
contra los vientres torturados. De ese
modo entraba en una especie de delirio al momento de la eyaculación. (Elizabeth
Roudinesco, “Nuestro Lado Oscuro”, página 42).
[13] “Es el representante más brillante del discurso perverso en
Occidente, y el fundador de la noción moderna de perversión.” Elizabeth Roudinesco. Nuestro Lado Oscuro.
Editorial Anagrama
[14] “Nunca, repito, nunca pintaré el crimen bajo otros colores que los del
infierno; quiero que se lo vea al desnudo, que se le tema, que se le deteste, y
no conozco otra forma de lograrlo que mostrarlo con todo el horror que lo
caracteriza”. Sade, Idea
sobre las novelas.
[16] La
redacción del Código Civil Napoleónico , fue llevada a cargo por una comisión
encargada de amalgamar en un único cuerpo legal la tradición jurídica nacional,
basándose en el Corpus
Iuris Civilis, heredado del antiguo Derecho Romano (predominante en el sur
de Francia), con la obra de los glosadores, que sentaron sobre su base y las
realidades históricas y jurídicas de su tiempo, los cimientos para la
elaboración de un Derecho Común en Occidente. El estudio del Derecho Romano
llegó a Holanda, en el siglo XVII, a través de la Escuela de Derecho Natural
fundada por Hugo Grocio, y fue quien elaboró
esta teoría del derecho común a los pueblos, basado en el Derecho de Gentes de
los romanos, que tuvo influencia también en Francia. La otras fuentes
fueron el Derecho franco-germánico
(predominante en el norte) y el Derecho
Canónico. El método utilizado en el
código se basó básicamente en las Institutas de Justiniano, dividiendo los
derechos en los referentes a las personas, a las cosas, y a las acciones. La
idea se basaba en lograr las mismas leyes civiles para todas las provincias
francesas, ya que las del norte seguían
las costumbres germánicas, y en las del sur predominaba el Derecho Romano.
Nota de autor
[18] “Y puesto que el acto sexual consiste siempre
en tratar al otro como a un objeto, eso significa que todo objeto es
equiparable a otro, y que, en consecuencia, el mundo vivo en su conjunto debe
ser tratado no sólo a la manera de una colección de cosas, sino según el
principio de una norma invertida”.
Elizabeth Roudinesco. Nuestro Lado Oscuro, pág. 60. Editorial Anagrama.
[21] La envidia
de Yago en Otelo. Los celos de este
último y la traición de Cacio. Otelo
se vuelve celosos a raíz de las hábiles maniobras de Yago. En un monólogo Yago declara que le gusta
hacer el mal por el amor al mal. Cuando
el perverso induce a su víctima a sentirse celosa, la arrastra a su terreno:
“tu y yo somos iguales” Nota de autor
1.10 Monsieur Homais
A
través de su descomunal talento, Flaubert, en “Madame Bovary”, trae a la superficie, y le presenta al lector, un
personaje nacido del oscurantismo más frío, pero disfrazado detrás de los
ropajes de una caballero cumplidor de los deberes cívicos, agradable en el
trato, ciudadano ejemplar y racional. Dentro de sus ropajes, existe un hombre
oscuro, gris, sombrío embebido de amor al odio a sus semejantes, quien bajo el
escalpelo de la sutileza, y el sigilo y con cálculo milimétrico, se infiltra
entre el resto de los mortales, convirtiéndolos en víctimas, antes que ellos se
percaten de su verdadera identidad.
Monsieur
Homais. Hombre agradable, convincente,
sin llegar a ser seductor. Hombre de
familia. Doble rostro, oculto tras una cínica sonrisa. Hipócrita y cobarde. De esos, los Monsieur Homais del año dos mil diez, a
los que me referiré en adelante.
Pareciera
que el mundo no los ve, no los escucha y no los lee. ¿Para qué leer sobre perfidia, si ya con lo
que sucede a diario alcanza y sobra? La
respuesta es, para conocer cómo piensan, cómo traman, cómo son por dentro, qué
persiguen y cuántos rostros tiene el mal.
Pero
no. El mundo prefiere ignorarlos. Como si con ello erradicase el mal. La sociedad parece pretender solamente
participar del banquete de las delicias de la vida, dejando aquellos que no le
gusta para que lo consuma otro.
Esa
necedad por evitar lo que disgusta, y esa hipocresía por esconder aquello que se
ha hecho y se sabe está fuera de lugar.
Es como si la sociedad se hubiera montado a un tranvía de un mundo
ideal, presto a visitar solamente aquellos lugares que son de su agrado.
Zigmunt
Bauman[1]
hace referencia a lugares vacíos, y al respecto los describe como “el vacío del
lugar” aquel que está en el ojo de quien lo contempla y en las piernas del
habitante, o en las ruedas de su auto.
Son vacíos los lugares en los que no entramos y en los que nos
sentiríamos perdidos y vulnerables, sorprendidos, alarmados y un poco
asustados, ante la vida de otros seres humanos”.
Si
bien Zigmunt Bauman se refiere a los espacios físicos, bien la comparación vale
la pena, pues, aunque nuestra mente no los mapee, al igual que la perfidia, la
maldad y el horror ahí estarán, firmes, haciendo de las suyas aunque decidamos
mirar para otro lado.
* * *
1.11 El agresor
Alberto
Ziguer ha definido a estos individuos en los siguientes términos: “Los individuos perverso narcisistas son
aquellos que, bajo la influencia de un grandioso yo, intentan crear un vínculo
con un segundo individuo, atacando muy especialmente su integridad narcisista
con el fin de desarmarlo. Atacan
asimismo el amor hacia sí mismo, a la confianza en sí mismo, a la autoestima y
a la creencia en sí mismo del otro. Al
mismo tiempo intentan de alguna manera hacer creer que el vínculo de
dependencia del otro en relación con ellos es irreemplazable y que es el otro
quien lo solicita”
Hacen
daño porque no saben existir de otro y el dolor del otro les permite valorarse
a sí mismos. Al no encontrar sustancia
en su interior, solamente ven que su persona no es más que nimiedad, mezquindad y finitud.
Se
presentan ante el mundo de la siguiente manera:
1-Llevan a cabo manifestaciones de
idea grandiosa de su propia persona.
2-Mantienen fantasías de
éxitos ilimitados.
3-Se sienten el centro del
mundo, pues se creen y se construyen a sí mismos como únicos e irreemplazables.
4-Necesitan ser admirados.
5-Explotan al prójimo.
6-No tienen empatía.
7-No sienten culpa.
8-No tiene conciencia ni
vergüenza.
9-Son cobardes. Se esconcen
y cuidan que su actuar se ponga íntegramente de manifiesto.
10-Son envidiosos hacia
aquellos que poseen algo que ellos no tienen o que parecen disfrutar de sus
vidas. Envidian las cualidades, la vida
interior y la sustancia del otro.
11-Al no poseer profundidad
emocional, intentan tomar el sustrato o sustancia del otro a modo de
vampirismo.
12-Así como no pueden
sentir auténticamente felicidad, como contracara, tampoco sienten tristeza o
dolor. Y, lo que suele parecer un
sentimiento de duelo, en el fondo es resentimiento disfrazado de
depresión. Esta última es para ellos una
útil herramienta para llamar la atención de sus víctimas.
13-En la intimidad
descalifican al otro hasta hacerlo dudar de sí mismo.
14-Para cubrirse mienten.
15-Padecen de un desorden
sexual.
16-Aprehenden al otro como
objeto, no reconociendo jamás en el prójimo un sujeto con sus propias necesidades, sentimientos
y derechos.
17-Creen que todo lo que
tiene el otro les corresponde.
18-Actúan con sigilo.
19-Se elevan en autoridad
moral
20-Habitan en un pedestal,
construido en una frágil torre de cristal, creyéndose a sí mismos a salvo de
las consecuencias de sus actos.
21-Actúan con impunidad
22-Suelen ser seductores
23-Su insensibilidad es
fuente de su longevidad
24-Cuando viven un fracaso
o un rechazo, ponen todas sus facultades al servicio de la venganza y
destrucción, sin medir que las consecuencias de sus actos puede arrasar con ellos mismos. No miden y van a fondo hasta las últimas
consecuencias sin medir el daño que producen.
25-Sienten amor odio
respecto de su madre, pues esta última representa la vida interior de la que
carecen.[2]
26-Son incapaces de amar y
destruyen sus propias relaciones y las ajenas.
27-Se construyen sobre los
cimientos de la destrucción de otro.
28-No tienen vida propia, y
si la tuvieran no sabrían qué hacer con ella.
29-Desbaratan cualquier
entusiasmo.
30-Una vez que la víctima
cayó en su trampa, producen unos desaires brutales que arrasan sobre ella como
un huracán, pues la víctima tiene profundidad emocional y por lo tanto siente
el dolor que tal mancilla les causa.
31-Padecen una hipertrofia del yo.
El
registro de conducta del narcisista perverso es seducir, fascinar y dañar. Atrae
al otro, lo utiliza y luego lo daña.
Pero su actuar es tan sigiloso y aparentemente anodino, que el común denominador
de las personas no suele identificarlo hasta que ya es tarde.
* * *
1.12 El sujeto pasivo
El
sujeto pasivo es una persona elegida por el perverso narcisista previamente,
que por medio de su violencia invisible pagará por un crimen que no ha
cometido. Son personas ricas en vida interior y en sustancia, elementos que el
narcisista perverso necesita tomar de la víctima para valorarse a sí mismo y
sobrevivir.
La
buena fe de la víctima, que descree haber caído en semejante trampa, suele ser
confundida con candidez. Es que, este
juego perverso, generalmente se lleva a cabo en los ámbitos de privacidad y en
los que se desarrollan vínculos de mayor confianza (en la pareja, en la
familia, y en el trabajo). Que justamente es la integridad y el valor de la
dignidad de la víctima a donde ellos apuntan, pues su sensación de nimiedad,
pequeñez, finitud y vacío, junto a la negación a reconocer que existe un orden
natural, es el combustible capaz de montar una empresa personal al solo efecto
de destruir sistemáticamente al otro, quien generalmente se encuentra dentro
del seno de la familia.
También
cabe destacar que el sujeto pasivo no es un masoquista en el sentido freudiano. El masoquista es consciente de protagonizar
un intercambio en el que las dos partes tienen un interés y pude abandonar ese
intercambio libremente.
El
perverso narcisista toma su presa
elegida, la seduce, y cuando ésta pretende reaccionar, el sujeto activo se
prende de ella para no soltarla.
No
importa los mecanismos de defensa que el sujeto pasivo intente interponer, el
narcisista perverso desplegará una artillería de actos aparentemente anodinos
para mantener a su presa lo máximo paralizada e imposibilitada de actuar
posible. Esos actos tendrán una apariencia tan inocua que a los terceros que
los presencien, se les dificultará comprender que tienen como objetivo producir
daño y paralizar.
Marie
France Hirigoyen destaca que los perversos narcisistas se sienten atraídos por
personas que no sean demasiado sumisas ni demasiado rebeldes, y sin son
lúcidas, mejor. El sabor del juego lo
sienten tanto más cuando la víctima responde a la media. La utilizará y la vaciará hasta dejarla seca,
y cuando ya no tenga nada que ofrecerle, la descartará de su vida como a
un objeto.
Para
dañarla, apunta a las grietas o puntos débiles de su presen y lenta, sigilosa y
sin prisa pero sin pausa, irá socavando su autoestima.
La
buena fe de la presa, es a su vez un canal de entrada y el punto vulnerable que,
cuando comienza a darse cuenta que algo no está funcionando bien, le cuesta
creer que el otro esté llevando a cabo semejante vileza.
Esa
misma buena fe, es la que llevará al sujeto pasivo a cometer un segundo error:
intentar complacer o satisfacer los deseos del narcisista perverso. Esto último no hace más que empeorar las
cosas, dado que el sujeto activo se crispará cada vez que a través de sus
actos la víctima le haga notar que aún
le queda pulsión de vida y sustancia para seguir adelante.[3]
* * *
El
narcisista perverso despliega la desestabilización de su presa mediante actos o
manifestaciones verbales tendientes a humillar al sujeto pasivo. Tales actos tienen apariencia anodina, y de
ser necesario tanto en ellos, como para esconderlos a terceros utiliza la
mentira. Total, si tiene éxito habrá logrado su objetivo. Caso contrario si la víctima lo señala, la
propia apariencia del acto será su defensa.
Marie
France Hirigoyen señala que : “La víctima
suele tomarse al pie de la letra las críticas del perverso que afectan a su
círculo de allegados, y termina por creer que tienen una justificación. Para mantenerse a flote, el perverso
necesita hundir al otro. Es importante
incomodar al otro. El agredido percibe
la hostilidad, pero no está seguro de si la cosa va en serio o en broma. La agresión se lleva a cabo sin hacer ruido,
mediante alusiones e insinuaciones, sin que podamos decir en qué momento ha
comenzado ni tampoco si se trata realmente de una agresión. El
procedimiento perverso consiste en ponerle al otro un mote que lo ridiculice y que se base en
alguno de sus defectos o dificultades: la gorda, el marica, el orejudo, el
blando, etc. [4]
Sienten envidia del vínculo privilegiado que la madre mantiene con su
hijo. Por esta razón la mayoría de las
veces eligen entre sus víctimas a las personas que se muestran más llenas de energía
y que saben gozar de la vida. [5] Se
apropian de las pasiones del otro, en la medida en que sienten pasión por ese
otro, o más exactamente, se interesan por ese otro en la medida en que detenta
algo que les podría apasionar. Se puede
ver cómo muestran un gran corazón y a continuación unos desaires brutales e
irremediables. Los que lo presencian no
entienden muy bien cómo alguien puede poner por las nubes a una persona un día
y destrozarla al día siguiente. [6] Los
perversos absorben la energía positiva de quienes los rodean y se alimentan y
se regeneran con ella .Y luego vuelcan sobre ella toda su energía negativa.
Consideran que la madre, o bien el objeto sobre el que han proyectado a su
madre, es siempre la responsable de su situación. Los perversos agreden al otro para salir de
la condición de víctima que padecieron en su infancia”.[7]
Elizabeth
Roudinesco en “Nuestro Lado Oscuro” expone un caso de un hijo de un narcisista
perverso, quien luego de hacer saber a su padre que había iniciado una terapia,
este último le regala un juego de cuchillos de colección.
Igual
de escalofriante es el caso que expone Marie France Hirigoyen en el “Acoso
Moral” entre una niña y su padrastro.
Este último debió partir de viaje a un congreso, desde donde le envía
una postal en cuyo frente tenía una foto de varias mujeres posando muy sexies,
en bikini, en una playa. En el contra
frente el mensaje decía: “Pienso en vos. Te quiere. NN”.
Supe
de un matrimonio en el que el marido era víctima de la manipulación de su
esposa. No comprendía qué le sucedía ni
porqué. Pero sentía que su vida y sus
relaciones se habían convertido en un verdadero desastre. Su esposa era una amorosa cónyuge que cuidaba de su marido. También era una devota católica de rezo
diario. Su marido se sentía tan mal que la mujer le propuso comenzara a beber
agua bendita todas las noches antes de ir a dormir. Y así lo hizo. Lejos de lo esperado, al cabo de un tiempo,
se sentía peor aún. No encontraba explicación lógica a sus malestares, a los
que ahora se le habían sumado debilidad física y de salud. Recurrió a hacerse
uno estudios de salud, los que emanaron como resultado que el esposo estaba
viviendo un principio de envenenamiento.
Su amante esposa lo acompañaba donde fuera menester. Visitas a médicos, análisis clínicos. Ella estaba ahí. Nadie podía dar en la tecla de dónde provenía
el veneno que contenía su sangre y que avanzaba galopantemente. Sin comunicarlo
a su esposa, este buen señor, decidió era hora de hacer analizar el agua
bendita Si señor, la propia esposa lo estaba aniquilando lentamente todas las
noches.
*
*
*
En
el marco social, muchos prefieren no intervenir por diversas razones. El voluntarismo por instaurar la tolerancia
está corriéndose más allá de los límites de la prudencia. El famoso “no te metás” colabora con lo
suyo. El individualismo actualmente
imperante. No menos colabora una
masificada cobardía del individuo de hoy (actualmente tenida como normalidad)
que tiende a ponerse del lado del fuerte y no de la víctima, quien para muchos
es considerada débil. Y finalmente, el no mapeo mental del individuo
contemporáneo en su afán de eludir todo aquello que le disgusta.
La
ruta del narcisista perverso es seducir, fascinar (paralizar a la víctima) y
dañar. Si nadie lo detiene puede
continuar su carrera ascendente y de ahí hacia el acoso sexual, y luego
derechamente al abuso sexual. Operan con impunidad, pero al mismo tiempo su
cobardía los lleva a hacerlo con sigilo.
* * *
Para
cuando a la víctima se le hace una verdad inescrutable que algo no está
funcionando bien, se encuentra atrapada como en una telaraña, sin tener plena
conciencia de que está siendo víctima de un narcisista perverso.
Mentalmente
se siente bloqueada y físicamente débil.
Le cuesta pedir ayuda, pues el sujeto activo se habrá encargado de
desacreditar a la presa ante terceros, y mintiendo de ser necesario, a fin de justificar su propia conducta con
apariencia de defensa del narcisista perverso hacia una falsa violencia de la
víctima. Para ese instante la víctima
no tiene vida propia, ha perdido su libertad de acción, confianza en sí misma, la integridad de su
persona ha sido avasallada (por ejemplo violando correspondencia, revisando
agendas, quitándole acceso hasta de su propio dinero, controles a su lugar de
trabajo) y finalmente sus amistades han mermado.
En
medio de su desesperación e impotencia, algunos sujetos pasivos suelen cometer
el error de desplegar mecanismos de defensa de carácter perversos. Esto último
crispará aún más la relación y desencadenará una ola de actos perversos en ida
y vuelta hasta llegar a la destrucción de la propia víctima, quien puede o no
llegar a arrastrar consigo al agresor.
Pero no hace más que empeorar la situación.
De no ser rescatados a
tiempo, los sujetos pasivos suelen terminar en adicciones, drogas, alcoholismo
o en suicidio.
* * *
Lo más recomendable es:
1-
Utilizar
mecanismos de defensa pacíficos.
Los mecanismos de defensa
pacíficos tienen por efecto desarticular las agresiones y cansar (aunque no
agotar) al agresor. Por ejemplo, en caso
de merodeo o persecución en la vía pública, cambiar las rutas que diariamente
la víctima utiliza para trasladarse de su casa al trabajo.
2-
Proceder
a dar intervención a la justicia mediante letrados
Si bien la justicia
argentina aún no se ha empapado del tema, la intervención de letrados hará las
veces de dique de contención o de muralla, donde el agresor se topará,
dificultándole el acceso a la persona agredida.
Sabido es que vilmente mentirá y calumniará a su víctima ante letrados y
jueces, con la clara intención de desestabilizar a su presa en ese momento
ausente. Si la persona agredida
reacciona, el narcisista perverso habrá logrado su objetivo. No es fácil desarrollar temple en estas
circunstancias, pero es la mejor opción, caso contrario, perdiendo los
estribos, se dará oportunidad para que el agresor se defienda aduciendo que el
verdadero problema está en la inestabilidad del sujeto pasivo. He conocido casos, de narcisistas perversos,
que, por identidad de género con los letrados de la víctima, le producen una
herida narcisista a fin de establecer un vínculo de solidaridad entre ambos.
3-
Evitar
todo contacto con el agresor.
Atacará todo aquello que esté vinculado con
el sujeto pasivo: su economía, sus afectos, sus amistades. Irá por todo, aún así y solamente manteniendo
el temple se puede mantener el agredido en pie, soportando estoicamente y resistiendo.
Arrasan con todo lo que tienen a su alcance. En ese momento
estar en el cuerpo de la víctima es como estar parado en el ojo de un huracán,
y la única opción es mantenerse en pie.
Es un instante en el que hay que mantenerse sumamente fuerte, pero sin
embargo la víctima viene debilitada.
4-
Procurar
que sus actos de agresión se hagan evidentes.
Procurar que sus actos
salgan a la luz. En la medida que el
agredido resiste y evita contacto con el narcisista perverso, este último
comenzará a desplegar actos
caracterizados por el error de cálculo.
Al no tener contacto con la víctima, ignora en qué condiciones se
encuentra y por lo tanto en cómo va a reaccionar. Mantiene la idea que el agredido no ha
cambiado, y por lo tanto cometerá torpezas, las que irán dejándolo en
evidencia.
5-
Iniciar
de manera inmediata una terapia de rehabilitación con especialistas en la
problemática.
La víctima está bloqueada,
y ello le impide ver la situación con claridad. Muchas de ellas se paralizan temiendo por el qué dirán y lo
que pueden perder. Su inacción no
se debe a que son materialistas, ni por interés económico, sino que están
bloqueadas por el miedo que les han instaurado en su mente y en su alma. Fueron
acosadas con palabras como "sin mí no sos nada", o "qué vas a
hacer sola, no vas a poder salir adelante". Esas frases son parte
del juego perverso. En realidad esas palabras enmascaran el temor
del agresor a separarse de la víctima porque se nutren destruyéndola. Una de
las acciones fundamentales y más difíciles de lograr en la violencia de género,
es enseñarle a la víctima a ejercer el desapego. Es un proceso que lleva
tiempo, tienen que hacerlo con asistencia psicológica. En ese
proceso ellas tienen que tomar conciencia que antes que esposa de ...,
madre de ..., de profesión tal o cual, o lo que sea, son un ser
humano. Sin negar su propia sexualidad, deben tomar
conciencia que son seres humanos antes que mujeres o cualquier otro aspecto
exterior que las defina. Que están hoy aquí y ahora. Tomar conciencia
de su humanidad las ayuda a conectarse con el verdadero sentido de su
existencia, de su vida y de sus derechos. El desapego produce un cambio
interior y exterior, y fortalece por dentro y por fuera. Cuando el
perverso ve como la víctima sobrevivió ya no le queda talón de Aquiles donde
atacar, no tiene blanco donde tirar. Esa es la mejor fortaleza que puede
exponer una víctima, y va a salir
fortalecida y convertida en una mujer mucho mejor de la que era.
* * *
Una
vez que el agredido se ha liberado del sujeto activo, si el narcisista perverso
no se procura un reemplazo, comenzará a padecer un proceso de degradación
física. El peligro, es que en los casos
de divorcios se apoderan de los hijos, para continuar nutriéndose con la
esencia inocente de la sangre de su sangre, afectando el normal desarrollo
psíquico e intelectual de futuros adultos, que llegarán a serlo si sobreviven a
su verdugo.
* * *
1.13 Respeto, el verdadero significado
Respeto,
definido como consideración que se guarda algo o a alguien. Deferencia y atención que se tienen en el
trato. Son sinónimos: lealtad, honra, acatamiento y observancia. Son antónimos:
insolencia, descaro, burla, profanación e insulto. Respeto. ¿Los seres humanos
se acuerdan de esa palabra? O solamente la recuerda cuando alguien no fue
tratado con el debido decoro. Respeto, palabra devaluada, devenida en olvidada,
que solamente se la recuerda cuando una
persona cree merecerla. Según Marie France Yrigoyen “los pequeños actos perversos son tan cotidianos que parecen
normales. Empiezan con una sencilla
falta de respeto, con una mentira o con manipulación. Pero sólo los encontramos insoportables si
nos afectan directamente”[1].
Y continua “Para ello utiliza un
cierto número de técnicas de desestabilización que son habituales a los
perversos: las insinuaciones, las alusiones malintencionadas, la mentira y las
humillaciones….[2]”
En
nuestro tiempo, la palabra respeto me recuerda más a una pretensión que a una
modalidad de acción que debería estar presente en nuestro accionar cotidiano.
Respeto al prójimo, respeto a la ley, respeto a la autoridad, respeto a las
instituciones, respeto a los mayores, respeto a los horarios acordados, respeto
a nuestra salud, y así mucho más. Los actos de los narcisistas perversos para con
sus víctimas comienzan con pequeños actos desestabilizadores, camuflados en
simples actos de falta de respeto, que tanto testigos como víctimas dejan pasar
pues nos han enseñado que debemos ser tolerantes. Ahora bien, esos pequeños
actos de falta de respeto comienzan a subir los decibeles, y avanzan traducidos
en humillaciones, insinuaciones, y mentiras que pueden terminar en la muerte
psíquica de la víctima.
Se
afirma que los perversos narcisistas
niegan la totalidad de la mujer. La
niegan en tanto individuo. Le divierten las bromas que se burlan de la mujer en
cuanto tal y de ahí el no respeto al género femenino.
* * *
Vivir
tiene sus riesgos, y cada momento de la historia ha padecido sus dificultades,
razón por la cual no existe fundamento para afirmar que todo tiempo pasado fue
mejor, si ese período histórico no lo hemos vivificado. Entonces, asumiendo que
nuestro tiempo también tiene sus dificultades, en algunas cuestiones, el ser
humano, se ha acostumbrado a mirar para otro lado. Corriendo detrás del tiempo,
de la carrera profesional, de los éxitos, del dinero, recuerda la imagen de los
caballos con anteojeras que corren y corren, sin mirar a su alrededor, y
solamente avanzan hacia adelante. Su
visibilidad se limita al frente, y jamás desvía su visión para ver qué hay a
sus lados, posibles peligros u oportunidades, ni mucho menos qué dejó atrás,
para llegar a ese incierto destino. Ni
siquiera sabe a dónde va, pues lo maneja un jinete, y hace su voluntad. El caballo, le gana en tamaño y fuerza, pero
no en inteligencia ni en el arte de dominar.
Zigmunt
Bauman, citando a Ralph Waldo Emerson, hace referencia a que los individuos
frágiles están condenados a vivir dentro de una realidad porosa: suena como patinar sobre hielo delgado, y al
patinar sobre hielo delgado la seguridad radica en la velocidad. Zigmunt Bauman
continúa: “Los individuos, frágiles o no,
necesitan, reclaman, buscan su seguridad, y por esto se esfuerzan por hacer
todo a la mayor velocidad posible.
Cuando uno corre junto a corredores veloces, no esforzarse implica ser
dejado atrás; cuando se patina sobre hielo delgado, no correr rápido implica la
amenaza de ahogarse. La velocidad, por
lo tanto, ocupa el primer puesto en la lista de valores de supervivencia.[3]”
La fugacidad de la vida post moderna hace que pasemos por alto algunos
detalles, por no decir muchos. Entre
esos detalles, se encuentran desde elementales normas de convivencia, hasta
valores universales. Respeto. Porque de
tanto no verlo, se comienza olvidando que existe y se termina olvidándonos de
nosotros mismo, hasta que puede ser demasiado tarde. Y ello ocurre en la diaria convivencia con un
manipulador, al que nadie registra como tal, más que la propia víctima y los
demás, cuando lo padecen, momento en el cual pondrán a prueba cuál es el
verdadero significado de “tolerancia”, ya que un exceso de pasividad ante tales
ataques, puede derivar en una injusticia para con el mismo “tolerante”.
*
* *
Lo
cierto es que así como existen personas que nos estimulan, que nos ayudan a
explorar y explotar nuestros potenciales, ayudándonos a que podamos dar lo
mejor de nosotros, también existen personas destructoras, de cuya relación
podemos salir lastimados, si es que podemos. Salir de sus garras es sumamente
dificultoso, e indemne es harto difícil, aunque no imposible. Sin embargo, el daño que han hecho, es tal
que arrastra con terceros y deja daños colaterales. Haber convivido con
semejante clase de sujetos, dividen la vida de una persona en un antes y un
después. Ese después existirá en tanto
y en cuanto se tome conciencia de la magnitud de esta pandemia, pues no todos
tienen la suerte de sobrevivir.
En
realidad, cuando explota la crisis, la víctima ya no da más. Ha intentado una y otra vez cuanto sea
necesario para complacer al sujeto activo, pero es una misión imposible. Es más, cuanto mejor se conduce el sujeto
pasivo, y cuanto más se esmera, peor y más se exaspera el manipulador. Es esos momentos el sujeto pasivo se siente
desorientado y no comprende qué sucede realmente, pues en su buena fe jamás se
le cruza por la cabeza que está siendo víctima de una manipulación
malévola. No lo puede pensar, porque él
mismo no lo haría. No puede ver que
existan personas tan ruines, con las cuales se comparte vínculos de sangre,
parentesco o una vida de pareja, que sea capaz de pasar por alto semejantes
lazos sagrados y ensañarse con ellos.
Otras veces, la propia víctima se pregunta a si misma ¿dónde reside mi
responsabilidad como para recibir semejante trato? ¿Qué conducta mía ha
provocado esto? Pero la respuesta exacta no reside en la persona de la víctima,
sino en la del manipulador.
* * *
Es
inaceptable que, en pleno siglo XXI los individuos presten tan poca atención para con las víctimas, so
pretexto de imputarles debilidad. Y si
así fuera, si realmente fueran débiles, deberían ayudarles a abrir los ojos, y
a reaccionar. Pero no, cada integrante
de la sociedad, prefiere dejar que el débil o poco listo se las arregle
solo. Miran para otro lado y hacen la
vista gorda para continuar el rumbo de búsqueda de logros ilimitados que creen
pueden encontrarlos junto al fuerte, en este caso el “manipulador”. Pues
bien. Sumarse a las huestes de un
manipulador, no solamente es su cómplice, sino que, tarde o temprano los demás
que se le acerquen morderán también el polvo.
Pero nadie lo acepta, nadie lo asume.
Vivimos
en una sociedad llena de “ganadores” que se dicen de ellos mismos “ a mí no me
va a embaucar”. Entonces, me pregunto ¿Y porqué están los juzgados atestados de
causas judiciales reclamando justicia? ¿Cuántos de estos demandantes, se habían dicho “a mi no me va a pasar”?
Así
se encuentran las cosas en el actual contexto socio cultural, donde poner
límite a semejante avasallamiento es interpretado como censura[4]
y donde en nombre del arte de la tolerancia se han perdido límites, donde la
moral es confundida con puritanismo, y donde la libertad de expresión con
libertinaje, permitiendo así que un individuo no dispuesto a hacerse cargo de
las consecuencias nefastas y destructivas de sus actos, sea capaz de destruir a
otros.
Pero
se debería tomar conciencia que la “perversidad no proviene de un trastorno
psiquiátrico, sino de una fría racionalidad, que se combina con la incapacidad
de considerar a los demás como seres humanos”[5],
puesto que no son vistos como sujetos, sino como objetos sobre los que se
desplegará a su antojo y gana. Es tal el daño que causan y las vidas que llegan
a destruir, que Marie France Hirigoyen habla directa y llanamente de
depredación en cuanto que su accionar va dirigido a apropiarse de la vida del
otro.[6]
1- Revisión
histórica del plano socio cultural de los derechos de la mujer.
2.1 En búsqueda de
explicaciones
En
la práctica, el ejercicio del narcisismo perverso tiene por objetivo impedir
que el sujeto pasivo lleve a cabo el desarrollo de su personalidad o
individuación ipso facto o ejercicio de derechos en concreto.
Tanto
en bibliografía como en casos que han llegado a nuestros oídos predominan
hombres en su carácter de sujetos activos o agresores.
¿Eran
y son tan malos los hombres?
¿Tienen
un gen maldito?
Una
y otra vez mi respuesta es NO.
Pero
entonces, ¿porqué hay tantos hombres narcisistas perversos en circulación? Todos ellos integran el entramado social. Con
lo que suele verse a diario, existen infinidad de razones para claudicar y
aceptar que el género masculino tiene un gen maldito. A mayor abundamiento en toda la bibliografía
que existe, en la mayoría de los casos de narcisismo patológico, los hombres como protagonistas y sujetos
activos, cubren una amplia mayoría.
Resulta
inaceptable tomar como un hecho dado que los hombres tuvieran un “gen maldito”
en su constitución, que los hiciera ser así.
Ello hubiera equivalido a un determinismo y una condena para con ellos
hombres. Sin embargo a ello se le suma la cantidad de divorcios
existentes, el modo encarnizado en que se llevan a cabo, tanto en el área
personal como judicial, y una especie de guerra de sexos entre solos y solas,
en la que definitivamente nadie gana y todos pierden.
* * *
Hace
millones de años que el Universo ha sido creado junto con sus leyes
inescrutables. Leyes que rigen el
Universo entero en todas sus manifestaciones.
Leyes de la naturaleza, sus ciclos, la reproducción y supervivencia de
las especies. Leyes de física. Leyes de química. Todo ha sido dispuesto con anterioridad a la
creación del género humano. Hombre y mujer han sido creados para
habitarlo. Hombre y mujer han sido
puestos en este mundo para sobrevivir de aquello y con las herramientas que la
naturaleza les brindaba. La naturaleza,
leyes de orden natural, y hombre y
mujer, han sido dispuestos para convivir en armonía. Lo que determinaría el
destino de cada uno, sería el libre albedrío.
Independientemente
de las teorías psicoanalíticas, con raigambre en Freud, fijado en la sexualidad,
para aquellos ajenos a la materia, suele retumbar el concepto de libre
albedrío. No puede ser ignorado que los Hombres pueden elegir. Tiene que existir algo más allá de la
raigambre que determine todo esto en una mera cuestión psicológica relacionada
con ser hombre o mujer. Cuando el ser humano es concebido, tiene que
existir un instante anterior, aunque más no sea una milésima de segundo, previa
a que los cromosomas definan la sexualidad del feto, en que ese ser es algo más
que un feto, con sexo definido. Un
instante en que el ser es ser y no tiene sexo.
Un instante esencial, en el que existe una pureza, a modo de
neutralidad, en el que la esencia es como una masa de arcilla amorfa, antes de
convertirse en obra. Un instante en el
que se es persona por nacer y no futuro hombre o mujer por nacer. Un instante milimétricamente mágico en el que
se aglutinan los elementos básicos del ser.
Luego viene el resto, la formación del sexo, el color de cabello, los
ojos, etc. Estos últimos, junto con los
condicionamientos familiares y sociales, son ingredientes que se irán agregando
a esa primera masa amorfa. Y finalmente
es a través del obrar humano y su libre albedrío que, durante su existencia, el
ser va dando forma individual a su esencia.
De
lo contrario, se debería aceptar que en un momento dado, sea Dios o el Azar,
estuviera estableciendo la esencia de
las personas antes de nacer. Es sabido
que el azar no existe. Si el ser humano
llegara al mundo con una esencia
determinada, como si fuera un sello que lo marcara a fuego, no tendría sentido
el libre albedrío. Pero no es así, el
ser humano tiene infinitas posibilidades, sea hombre o mujer.
* * *
Si
un individuo se dedica a explorar sobre violencia psicológica encontrará una
vasta bibliografía. Títulos y títulos
expuestos en librerías. “Como evitar el
maltrato…”, “No deje que el hombre le mienta…”, “Como detener a una marido
manipulador…”, etc, etc, etc. Entonces
se cuestiona ¿O el maltrato está de
moda, o escribir sobre ello lo es? Esa
bibliografía es excelente, algunos de ellos dan consejos sumamente útiles,
sobre todo porque es un modo de poner coto y sacar a la luz esa gran pandemia
de nuestro tiempo.
Existe
un dicho popular: “todos los caminos
conducen a Roma”. Y en esa bibliografía, todos los dedos apuntan a las
madres de esos hombres narcisistas perversos y
todos los casos, de alguna u otra manera tienen un común denominador:
las mujeres. Es decir que las
respuestas que están en esos libros, remiten el origen de la patología a la
infancia del sujeto, y en última instancia a su madre. Pero esa madre a su vez tuvo un padre y una
madre, y así sucesivamente, la búsqueda del germen de semejante perfidia remite hasta tantas
generaciones atrás, que se pierden en el tiempo, hasta recalar en Eva.
Solamente,
conociendo la historia de la mujer, se puede llegar a un primer acercamiento de
las causas de la problemática actual, para así abordar a la conclusión de que la violencia invisible es un problema de
hombre y mujeres que debe ser resuelto con el protagonismo y rol activo de
mujeres, pues parte de esas causales provienen de nuestro propio género.
* * *
2.2 Genesis
Una
vez, alguien me dijo: “Fijate cuántas
mujeres solas andan por la calle”. Afinando el oído, su mensaje era
otro. Lo leí al instante y no
respondí. No estaba para soportar semejante juego
narcisista. Sin embargo, su comentario
me quedó en la cabeza retumbándome una y otra vez: “7 mujeres por cada hombre, y
durante miles de años, hemos avanzado tan poco. ¿qué pasó? ¿Por qué nos
tratan así? ¿Qué hacemos mal?”
Frente
a mis ojos y de todo aquel que quiera ver, estaba la respuesta. Entonces manos a la obra.
Para comenzar, no tengo buenas
noticias. Lo cierto es que empezamos
mal.
La Biblia fue escrita por hombres,
donde Dios parece pertenecer a su género, pasando por alto el principio de
generación.
Ya en Génesis, capítulo 1, versículo
26 al 31 Dios creó hombre y mujer juntos[7].
En el capítulo 2, versículos 1,2, 3 y 4
se da por concluida la creación del Universo.[8]
Pero antes que el diablo metiera la
cola, y se produjera la expulsión del Paraíso, alguien metió la pluma, y en
Génesis Capítulo 2, versículos 21 al 25 Dios
creó a Eva a partir de la costilla de Adán[9]. Entonces, para ir concretando ¿en qué
quedamos? ¿Dios creó hombre y mujer
juntos, o a la mujer a partir de la costilla de Adán? La respuesta es que nadie lo ha cuestionado,
pues de acuerdo con la doctrina de los sabios del judaísmo, los padres de la
Iglesia, todos ellos hombres, dieron de baja la primer versión y, hasta el día
de hoy prima la noción que las mujeres provenimos de la costilla de Adán. Si alguna duda cabe, en notas al pie se encuentran transcriptos los capítulos
y versículos pertinentes.
En el Capítulo 3, versículos 1 al 7[10]
y versículos 14 al 19[11],
se describe la caída, y a partir de ella responsabilidad de Eva por la
expulsión suya y de Adán del Paraíso.
La responsabilidad de Eva, junto con
la condena (Capítulo 3, versículo 16): “hacia
tu marido irá tu apetencia y él te dominará”, se dio el caso por
cerrado. Primero los hebreos, luego los
cristianos y posteriormente los protestantes establecieron una relación
desigual entre hombre y mujer, en la cual citando a Polan de Barrie (hombre
feminista): “Todo cuando sobre las mujeres han escrito los hombres debe tenerse por
sospechoso, puesto que son juez y parte a la vez”.
Sin duda hay en el Evangelio un soplo
de caridad que se extiende tanto a las mujeres como a los leprosos.[12]
Legisladores, sacerdotes, filósofos, escritores y eruditos, todos ellos se han
empeñado en demostrar que la condición subordinada de la mujer era del Cielo y
provechosa para la Tierra. Las
religiones inventadas por los hombres, reflejan esa voluntad de dominación: han
sacado armas de las leyendas de Eva, de Pandora; han puesto la filosofía y la
teología a su servicio.[13]
Desde la antigüedad hasta nuestros
días, infinidad de pensadores, de manera descarada, impune e incidiosa, desde
Hesíodo, pasando por Aristóteles, Cicerón, Ulpiano, Santo Tomás de Aquino,
Concilios Eclesiásticos y padres de la Iglesia, han escrito sobre la mujer,
obsesivamente sobre la menstruación, sobre su sexualidad, sobre su debilidad
mental y de carácter, y recomendado y establecido su no intervención en asuntos
públicos basado en dichos fundamentos.
Han insultado al género femenino con
características como inerte, impaciente, ladina, estúpida, insensible, lúbrica,
feroz y humillada, el hombre proyecta en la mujer a todas las hembras a la vez[14].
Que tiene ideas cortas y cabellos largos. Que la mujer perfecta es la que no
habla, etc, etc, etc.
Han creado un mito sobre la
inferioridad de la condición femenina que aún hoy, muchas actitudes del género masculino
provienen aquel entonces.[15]
Nada más contradictorio, y si se
quiere irresponsable, el considerar a la mujer incapaz de intervenir en asuntos
públicos, pero delegando en ellas la educación de niños y niñas que algún día
serían adultos. A seres considerados
incapaces, de almas débiles, carentes de autocontrol, inferiores al hombre, se
la excluyó de ciertos asuntos reservados exclusivamente a los hombres y bajo un
aparente rol secundario, se las destinó a formar y educar niños, que algún día
serían parte de la cosa pública y del aparato productivo. La lógica hubiera indicado, que,
consideradas inferiores y de escasa facultades mentales, suena hasta
irresponsable destinarla a tales tareas, pues siendo así para ellos el propio
carácter de la mujer, el fruto de su labor debió haber sido la consecuencia de
su debilidad, es decir un desastre.
Una constante preocupación que bordea
el temor, hay en esos pensadores. Obsesionados por la maternidad y la
menstruación, sus letras huelen más a temor o envidia que a una condición de
inferioridad propia de la mujer. Sus discursos fueron utilizados desde la
antigüedad para llevar a la práctica la condena a Eva. Y así:
_
En la quinta Ley de las XII Tablas se estableció que, debido a la ligereza de
mente, toda mujer estará bajo la potestad de un hombre.
_
Aristóteles preconizaba la desigualdad de género, fundándose en que ésta debía
ser permanente, debido a que la facultad de discernimiento de las mujeres
carece de autoridad como la de un niño. Esta premisa fue continuada por
pensadores europeos hasta el S. XVI.
_
Hipócrates establecía que las mujeres eran frías y húmedas, en tanto los
hombres eran calientes y secos. Lo frío
se consideraba lo inferior.
_
En Cicerón (S I a C) encontramos que sostuvo que: debido a su debilidad de
intelecto, todas las mujeres deberían estar bajo el poder de guardianes
masculinos.
_
Según Ulpiano, todas las mujeres necesitan custodia, dada la debilidad de su
sexo y la ignorancia de los asuntos materiales.
_
De acuerdo a Filón de Alejandría, filósofo judío del S. I: El alma tiene, por
así decirlo, una morada, en parte alojamiento de la mujer, en parte alojamiento
del hombre. Ahora, para el hombre existe
un lugar donde habitan propiamente los pensamientos masculinos, estos son
sabios, correctos, justos, prudentes, piadosos, llenos de libertad, audacia y
apego a la sabiduría… Y el sexo femenino es irracional y afín a brutales pasiones, temores, penas, placer y deseo de
los que sobrevienen una debilidad incurable y enfermedades indescriptibles.
_
En la tradición europea las mujeres fueron definidas como buenas o malas,
decentes o indecentes, respetables o perdidas, por sus relaciones sexuales con
hombres.
_
En las culturas antiguas (griega y romana)
se empleaba la coacción a la vez que la alabanza para asegurar la
fidelidad de la esposa. Esto más tarde
se reflejará en los cantares y romans de la Edad Media, en el ejercicio del
amor cortés, en los cuales la mujer será venerada como objeto de deseo
erigiendo ciertas virtudes en la mujer
ideal, y denostando con definiciones negativas, y hasta atribuyendo desgracias
y muertes al “mal amor” de una mujer
_
En la cultura hebrea, de acuerdo a los primeros libros del Antiguo Testamento,
el matrimonio exigía la fidelidad de la esposa, pero no la del marido. El marido cometía adulterio cuando tenía
relaciones sexuales con la mujer de otro hombre, pero no cuando tenía
relaciones con otra mujer.
_
En la Biblia, San Pablo afirma la tradición judía, ferozmente patriarcal. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento fundamenta el principio de la subordinación de la mujer al hombre.
Porque el varón no es de la mujer, sino la mujer del varón; y porque tampoco el
varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón… Así
como la Iglesia está sometida a Cristo, así sea sumisa en todas las cosas la
mujer al marido”[16]
_
Juan Crisóstomo escribió: Entre todas las bestias salvajes, no hay ninguna más
dañina que la mujer. Comentario aparte
merece su carencia de misericordia para llegar a ser santo.
_
En sus orígenes, en el derecho canónico a la mujer se le prohibió deponer ante
la justicia y no se le reconoció el
valor de su testimonio.
* * *
Entonces,
cabe preguntarse ¿El statu quo de la mujer se debe a su propia naturaleza o a
que así lo ha establecido el género masculino?
Se huele cierta mala fe, máxime si se tiene en cuenta por Bernard Shaw
respecto de la Otredad: “El norteamericano blanco, relega al negro a
la condición de limpiabotas y de ello deduce que solo sirve para limpiar botas”
Sí,
la Otredad[17],
eso mismo se ha ejercido respecto del género femenino durante siglos. Pero a lo largo de las siguientes páginas
se podrá ver que, a diferencia de otros casos, como ser judíos o negros, en el
caso de las mujeres, es el único supuesto
en que el hombre ha ejercido la otredad con la mismísima complicidad de su
víctima, la mujer.[18]
* * *
Ya
Hesíodo, cuando relata el nacimiento de Afrodita[19]distingue
entre Afrodita Pandemos y Venus Afrodita.
Afrodita Pandemos es la peligrosa, misteriosa, mágica y hechicera diosa del Erotismo. Venus Afrodita es la diosa del amor, la
dulzura y del encanto.
Hay
quienes dicen que las mujeres somos ambas diosas. ¿Pero somos solamente eso?
Tratadas
durante siglos en la misma categoría de niños.
Utilizadas sexualmente como a la
cloaca universal, emulando a Simone de Beauvoir. En Grecia y Roma los hombres
recurrían a las hetairas. Pero entre los
celtas y germanos la prostitución no existía ya que derechamente tomaban
sexualmente a sus esclavas. Estas
últimas eran mujeres hechas cautivas al pueblo vencido durante las guerras.
Asignando
durante siglos la función de transmitir y conservar riqueza con matrimonios
concertados, generadores de obligaciones para la mujer, sin su contrapartida en
derechos, y convenidos entre su padre y el futuro marido. Y peor aún, porque cuando se establecieron
los matrimonios exógamos (entre miembros de distintos clanes), se estableció
como excepción a las huérfanas y ricas
herederas; y en tal caso se concertaban matrimonios endógamos (dentro de la
misma gens) a modo de conservar la riqueza.
Durante la Edad Media la mujer fue el instrumento mediante el cual se
transmitía el dominio [20]
La
naturaleza ha querido que fuera nuestro cuerpo el medio de garantizar la
continuidad de la especie. Si bien es
cierto que hombre y mujer contribuyen en cuanto a concepción se refiere, no es menos cierto que quien carga
con los cuidados de la gestación del nuevo ser durante nueve meses, es la
mujer. Su cuerpo padece transformaciones
internas y externas. Algunas mujeres lo
viven como un hecho natural que pasa casi inadvertido, pero otras suelen
padecer cambios internos de tal magnitud, como ser nauseas, vómitos, cambios de
hábitos para dormir, que les produce un
cambio en su rutina. Estas últimas
sienten que no pueden dominar un cuerpo que lo sufren como si ya no les
perteneciera a ellas, sino a un ser extraño al que aún no han conocido. A ello le sigue el parto, con riesgos de
complicaciones, que cada vez son menores gracias al avance de la ciencia. No es menos cierto que, a lo largo de la
historia, muchas madres, sus hijos o ambos han perecido en semejante instante.
Relegadas
a específicas funciones que por leyes que creó el género masculino, y
aceptándolas sin dubitar. Hijas, madres, esposas, durante siglos ciudadanas de
segunda categoría, cayendo en la trampa una y otra vez, manteniendo la
esperanza que el género masculino las rescate de esa servidumbre encubierta.
Durante
2000 años crearon legislación a la medida de las necesidades del género
masculino, leyes en las cuales la mujer no tuvo ni voz ni voto, salvo contadas
excepciones. La celebrada Ilustración
excluyó a las mujeres de su libertad, igualdad y fraternidad. Las mujeres al comienzo de la modernidad, por
su supuesta naturaleza, continuaban estando sujetas al uso y regulación de los
hombres. La razón ilustrada, puso así de
manifiesto una insólita capacidad de irracionalización y deslegitimación del
poder en todas sus formas[21]
* * *
[1] Marie France
Hirigoyen. El Acoso Moral, página
17. Editorial Paidós.
[2] Idem
[3] Zigmunt Bauman.
Modernidad líquida. Página 220. Editorial Fondo de la Cultura Económica.
[4] Marie France Hirigoyen. El Acoso Moral. Página 14. Editorial Paidós.
[5]Idem
.
[6] Idem.
[7] Génesis,
cap. 1, v. 26 al 29: “Y dijo Dios: Hagamos al ser humano a
nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y las
aves del cielo, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres y en todos
los reptiles que raptan por la tierra.
Creó pues Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios los creó,
macho y hembra los creó. Y los bendijo
Dios con estas palabras: Sed fecundos y
multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla, mandad en los peces del mar y en
las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra….Vio Dios cuanto
había hecho y todo estaba muy bien. Y atardeció:
sexto día ”
[8] Génesis, cap. 2, v 1-4: “Concluyéronse pues, el cielo y la tierra y todo su aparato, y dio por
concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día
séptimo de toda labor que hiciera. Y
bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la
obra creadora que Dios había hecho. Esos
fueron los orígenes del cielo y la tierra cuando fueron creados.”
[9] Génesis,
Cap. 2, v 21-25: “Entonces Yahvé Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, que
se durmió. Y le quitó una de las
costillas, rellenando el vacío con carne.
De la costilla que Yahvé Dios había tomado del hombre, formó una mujer y
la llevó ante el hombre. Entonces éste
exclamó: Esta vez sí que es hueso de mis
huesos y carne de mi carne. Esta será
llamada mujer. Porque del varón ha sido tomada. Por eso deja el hombre a su
padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne. Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer,
pero no se avergonzaban el uno del otro ”
[10] Génesis,
cap. 3, v 1-7: “ La serpiente era el mas
astuto de todos los animales del campo que Yahvé Dios había hecho. Y dijo a la mujer ¿cómo es que Dios os ha
dicho: no comáis de ninguno de los árboles del jardín?. Respondió la mujer a la serpiente: Podemos comer del fruto de los árboles del
jardín. Más del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho
Dios: no comáis de él ni lo toquéis, so pena de muerte. Replicó la serpiente a la mujer: de ninguna
manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien en que el día que comiéreis de él se
os abrirán los ojos, y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal. Y como viese la mujer que el árbol era bueno
para comer, apetecible a la vida y excelente para lograr sabiduría, tomó de su
fruto y comió, y dio también a su marido que igualmente comió… ”
[11] Génesis, Capítulo
14-19: “Entonces Yahvé Dios dijo a la serpiente: Por haber hecho esto, maldita seas entre
todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás,
todos los días de tu vida. Enemistad
pondré entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza
mientras acechas tú su calcañar. A la
mujer le dijo: Tantas haré tus fatigas
cuanto sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia y él te
dominará. Al hombre le dijo: Por haber
escuchado la voz de tu mujer y haber
comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el
suelo por tu causa; con fatiga sacarás de él el alimento, todos los días de tu
vida. Espinas y abrojos te producirá, y
comerás la hierba del campo. Con el
sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste
tomado. Porque eres polvo y al polvo
tornarás. ”
[12] Simone de
Beauvoir, El Segundo Sexo. Editorial
Sudamericana, página 86
[13] Simone de
Beauvoir, El Segundo Sexo. Editorial
Sudamericana, página 24
[14] Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo. Editorial Sudamericana, página 35
[15] “Desde
aquel entonces la civilización patriarcal ha destinado a la mujer a la
castidad; se reconoce más o menos abiertamente al hombre el derecho del hombre
a satisfacer sus deseos sexuales, en tanto que la mujer está confinada en el
matrimonio: para ella el acto carnal, si no está santificado por el código, por
el sacramento, es una falta, una caída, una derrota, una flaqueza; tiene que
defender su virtud y su honor; si cede, si cae provoca el desprecio; en cambio
la misma censura que se dirige contra su vencedor está teñida de admiración. Desde las civilizaciones primitivas hasta
nuestros días, siempre se ha admitido que el lecho era para la mujer un
“servicio” que el hombre agradece con regalos o asegurándole la subsistencia:
pero servir es darse un amo, en esa relación no hay ninguna reciprocidad. La estructura del matrimonio, así como la
existencia de prostitutas es prueba de ello: la mujer se da, el hombre la
remunera y la toma.” Simone de Beauvoir, El Segundo
Sexo. Editorial Sudamericana
[16] Simone de
Beauvoir, El Segundo Sexo. Editorial
Sudamericana, página 86
[17] De
acuerdo a Levi Strauss la otredad se ejerce de dos maneras: Una es fagocitando
a cierto grupo de individuos y la otra excluyéndolo.
[18]“…lo
que caracteriza fundamentalmente a la mujer es que ella es lo Otro en el
corazón de una totalidad cuyos dos términos son necesarios el uno para el otro”. Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo. Editorial Sudamericana, página 22
[19] Hesíodo “Teogonía”
[20] Simone de
Beauvoir, El Segundo Sexo. Editorial
Sudamericana, página 89
[21] Mary
Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 8, Editorial
Istmo, año 2005
2.3 Problemática actual
Y
así llegamos a nuestra era, año 2010, en la que si bien es cierto que la mujer
ha ganado terreno en el Universo de la cosa pública y del aparato productivo;
ha obtenido reconocimientos y garantías a través de declaraciones de derechos,
otras mujeres están borrando con el codo lo que con tanto esmero, nuestras
predecesoras y contemporáneas escribieron con la mano.
Un
buen mecanismo para destrabar conflictos es que cada una de las partes
reconozca sus propias responsabilidades en él.
Sí, estamos en una era de conflicto en la que hombres y mujeres de noche
hacen el amor, y de día la guerra.
También
es cierto que muchas mujeres se han ganado el merecido reconocimiento social y
profesional, en el plano de las artes, las ciencias, las letras, etc. Amén de
su propio esfuerzo, tesón, y talento
hubo un hecho clave que contribuyó a ello.
A partir que el protestantismo consideró que todas las mujeres debían
saber leer y escribir, para así poder educar a sus hijos en la fe, el acceso a
la educación se masificó para el género femenino. Y, a medida que esto sucedía, la Iglesia
Católica, al ver que perdía fieles, optó por seguir la línea protestante, y
desde el siglo XVIII se comenzaron a fundar las primeras escuelas católicas en
Francia. Pero como la punta de lanza había sido hecha en los países
protestantes, es esa la razón por la cual los primeros movimientos feministas
partieron de ellos, y también la misma razón por la cual los países
latinoamericanos vienen más atrasados al respecto.
* * *
Otro
aspecto en el que contribuyó el género masculino, fueron la Primera y Segunda Guerra Mundial.
Durante
siglos, las mujeres habían sido relegadas a ciertas y determinadas funciones,
viviendo casi al margen del reconocimiento como sujetos de derechos, pero
cargando con obligaciones.
Durante
las guerras llevadas a cabo en los siglos anteriores al S. XX, tanto su
declaración como la capitulación (salvo raras excepciones) fueron hechas por
hombres. Hombres formaban ejércitos,
hombres armaban las tropas, reclutando a otros hombres, muchos de ellos
campesinos. Ya desde las Cruzadas, y
bajo el sistema de vasallaje, los hombres iban a la guerra y su lugar en el
aparato productivo era ocupado por mujeres, esposas e hijas. Ellas tomaban a cargo la administración de
hogar, de sus siervos, y de su tierra. Sesgaban el campo, mantenían la huerta,
cardaban lana, hilaban, tejían y mantenían vivo y en movimiento la economía de
la que dependían muchas familias. Cuando
aquellos esposos y padres sobrevivientes regresaban, sus mujeres volvían a su
rutina de tiempos de paz, la cual era un poco, y solo un poco más liviana.
Pero lo que distingue los diferentes períodos de la
historia, de la Primera Guerra Mundial, es que esos hombres que debieron ser
reemplazados en sus puestos de trabajo, ya no lo fueron en el campo, sino en
las fábricas. En plena Revolución
Industrial, hombre, niños y mujeres fueron tomados por asalto en su dignidad,
reclutados para ser explotados en minas y fábricas. Un ejércitos de mujeres y niños vivieron esa
explotación por industriales a cambio de una contraprestación miserable para
poder comer. Guerra y explotación,
hombres, mujeres y niños, sólo conocieron enfermedad y muerte. Una de las
consecuencias de la Revolución Industrial fue la participación de la mujer en
el trabajo productor: en ese momento las reivindicaciones feministas se salen
del dominio teórico, encuentran bases económicas; sus adversarios se vuelven
más agresivos; aunque la propiedad de bienes raíces fuera en parte destronada, la burguesía se aferra a la vieja
moral, que ve en la solidez de la familia, la garantía de la propiedad privada
y reclama a la mujer en el hogar tanto más ásperamente cuanto su emancipación
se vuelve una verdadera amenaza; en el seno mismo de la clase obrera, los hombres intentaron frenar esa liberación,
puesto que las mujeres se les presentaban como peligrosas competidoras, tanto
más cuanto que estaban habituadas a trabajar por bajos salarios.[1]
Después
de la Primera Guerra Mundial y la crisis de 1930, el mapa político mundial
cambió.
Sobrevinieron
cambios culturales y políticos, respaldados por nuevas ideologías, lentamente,
se fueron produciendo cambios en la legislación laboral, y sobrevienen los
primeros avances en cuanto al reconocimiento de la mujer como sujeto de
derecho.
Paralelamente,
la migración del campo a la ciudad crece a paso redoblado. Y, nuevamente el
género masculino recurre al auxilio de la mujer. Sí, porque para cuando
sobreviene la Segunda Guerra Mundial, esta vez, los hombres no sólo debieron
ser reemplazados en sus puestos laborales en la industria y en las minas, sino
también en puestos administrativos. Y
así, ese universo masculino, fue compartido, por médicas, abogadas,
oficinistas, contadoras, etc. Un
universo de polleras salió de sus hogares para que el mundo siguiera
funcionando. Para cuando sucedía esto,
un proceso de industrialización y modernidad había cambiado la realidad de la
mujer. Cocó Chanel había eliminado el
corset y creado una moda a la medida de lo femenino. Una mezcla de elegancia, comodidad, recato y
belleza, todo en su justa medida. No en
vano aún se mantiene vigente. La
industria textil había creado el jersey, una tela que cambiaría la historia de
la moda, y que le daría la oportunidad a la mujer de sentirse cómoda dentro de
su atuendo e impecable durante largas jornadas.
Y,
como si ello fuera poco, la industria de los electrodomésticos invitaría a
conocer un nuevo mundo. Las jornadas dentro de la cocina y en las labores del
hogar se reduciría en tiempo y esfuerzos físicos gracias a ellos.
* * *
Pero
la Segunda Guerra Mundial, un día llegó a su fin, y para cuando los
sobrevivientes de ella pretendieron reincorporarse a sus puestos de trabajo,
las mujeres no accedieron y pretendieron mantenerse firmes y estoicas en
ellos. Esta vez no había sido como la
Primera Guerra Mundial. Esta vez, toda una artillería de avances
tecnológicos, había cambiado la concepción de la vida que hasta ese entonces
había tenido la mujer.
Los
gobiernos y el mundo de lo masculino, se vieron en grandes aprietos, pues a
partir de allí, los movimientos feministas no estaban dispuestos a ceder.
Y
sobrevino, una de las creaciones más dañinas que el ser humano pudo haber
creado y cuyas consecuencias perduran hasta hoy. Una verdadera y cruel subestimación a la
especie humana. A través de grandes
producciones cinematográficas, de teatro, de televisión y de la propaganda,
crearon la versión idealizada del amor sexual individual y de la familia nuclear. Millones y millones de dólares invertidos
para convencer a las mujeres que, si una era hermosa como Dorys Day iba a poder
enamorarse de un galán estilo Rock Hudson y ser feliz, limitándose a ser ama de
casa y madre de una numerosa prole. ¿Alguien
se acuerda?[2]
Una
de las peores estafas creadas a la medida de la industria, de aquellos que
detentaban el poder económico y la sociedad de consumo. Cuando uno toma conciencia de ello, duele y
ofende.
Las
cosas no salieron como se esperaba. La
mujer ya había ganado demasiado terreno en el ámbito de la cosa pública y no
estuvo dispuesta a retroceder. Ahora lo
quería todo, carrera profesional, amor,
marido, casa, hijos y éxito en todo ello.
Las
producciones cinematográficas redoblaron la apuesta, empalagando al público e
insistiendo en historias de encuentros y desencuentros con un final feliz,
entre tules blancos y ramos florales, haciéndole olvidar al espectador que el
día después también existe. No, que
digo, años y años de colaboración, respeto, acompañamiento, y renunciamiento
hacen falta para que dos personas se mantengan en la unión del matrimonio.
Se
comenzó a respirar un aire de irrealidad, impuesta al imaginario colectivo a
fuerza de voluntarismo.
Pero también es cierto que los hombres
ya no ganaban para sustos. En menos de
cien años, el mundo había pasado por dos guerras, las mujeres se habían
emancipado, y ellos aún no podían desprenderse de la raigambre de la vieja
concepción de la mujer.
*
* *
Sabido
es que la noción de amor sexual moderno, conoció sus primeros e incipientes
pasos en la Edad Media (S. XII y XIII) mediante la práctica del amor cortés.
Durante el Renacimiento, nobles damas y mujeres de inteligencia suscitan un movimiento
a favor de su sexo; las doctrinas platónicas originadas en Italia
espiritualizan tanto al amor como a la mujer
Como
todo proceso, lleva sus tiempos, y como dos fuerzas en pugna, la noción de
matrimonio por convención y la noción de matrimonio basada en el amor, durante siglos empujaron unas otras para
imponerse. Para el S. XIX se le suma una
nueva fuerza, y es la reivindicación de los derechos de la mujer, que ya había
comenzado con Mary Wollstonecraft, en 1792.
Como
corolario, emerge la noción de amor conyugal.
Sin
embargo, previendo los obstáculos que la mujer podría toparse en el
camino, Balzac prevee en “Philosophie du Marriage”, que “el marido no dudará en imponer a la mujer
un régimen debilitante y en negarle todo acceso a la cultura a fin de mantener
control sobre ella, pues para el marido no existe verdadero amor conyugal en
esos casos, y a través de su control, salvaguardará su propio honor”.
* * *
Si
bien es cierto que muchas mujeres compraron la idea del amor conyugal, lo
cierto es que aún hoy, en el inconsciente de muchos hombres perdura una mezcla
de resabios antiguos de la condición femenina y lo expuesto por Balzac en su
obra citada más arriba. Aún así, en
pleno ejercicio de su libertad, ingresan al matrimonio, con la secreta
esperanza que su mujer responderá a esos parámetros aún gravados en su mente.
Se
casan con mujeres a las que saben independientes económicamente e
intelectualmente preparadas para salir al mundo, pero en la trastienda saborean
de antemano, el fruto de una victoria: someterla a través de los años,
impidiéndole desplegar su personalidad.
A
esta clase de autoengaño, Simone de Beauvoir lo llama “mala fe”.
El mecanismo mediante el
cual esos hombres pelean por someter a su cónyuge, a falta de ley que los
ampare, y dado que la legislación vigente garantiza los derechos de la mujer,
se denomina violencia de género.
Pero
en su hora, yo afirmé que lo que algunas mujeres escriben con la mano, otras
borran con el codo. Ellas son: la
burguesa y la versión moderna de las hetairas.
* * *
2.4 La Burguesa
“En el fondo de su corazón,
las mujeres se imaginan que los hombres han venido al mundo para ganar dinero y
las mujeres para gastarlo.” Arthur Shopenhauer. Así piensa una burguesa.
A
los presentes efectos, se tiene por burguesa a la mujer de clase media alta,
casada y que no trabaja, manteniendo al margen de las siguientes
consideraciones a aquellas mujeres que tienen la dicha de estar felizmente
casadas y se sienten satisfechas, como así también al resto de las mujeres.
Esta
clase de mujeres responden a un perfil que se viene desarrollando desde la
década del ’50, que en su hora y de buena fe creyeron en el ideal del amor
conyugal. A diferencia de otras épocas
de la historia, no fueron obligadas por sus padres a contraer nupcias con quien
les fuera indicado, sino que en ejercicio de la libertad individual, tuvieron
la posibilidad de elegir con quien formar una familia, apostando al amor
conyugal para toda la vida.
Muchas
de ellas, al cabo de un tiempo, se encontraron con una realidad. El amor dentro del matrimonio implica lazos
de compromiso, colaboración, respeto y renunciamiento, y que no todos hacían
honor al juramento solemne. Ya lo
afirmaba Mary Wollstonecraft, que en el nombre de la razón y del sentido común
escribió “Vindicación de los derechos de la mujer” (1792), basando su
pensamiento en una educación que conduzca a la autonomía y a la independencia
económica de la mujer: “La mujer a la que
solo se le ha enseñado a agradar pronto descubrirá que sus encantos equivalen a
rayos de sol oblicuos y que no surten mucho efecto sobre el corazón de su
marido, cuando son vistos todos los días, cuando el verano ya ha
finalizado….Cuando el marido deja de ser su amante y ese momento
inexorablemente llegará, su deseo de agradar se volverá lánguido o fuente de
amargura; y quizá el amor, la más efímera de todas las pasiones, dará paso a
los celos o a la vanidad”[3]
Creyeron
que dentro del matrimonio iban a encontrar su realización personal[4],
olvidando que dicha realización debe desplegarse en varios frentes, y que lejos
de trascender dentro de esa unión, solo encontrará tedio y rutina, salvo raras
excepciones.
Para
cuando despiertan, abren los ojos y ven que solo son inmanencia, ya se han
apoltronado en una estructura familiar y en un estándar de vida que no están
dispuestas a renunciar.
Al
respecto Mary Wollstonecraft ha dicho que “Las
riquezas y los honores de carácter hereditario han convertido a las mujeres en
ceros para dar categoría a las cifras.
La ociosidad ha producido en la sociedad una mezcla una mezcla de
galantería y despotismo que lleva incluso a los mismos hombres, esclavos de sus
amantes a tiranizar a sus hermanas, esposas e hijas. Es cierto que esto sólo es una manera de
mantenerlas en su lugar. Fortalezcamos
la mente femenina ampliándola y concluirá la obediencia ciega. Pero, como el poder persigue la obediencia
ciega, los tiranos y libertinos están en lo cierto cuando tratan de mantener a
la mujer en la oscuridad, porque los primero sólo desean esclavos, y los
últimos un juguete….las mujeres han sido embaucadas por sus amantes, como los
príncipes por sus ministros, mientras soñaban que reinaban sobre ellos”[5]…”El
soporte de la debilidad que ama porque necesita protección y es paciente porque
debe soportar los daños silenciosamente, sonriendo, bajo el látigo al que no se
atreve a enfrentarse”[6].
Encadenadas
a una vida en la que el mundo parece prescindir de ellas, incluyendo su propio
esposo y sus hijos en la medida que van creciendo, no encuentran justificación
a su existencia. Algunas, y me atrevo a
afirmar que son las menos, honestas consigo mismas, se divorcian e intentan
salir al mundo. Para ello, algunos ex
esposos le harán pagar un costo, pues no estarán dispuestos a soltar la rienda
tan fácilmente. Hasta hace pocos años,
lo hacían mediante el chantaje de la cuota alimentaria, actualmente a esa
técnica se le ha sumado la de tomar a los hijos fruto del matrimonio como
rehenes. En ambos casos son los hijos
los que cargan los costos de semejante disputa
* * *
Pero
no me refiero a estas mujeres en tanto burguesas, sino a aquellas que se
resignan a continuar dentro de un matrimonio donde el amor se ha esfumado. Lo saben y son conscientes de ello, pero
carecen del coraje y la honestidad suficientes para enfrentar su propio destino.
Insatisfechas consigo mismas, saben que han dimitido su propia existencia a
cambio de conservar bienestar material.
En su dimisión solo encuentran rencor y odio a la pérdida de su
dignidad. No son felices y culpan al
mundo por su fracaso. Seres débiles y artificiales, situados por encima de los
deseos y afectos comunes de su raza de modo prematuro y antinatural, socavan
los cimientos mismos de la virtud, y expanden la corrupción por toda la
sociedad[7]
Se
aferran a un buen pasar económico a cambio de su dignidad. Ya no aman a su esposo, pero continúan siendo
partícipes de una servidumbre sexual, en la que al cabo de unos años, ni
siquiera gozan de exclusividad. Detestan
a su esposo, a quien solo lo ven como un mero proveedor. Lo miran con rencor, pues él representa su
propio fracaso.
Su
hogar es llevado adelante por servicio doméstico, sus hijos pasan doble jornada
en una institución educativa, y su esposo apenas la mira.
Todos
dentro de esa familia están ocupados y cumplen una función, excepto la
burguesa, que trata de justificar su existencia, ocupando su tiempo en
nimiedades.
Gimnasio,
peluquería, té de caridad, partidas de bridge, nada producen ni aportan a la
sociedad, solo consumen. El mundo las
ve, y pensando en ellas se ha generado un mercado de productos de bienes y
servicios que ávidas consumen como el aire que respiran. Millones de dólares se mueven alrededor de
estas mujeres que tapan el dolor de su propia resignación en nimiedades con las
que a sus esposos les hacen pagar el precio de su amargura.
Huecas
les dicen algunos, vacías se sienten por dentro y apenas se miran así mismas
pues temen ver lo que encontrarán.
Pesan
en la economía familiar como un hijo más, y con el tiempo son niñas viejas.
Detestan
a aquellas mujeres económicamente independientes y personalmente satisfechas. No tienen pensamiento propio y sus opiniones
sobre temas trascendentes son el eco de la opinión de sus esposos.
Carecen
de profundidad en todos sus aspectos y pregonan que ellas han hecho la
mejor elección, con el único objeto que
otras mujeres las imiten a modo de propia reconfirmación. San Agustín,
refiriéndose a otra cuestión escribía “se
aferran a su parecer, no por bueno, sino por suyo”. Es
así como siente y piensa una burguesa.[8]
Olvidan
que el ejercicio de derechos es una prerrogativa, y pretenden que otras mujeres
tampoco los ejerzan.
Cuando
al ocio se le suma carencia de necesidades reales qué cubrir, tiempo libre,
confort, rencor, y frustración, se genera un cocktail mortífero del cual surge
una casta de mujeres dañinas: la narcisista. [9] Ella se cree el ombligo del mundo, lo tiene
todo, pero nada la conforma. Carece de
empatía, pues si por alguna casualidad decide realizar una obra de caridad, lo
hará para justificar su ociosa existencia, agradeciendo que aún existen pobres,
caso contrario, su inutilidad quedaría en evidencia.[10]
Pero
no paran, como voraz aves de rapiña van por
más, pues nada la conforma y su vacío interior jamás se colma.[11]
Conscientes
de haberse limitado a la inmanencia, a medida que sus hijos crecen, impedirán
que éstos tomen vuelo, y su actitud dependerá si es niño o niña.[12]
Si
es niño, intentará realizarse a través de su hijo, intentando alcanzar el
universo de lo trascendente y reteniéndolo a costa del propio desarrollo
individual de su hijo. Se aferrará a él
para que la complete al igual que otrora lo hizo con su esposo.
Igual
de dañina es con su hija mujer, con quien mantendrá una relación perverso
narcisista, impidiéndole (unas veces con éxito otras no) su desarrollo personal
y programándola para que sea su continuadora e imitadora, caso contrario, la
rechazará y desaprobará una y otra vez, cuyo desarrollo de la personalidad vivirá
como un nuevo fracaso el que no están dispuestas a asumir. [13]
Sabiéndose
improductivas, que no aportan nada a la sociedad, que solo toman y consumen,
sintiéndose innecesarias, muchas
despliegan con violencia psicológica sobre sus hijas el dolor de su renuncia,
convirtiéndose en cómplices de aquellos hombres que tratan al género femenino
desde la otredad.
* * *
Existen
mitos a los cuales se les ha acusado al género masculino su autoría. Sin embargo, ellas, si no fueron las autoras,
por lo menos los han atizado.
El
primero de ellos es que la mujer, desde que se ha emancipado, ha salido
perjudicada, pues antes de ello vivía mucho mejor. Esta afirmación es una falacia. Desde los albores de la civilización, el
género femenino ha contribuido muchísimo.
Históricamente
el matrimonio fue creado como unidad económica y destinado a la reproducción y
continuidad de la especie humana. En
todo tiempo y lugar, la mujer ha puesto el cuerpo como madre, arriesgando su
vida en cada parto. Además del caso de
las mujeres de la Edad Media, cabe destacar una raza especial: las
campesinas. Veneradas en todos los
libros de historia sobre las mujeres, ellas se llevan el respeto de todos los
historiadores. Como hormigas silenciosas
no han hecho otra cosa que trabajar durante toda su vida, en tareas domésticas,
en el campo y produciendo productos en su hogar que les permitiera venderlos
para así generar un ingreso extra.
Quizá
Hesíodo no haya sido un misógino, quizá en “Los trabajos y los días” cuando
escribía lo hacía vislumbrando la burguesa.
El
otro mito del que ellas son partícipes, es la condena social que se hace de la
mujer divorciada.
A
estas últimas, históricamente se las ha desvalorizado acusándolas de vida
licenciosa. La vida licenciosa de una
mujer no se mide por su estado civil.
Sabido es que no hace falta estar divorciada para llevarla a cabo. Pero
es el horror de su propia dimisión que lleva a la burguesa a tratar con
desprecio a la mujer que ha elegido hacerse cargo de su vida, asumiendo las
consecuencias de su propio fracaso.
* * *
[2] “La burguesía conservadora sigue viendo en la
emancipación de la mujer un peligro que amenaza su moral y sus intereses.” Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo. Editorial Sudamericana, página 26
[3] Mary Wollstonecraft, Vindicación de los
Derechos de la Mujer, página 77, Editorial Istmo, año 2005
[4] “Si cuando
consigue un esposo ha llegado a su meta, y mezquinamente orgullosa, descansa
satisfecha con semejante miserable corona, que se humille felizmente ascendida,
apenas por un empleo sobre el reino animal”[4] Mary Wollstonecraft,
Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 77, Editorial Istmo, año 2005
[5] Mary Wollstonecraft, Vindicación de los
Derechos de la Mujer, página 73, Editorial Istmo, año 2005
[6] Mary
Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 73, Editorial
Istmo, año 2005
[7] Mary Wollstonecraft, Vindicación de los
Derechos de la Mujer, página 50, Editorial Istmo, año 2005
[8]El
hombre-soberano protegerá materialmente a la mujer ligia y se encargará de
justificar su existencia: junto con el riesgo económico evita ella el riesgo
metafísico de una libertad que debe inventar sus fines sin ayuda. En efecto, al lado de la pretensión de todo
individuo de afirmarse como sujeto, que es una pretensión ética, también hay en
él la tentación de huir de su libertad para constituirse en cosa; es ése un
camino nefasto, en cuanto que pasivo, alienado y perdido; resulta entonces
presa de voluntades extrañas, cercenado de su trascendencia, frustrado de todo
valor. Pero es un camino fácil: así se
evitan la angustia y la tensión de una existencia auténticamente asumida.” Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo. Editorial Sudamericana, página 23
[10] “Y así al obtener poder por
medios injustos, practicando o alentando el vicio, pierden obviamente el rango
que la razón les asignaría y se convierten en viles esclavas o en tiranas
caprichosas” Mary
Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 101, Editorial
Istmo, año 2005
[11] “Las mujeres
confundidas por esos sentimientos, a veces se vanaglorian de su debilidad,
obteniendo con astucia el poder al jugar con la “debilidad” de los hombres; y
pueden enorgullecerse bien de su poder ilícito, porque como los bajás turcos,
tienen más poder real que los señores, pero
la virtud es sacrificada a favor de las satisfacciones pasajeras, así
como la vida respetable ante el triunfo de una hora”Mary Wollstonecraft, Vindicación de los
Derechos de la Mujer, página 94, Editorial Istmo, año 2005
[12] Al
respecto Mary Wollstonecraft ha escrito lo siguiente: “Además si se educa a las mujeres para la dependencia, es decir para actuar conforme a la voluntad de otro
ser falible y se las somete al poder, equivocado o no ¿hasta dónde debemos de
llegar? ¿Deben ser consideradas como virreyes a los que se les permite reinar
sobre un pequeño dominio y responden por su conducta ante un tribunal superior
propenso al error? No será difícil probar que esas criaturas delegadas actuarán como los
hombres sometidos por miedo y harán padecer a sus hijos y siervos su opresión
tiránica. Como son sometidas sin razón y
no disponen de normas fijas por las que adaptar su conducta, serán amables o
crueles, según les dicte el deseo del momento, y no debe sorprendernos si a
veces, crispadas por su pesado yugo, obtienen un placer perverso en cargarlo
sobre los hombros de los mas débiles….Pero supongamos, conjetura no muy
improbable, que un ser al que solo se le ha instruido para agradar debe seguir
buscando su felicidad en ello: ¡que ejemplo de insensatez, por no decir vicio,
supondrá para sus inocentes hijas! La madre se perderá en el tocador y, en
lugar de hacerse amiga de sus hijas, las contemplará con recelo porque son
rivales, rivales más crueles que
cualquier otra porque inducen a la comparación y desplazan del trono de
la belleza a quien nunca ha pensado tener un asiento en el banco del tocador.”Mary
Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 106, Editorial
Istmo, año 2005
[13] “El hombre que poseía alguna
virtud mientras luchaba por una corona, con frecuencia se vuelve un tirano
voluptuoso una vez que ésta ciñe su frente; y cuando el marido continúa siendo
amante, el senil, presa de los caprichos infantiles y los celos, abandona los
serios deberes de la vida, y las caricias que debían provocar la confianza de
sus hijos, son malgastadas en una niña grande, su esposa”Mary Wollstonecraft,
Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 81, Editorial Istmo, año 2005
2.5 La Hetaira
No
encontré otro nombre para calificar a esta clase de mujeres. Provienen de la época de Grecia Antigua, y
los libros de historia las tienen como el antecedente de la prostitución. En su
hora, eran mujeres “públicas” de estado civil solteras y que mantenían una vida
sexualmente activa, libre y sin compromisos.
Ya en Roma, devenida la prostitución, los romanos solicitaban que las
prostitutas vistieran de manera distinta que las que no lo fueran a modo de
poder distinguir entre unas y otras en la vía pública y así no molestar a
aquellas mujeres de “buena vida”.
Poco
a poco, la mujer ha ido saliendo de la inmanencia que le imponía la vida
doméstica para integrarse al Universo.
Muchas han descollado por su excelencia y compromiso, pero otras parecen
haber confundido la emancipación femenina con el indiscriminado ejercicio de su
sexualidad.
Ahora
bien, la época que estamos presenciando me recuerda a la Era de los Libertinos
en Francia del S. XVIII.
En
el S. XX no solo el género femenino ha avanzado en cuanto a reconocimiento de
derechos se refiere, sino también en métodos de control de natalidad, acceso a
claustros universitarios y herramientas que le permiten tener una vida más
confortable. Pero lo cierto es que la
historia de la mujer no se inicia con el nacimiento de cada una, sino que la
situación actual es el producto de una dura labor de aquellas que nos
precedieron, y de muchísimas contemporáneas.
Se
sabe que, históricamente el género masculino ha visto a la mujer como una
generalidad. En su mayoría los hombres
no discriminan entre unas y otras, y si la mujer ha debido ganarse su lugar en
el mundo, fue porque sobre ella en otros tiempos se había ejercido la otredad.[1]
El
género masculino, en sus procesos de racionalización, son de una simplicidad
que responde a una lógica kantiana. No
se complican con especulaciones, no desvían su pensamiento, ni se hacen
cuestionamientos innecesarios, sino que van directo al punto en cuestión. Ahora bien, al erigirse la mujer en sujeto de
derecho y pretender integrar el universo productivo[2],
la mayoría de los hombres sienten le ha sido invadido un terreno del que el
género masculino se ha tenido como dueño exclusivo durante siglos, y la mayoría
de ellos excluyen a las mujeres so pretexto ser objetos de deseo
imposibilitadas de ejercer una vida como sujetos de derecho. Al ofrecerse la mujer como objeto de deseo,
no solo confunde al propio género masculino, sino que lo invita a tener
fundamentos para impedir el acceso de la mujer al mundo productivo. [3]
Con
la emancipación y el reconocimiento de derechos, la mujer ha avanzado en cuanto
se la tenga como sujeto de derecho, pero por sobre todas las cosas, cabe
remarcar en lo que aquí atañe, la palabra sujeto.
Vista
en esa generalidad, en la interacción con el género masculino, durante siglos
la mujer había sido inconscientemente tomada como lo inesencial y como
objeto. Generalmente, el hombre se piensa sin la
mujer, ella no se piensa sin el hombre.
Y ella no es otra cosa que lo que el hombre decida que sea; así se la
denomina “el sexo”, queriendo decir con ello que a los ojos del macho aparece
esencialmente como un ser sexuado: para él, ella es sexo; por consiguiente lo
es absolutamente… él es lo Absoluto; ella es lo Otro. [4]
Ahora
bien, en el año 1900, a las mujeres no se les veían los tobillos. Para el año 2000, apenas se le veía la ropa.
¿Alguien osó pensar el ejercicio mental y la adaptación que tiene que llevar a
cabo el hombre para comprender al género femenino? Porque mientras por un lado
la mujer se erige en sujeto de derecho, existe una permanente y constante
agresión vía los sentidos, sea en los medios de comunicación, sea en propaganda
subliminal, mediante la cual la mujer se ofrece como objeto.[5]
Aquí
vuelvo otra vez con el concepto que el género masculino toma a la mujer en su
generalidad y no en su singularidad.
Hace falta llevar a cabo un trabajo social de concientización y
reeducación a la mujer para que el género masculino pueda aprender a discriminar
entre unas y otras. [6]
Mal
puede erigirse el género femenino a los efectos del integrar el Universo de lo
neutro, en una sociedad aún de fuerte raigambre patriarcal, en tanto continúe
explotando su cuerpo como único capital,
ofreciéndose como un objeto y haciéndose cómplice de un intercambio
sexual sin límite[7] . Al
respecto Mary Wollstonecraft afirmaba que el poder ilegítimo que obtienen al
degradarse a sí mismas, resulta una maldición … pues entonces si las mujeres no
renuncian al poder arbitrario de la belleza, demostrarán que poseen menos
inteligencia que el hombre.[8]
Aquellas
que forman parte de ese juego, no tienen la menor idea del daño que producen y
se producen a ellas mismas. No son
conscientes que aún estamos a mitad de camino y que los imperios no duran para
siempre a menos que lo cuidemos. No se
dan cuenta que, con su actitud, reavivan el fuego de la otredad, que lejos de
convertirse en mujeres emancipadas, retrasan el proceso de integración del
género femenino al mundo de la trascendencia.[9]Es
tiempo de efectuar una revolución en el comportamiento de las mujeres, tiempo
de restaurar su dignidad perdida, y de hacerlas trabajar como parte de la
especie, para transformar el mundo con su propio cambio”[10]
* * *
Probado
es que prohibir jamás ha dado
resultado. Tampoco es un puritanismo lo
que invade estas líneas, sino una mera cuestión de lógica y coherencia que
invita a una reflexión.
Si
el género femenino pretende integrar y formar parte del aparato productivo y de
la cosa pública, debe hacerlo como persona, dejando de lado la condición
femenina y explotando su anatomía. Debe
obrar con recato, respetándose así misma como sujeto y respetando al género
masculino en tanto pretenda una convivencia entre ambos sexos en el mundo
productivo. [11]
El
erotismo, es una cuestión que bien puede vivirse en el marco de la intimidad, sin
necesidad de convertirlo en una cuestión pública, absolutamente integrado a la
pareja, y que no mella una reinvindicación del género femenino. Tal es el
sentido de la comparación con los cuidados del cuerpo y del alma, comentados en
la introducción
* * *
De noche hacen el amor y de
día la guerra. Esto es lo que está sucediendo actualmente
entre hombres y mujeres.
Una
emancipación femenina, y su consideración como sujetos de derechos no se obtienen
en el área de la alcoba, banalizando el sexo, y no se condice con la misma pasión
que deberían tener las mujeres a la hora
de hacer valer sus derechos.
Pretender
que el género masculino nos reconozca y nos iguale, es tarea de mujeres, y un
ejercicio indiscriminado de la sexualidad no es el camino. Todo lo contrario, sabido es que en su momento, esto envileció a los griegos, quienes
furiosos con las mujeres, terminaron ejerciendo la pederastra.
1-
La Violencia de género y los derechos de la
mujer
3.1-
Orbita legislativa
La ONU define la violencia
contra la mujer como "todo acto de violencia basado en la pertenencia
al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento
físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales
actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se
producen en la vida pública como en la vida privada."(Consejo
Económico y Social, ONU, 1992)
Aunque la manifestación de violencia contra
las mujeres puede diferir dependiendo del contexto económico, social y
cultural, el fenómeno es universal y contribuye enormemente a la subordinación
de las mujeres en todo el mundo. La conceptualización de la violencia contra
las mujeres como una violación de derechos humanos fue un paso crítico en la
vinculación del abuso de los derechos de las mujeres al sistema internacional
de derechos humanos.
El tema de la violencia contra las mujeres
fue primero discutido en términos de actos manifiestos de violencia física y
sexual. Esto incluye, por ejemplo, el infanticidio femenino, el feticidio
femenino, el incesto, el maltrato a las esposas y la violación marital en la esfera
privada, y la violación y el acoso sexual en el dominio público. En años
recientes, la definición se ha ampliado para incluir más formas estructuradas
de violencia basada en el género.
Además de esto, la violencia contra las
mujeres ha sido definida como una forma de discriminación bajo la Convención de
la Mujer (Recomendación General No.19). Cada vez más, la violencia contra las
mujeres se entiende también que abarca todas las formas de discriminación que
crean un ambiente en el que tal violencia puede ser perpetrada con impunidad y
algunas veces incluso con una sanción social. En años recientes, el activismo
en esta área ha estado también dirigido al reconocimiento de la acción
mediadora de las mujeres en la transformación de las condiciones opresivas que
fomentan la violencia basada en el género y en resistir el
"victimismo" como la inevitable respuesta femenina ante la violencia.
Entre las mujeres de 15 a 44 años de edad, la
violencia basada en el género es responsable de más muertes e incapacidades que
la suma total atribuida al cáncer, la malaria, los accidentes de tránsito y la
guerra (OMS, 1997).
Se calcula que la violación y la violencia
doméstica "son responsables del cinco por ciento de los años de vida
saludables que pierde una mujer en edad reproductiva en países en desarrollo
demográfico" (Banco Mundial, 1993).
Los acuerdos internacionales sobre Derechos
Humanos reconocen claramente que la violencia contra la mujer constituye una
violación de sus derechos humanos:
En 1979, la Asamblea General de las Naciones Unidas
adoptó la Convención sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer[12],
la cual suele describirse como una declaración internacional de derechos para
la mujer. La convención define lo que constituye la discriminación contra la
mujer y esboza un programa de acción para dar fin a dicha discriminación.
En 1993, la Asamblea General de la ONU aprobó la
Declaración sobre la Eliminación de la
Violencia contra la Mujer[13],
el primer documento internacional de derechos humanos en abordar exclusivamente
el tema de la violencia contra la mujer. En ella se afirma que la violencia
contra la mujer viola, perjudica o nulifica los derechos humanos y libertades
fundamentales de la mujer.
En 1995,
mediante la Plataforma de Acción de
Beijing (procedente de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer) se
instó a los Gobiernos a "condenar la violencia contra la mujer y
abstenerse de invocar ninguna costumbre, tradición o consideración de carácter
religioso para eludir las obligaciones con respecto a su eliminación que
figuran en la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la
Mujer..."
[1] “En la
medida en que la mujer es considerada
como lo Otro absoluto, es decir -
cualquiera sea su magia- como lo inesencial, resulta imposible considerarla como un sujeto” Simone de Beauvoir, El
Segundo Sexo. Editorial Sudamericana,
página 71
[2] “En el momento en que las mujeres empiezan a participar en la
elaboración del mundo, ese mundo es todavía un mundo que pertenece a los
hombres, ellos no lo dudan, ellas lo dudan apenas. Negarse a ser lo Otro, rehusar la complicidad
con el hombre, sería para ellas renunciar a todas las ventaja que puede
procurarles la alianza con la casta
superior.”
Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo.
Editorial Sudamericana, página 23
[3] Cuando
observa respecto a la mujer una actitud de colaboración y benevolencia,
tematiza el principio de la igualdad abstracta; pero la desigualdad concreta
que observa no la plantea. Sin embargo,
cuando entra en conflicto con ella, la situación se invierte: tematizará la
desigualdad concreta y ello lo autorizará incluso para negar la igualdad
abstracta.
[4] “la
Naturaleza, lo mismo que la realidad histórica, no es un dato inmutable. Si la mujer se descubre como lo inesencial,
es porque ella misma no realiza ese retorno…Las mujeres -salvo en ciertos
congresos que siguen siendo manifestaciones abstractas- no dicen “nosotras”; los hombres dicen “las
mujeres”, y éstas toman estas palabras para designarse a sí mismas; pero no se
sitúan auténticamente como Sujeto ”Simone de Beauvoir, El Segundo
Sexo. Editorial Sudamericana página 19 y
siguientes
[5] “Las
mujeres se encuentran en todas partes en ese estado deplorable porque, con el
fin de preservar su inocencia, como se denomina cortésmente a la ignorancia, se
les oculta la verdad y se les hace asumir un carácter ficticio antes de que sus
facultades hayan adquirido alguna fuerza.
Como desde la infancia se les enseña que la belleza es el centro de la
mujer, la mente se ajusta al cuerpo y, deambulando por su jaula dorada, sólo
busca adorar su prisión…..las mujeres, limitadas a un solo trabajo y con sus
pensamientos dirigidos constantemente a la parte más insignificante de ellas
mismas, rara vez amplían sus pensamientos más allá del éxito del momento…”Mary
Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 99, Editorial
Istmo, año 2005, “Pero si parece entonces que, como las bestias, fueron creadas
fundamentalmente para el uso del hombre, se las dejará morder la brida
pacientemente y nadie se mofará de ellas con cumplidos vacíos; al igual que si
se prueba su racionalidad, no se impedirá su perfeccionamiento para satisfacer
meramente sus apetitos sensuales. No se
les recomendará implícitamente, con todos los encantos de la retórica, que
sometan sus entendimientos a la guía del hombre. ” Mary Wollstonecraft,
Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 87, Editorial Istmo, año 2005, “Y mientras han sido despojadas de las
virtudes que deberían vestir a la humanidad, se las ha engalanado con encantos
artificiales que las capacitan para ejercer una breve tiranía, Mary
Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 89, Editorial
Istmo, año 2005
[6] “Los hombres se empeñan en hundirnos
todavía más, simplemente para convertirnos en objetos atractivos para un rato;
y las mujeres, obnubiladas por la adoración, que bajo la influencia de los
sentidos les demuestran los hombres, no tratan de obtener un interés duradero
en sus corazones o de convertirse en las amigas de sus semejantes, que buscan
entretenimiento en su companía” Mary Wollstonecraft,
Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 49, Editorial Istmo, año 2005
[7] Como el amor ocupa en su pecho el lugar de toda pasión
más noble, su única ambición es ser bellas para suscitar emociones en lugar de
inspirar respeto, y este deseo innoble, del mismo modo que el servilismo en las
monarquías absolutistas, destruye toda fortaleza de carácter. Mary Wollstonecraft, Vindicación de los
Derechos de la Mujer, página 89, Editorial Istmo, año 2005
[8] Mary Wollstonecraft,
Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 69, Editorial Istmo, año 2005
[9] “La acción
de las mujeres no ha sido jamás sino una agitación simbólica, y no han obtenido
más que lo que los hombres han tenido a bien otorgarles; no han tomado nada,
simplemente han recibido….Las burguesas, son solidarias de los burgueses, y no
de las mujeres proletarias; blancas, lo son de hombres blancos y no de las
mujeres negras” Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo.
Editorial Sudamericana,
[10] Mary Wollstonecraft,
Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 101, Editorial Istmo, año 2005
[11] Se
necesitará algún tiempo para convencer a las mujeres de que actúen en forma
general contra sus intereses reales cuando aprecian la debilidad o la simulan
bajo el nombre de delicadeza, así como para convencer al mundo de que la fuente
corrompida de los vicios y sinrazones femeninas, brota del homenaje sensual que
se rinde a la belleza….pues los hombres de todas las condiciones admiten que
una mujer bonita es un objeto de deseo, mientras que una mujer culta cuya
belleza intelectual inspira emociones mas sublimes, puede pasar desapercibida o
ser observada con indiferencia por aquellos hombres que buscan la felicidad en
la satisfacción de sus apetitos …Y aquellas mujeres que para obtener mayor
poder satisfacen al sexo preponderante, degradan al suyo propio por una
necesidad física, sino moral” Mary Wollstonecraft, Vindicación de
los Derechos de la Mujer, página 103, Editorial Istmo, año 2005
[12] Ratificada por Ley
23.179.
[13] Ratificada por Ley
24.632.
* * *
A nivel nacional a continuación es enumerada la
legislación vigente en nuestro país en cuanto esté relacionado con la violencia
de género y esta presentación:
Ø Ley Nacional 23.179-Aprobacion de la Convención sobre
la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer[1],
Sancionada el 8 de mayo de 1985.
Ø Ley Nacional 24.012 sobre Cupo
Femenino (Código Electoral Nacional sancionada con fecha 29 de noviembre de
1991, y reglamentada por el Decreto
Nacional 1.246/2000.
Ø Decreto Nacional 1.426/92- Creación del Consejo
Nacional de la mujer de fecha 7 de agosto de 1992.
Ø Ley Nacional 24.417 sobre Protección contra la violencia
familiar de fecha 7 de diciembre de
1994 reglamentada mediante el Decreto Nacional 235/96 de fecha 7 de marzo de
1996.
Ø Ley Nacional 24.632 - Aprobación
de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra la mujer, Convención De Belem Do Pará[2],
sancionada con fecha 13 de marzo de 1996.
Ø Ley Nacional 25.013 (Capitulo II,
Articulo 11), Reforma Laboral - Introducción de la figura de despido
discriminatorio por razón de raza, sexo o religión, sancionada con fecha 2 de septiembre de 1998.
Ø Ley Nacional 25.250 (Título I,
Artículos 2º Y 3º), Reforma Laboral: estimulo al empleo estable. Incorporación de dos incentivos para el
empleo de mujeres. Sanción.- 11 de mayo de 2000.
Ø Ley Nacional 25.674 -
Participación femenina en las unidades de negociación colectiva de las
condiciones laborales (Cupo Sindical Femenino), sancionada el día 6 de
noviembre del año 2002 y reglamentada mediante el Decreto Nacional 514/2003.
Ø
Ley 26.171. Aprobación del Protocolo Facultativo de la Convención sobre
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, adoptado
por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas el 6 de
octubre de 1999. Sancionada: Noviembre
15 de 2006 y ratificado.
Ø
Ley Nº
26.485 – Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones
interpersonales, sancionada el 11 de marzo de 2009. A la fecha[3] su reglamentación se encuentra
pendiente de la firma del Poder Ejecutivo.
* * *
En el ámbito de la
Provincia de Buenos Aires, con fecha 2 de enero de 2001, se sancionó la Ley
12.569 sobre Violencia Familiar, y con fecha
17 de diciembre de 2003, se sancionó la Ley 13.138, en la que se
dispone que el día 5 de noviembre se conmemora el día de la no violencia
contra la mujer.
* * *
3.1 Algo
de Doctrina y Jurisprudencia
En el artículo titulado “La Perspectiva de Género en
la aplicación del Derecho Internacional de los Derechos Humanos referido al
caso del Penal Miguel Castro
Castro, escrito por las Dras. Laura J Casas y María Celina
Berterame y Publicado en la Revista La Ley (Suplemento de Derecho Constitucional)
con fecha 1/1/2008 se comenta el fallo emitido por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos con fecha 25/11/2006[4]
en el que se pone de relieve el estado actual
del tratamiento de la violencia de género. En su comentario al fallo ellas destacan lo
siguiente.
El 25 de
Noviembre de 2006 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante la
Corte) dictó la sentencia número 81 en la causa "Penal Miguel Castro -
Castro vs. Perú." En este caso, la Corte regional condenó al Estado del
Perú por la violación de derechos humanos en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante la
Convención) y por el incumplimiento de los artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para Prevenir y
Sancionar la Tortura. Pero lo más
trascendente de este fallo es que por primera vez el Tribunal regional
considera la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer[5]
(en adelante Convención de Belém do Pará) a los fines de evaluar la
responsabilidad del Estado en el marco del respeto y garantía de los derechos
consagrados en los artículos 8 y 25 de la Convención, declarándose incumplido
en el caso el artículo 7 inc. b de la Convención de Belém do Pará, que
establece expresamente la obligación de los Estados Parte de "actuar con
la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia
contra la mujer".
Esta
sentencia tiene la particularidad de incorporar la perspectiva de género en
el análisis de las violaciones a los derechos consagrados en los instrumentos
internacionales de Derechos Humanos. En general, los instrumentos de Derechos
Humanos clásicos no hacen una referencia especial a las mujeres, ni a cómo
deben interpretarse las obligaciones generales de los Estados respecto de
este colectivo. En el caso del Penal Miguel Castro Castro, la perspectiva a
partir de la cual se realiza el abordaje de los hechos y de la prueba
necesaria para acreditarlos, implica un importante avance en el análisis
fáctico-jurídico que debe necesariamente efectuarse cuando son mujeres las
principales afectadas. Por primera vez se deja de lado la utilización del
leguaje pretendidamente neutral con que históricamente se invisibilizó la
especificidad de la problemática de las mujeres, y se establece que la
violencia ejercida contra éstas tiene características particulares que las
coloca en una situación de mayor vulnerabilidad. La sentencia sugiere que la
violencia, la tortura, los tratos inhumanos, crueles y degradantes que se
ejercen contra las mujeres tienen un elemento particular vinculado con el
sistema de subordinación y jerarquía de los sexos. Esta subordinación es
resultado de una discriminación histórica sufrida por las mujeres y la
violencia contra ellas ejercida es muestra patente de la intolerancia existente
en las diversas sociedades. Las
autoras señalan que la Convención de Belém do Pará — aplicada por primera vez
por la Corte en el caso Castro Castro—
reconoce desde su mismo preámbulo la
relación que existe entre la violencia de género y la discriminación,
asumiendo que la primera es manifestación de las relaciones de poder
históricamente desiguales entre mujeres y hombres y que la eliminación de la
violencia contra la mujer es condición indispensable para su desarrollo
individual y social y su plena e igualitaria participación en todas las
esferas de la vida. Por ello, la debida diligencia de los Estados al
momento de investigar y sancionar los hechos de violencia que sufren las
mujeres reviste una trascendental importancia. Y si bien la Corte no sanciona
al Perú por la violación del derecho a la igualdad, el fallo constituye un
hito en la historia de la actividad contenciosa de la Corte. Y ello, por
cuanto el enfoque de género es palpable y permite avizorar mayores avances
hacia el pleno reconocimiento de los Derechos Humanos de las mujeres.
En el punto II. de la nota, titulado “La violencia
contra las mujeres”, ellas sostienen que Los derechos reconocidos en la
Convención de Belém do Pará se encuentran contemplados en la Convención
Americana y en otros instrumentos internacionales de Derechos Humanos. Pero
la Convención de Belém do Pará logra establecer la específica correlación
existente entre tales Derechos Humanos y las mujeres. Así, el paso
trascendente que da este instrumento en el sistema interamericano de
protección de los Derechos Humanos, es reconocer que la característica
principal de la violencia de género es que ésta se inflinge a las mujeres por
ser tales, y que la violencia sistemática y generalizada que sufren las
mujeres se relaciona con el sistema social de jerarquías y de subordinación
entre los sexos[6].
La
violencia contra las mujeres[7] se
ha convertido en las últimas décadas en un tema de preocupación de la
comunidad internacional y antes de la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las mujeres, existieron
expresiones fundamentales en relación con la temática. En este sentido,
resulta elocuente el resultado de la Conferencia
Mundial de Derechos Humanos de Viena en 1993, en la que se reconoció que los
derechos de las mujeres son Derechos Humanos y que la violencia ejercida
contra las mujeres es un problema de Derechos Humanos, instando a los
gobiernos a protegerlos y a promoverlos.
Por su parte, la Declaración y
la Plataforma de Acción de la Conferencia Mundial sobre la mujer celebrada
en Beijin en 1995 se refirió, también, a la violencia contra la mujer,
reconociendo que su eliminación es esencial para la igualdad y desarrollo y
la paz mundial. Los instrumentos específicos que se refieren a la violencia
de género significaron un avance, en el sentido de visibilizar una
problemática y una violación a los Derechos Humanos para combatir su
aceptación y su naturalización cultural.
En el sistema universal de protección de los Derechos Humanos, fue la Declaración sobre la Eliminación de la
Violencia contra la Mujer, aprobada en 1993 por la Asamblea General de
Naciones Unidas, el primer documento que se ocupó exclusivamente de la
violencia contra la mujer, comprometiendo a los Estados en la prevención, sanción
y erradicación de la violencia de género. En el sistema Interamericano,
recién comienza a hablarse de la situación de los Derechos Humanos respecto
de las mujeres como ítem específico en el año 1993, cuando en su informe
anual, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se ocupó de los
derechos de las mujeres y reconoció la falta de igualdad en el goce de los
derechos humanos de varones y mujeres. En 1994 se nombró un relator especial
sobre la mujer, quien en el año 1998 presentó un informe sobre la condición
de la mujer en las Américas. A partir del año 1995, la Comisión comenzó a
incluir en los informes por países un capítulo referido a la situación de los
Derechos Humanos de las mujeres. No puede dejar de mencionarse, en lo que a
violencia contra las mujeres respecta, el caso "María da Penha Maia
Fernández vs. Brasil"[8].
En este caso, que se refería a la violencia perpetrada contra María da Penha
por quien fuera su esposo, la Comisión aplicó directamente la Convención de
Belém do Pará y consideró responsable al Estado de Brasil por incumplir las
obligaciones del artículo 7 del instrumento de protección.
En el
punto IV, tiutlado “Los Derechos Humanos de las mujeres: Instrumentos
generales y específicos”, ellas continúan diciendo que en la elaboración de
los principales instrumentos internacionales de Derechos Humanos se partió de
un paradigma de "ser humano" estandarizado que sirvió de centro de
referencia de todo un sistema de protección de derechos. Entonces, a partir
de este sujeto, presentado como aquel que está más allá de toda diferencia,
pero que, paradójicamente, se parecía bastante al hombre blanco, occidental,
heterosexual y con patrimonio, se reconocieron los derechos que tenían que
ver con esa idea de humanidad. Y fue con este criterio con el que se
interpretaron tales derechos. Ello permitió que durante mucho tiempo se
mantuviera la exclusión histórica de las mujeres y de otras minorías del
ámbito de protección de los Derechos Humanos, como también la
invisibilización de las diferencias, la diversidad y las especificidades de
determinados sujetos. No obstante lo
dicho anteriormente, debido a las llamativas falencias en la protección de
los derechos de toda la humanidad, fueron apareciendo aquellos derechos a los
que se llamó "de las minorías", con una valoración jurídica
positiva de la diferencia, intentando salvar las desigualdades y proyectar
los DD.HH a los grupos que, por ser diferentes (comparándolos con lo que se
había considerado como sujeto totalizador de lo humano), seguían siendo discriminados,
incluso por el propio mecanismo de protección internacional de esos DD.HH. En
este proceso, y en especial relación con el grupo que constituye la mitad de
la población mundial, fue trascendental la ya referida "Declaración de
Viena" del año 1993[9] en
la que se señaló expresamente que "...los Derechos Humanos de la mujer y
la niña, son parte inalienable e indivisible de los Derechos Humanos
universales". A partir de este hito, la perspectiva de género fue
asperjando la legislación y la jurisprudencia tanto nacional como
internacional.
Los
instrumentos que se refieren especialmente a los derechos de las mujeres no
crean derechos nuevos sino que
especifican las obligaciones asumidas por los Estados en relación con ellas:
establecen qué significa respetar y garantizar cada uno de los derechos ya
reconocidos en los instrumentos generales. Aparecen con este propósito la Convención para la Eliminación de Todas
las Formas de Discriminación Contra la Mujer (en adelante CEDAW), a fines
de los años 70', y, en el ámbito regional, la Convención Americana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra la Mujer. Cabe
recordar que el Comité de la
Convención para la Eliminación de Todas las formas de Discriminación contra
la Mujer, ha afirmado que "la violencia contra la mujer es una forma
de discriminación que inhibe gravemente la capacidad de la mujer de gozar de
derechos y libertades en pie de igualdad con el hombre"[10].
Si bien
los instrumentos de DD.HH referidos específicamente a mujeres tienen en el
concierto internacional un carácter marginal y secundario — en relación con
los instrumentos de DD.HH generales, cuyos órganos de aplicación revisten más
fuerza— los mismos han significado una
forma necesaria de reconocer y hacer visibles situaciones específicas de
violaciones a los DD.HH que sólo o principalmente vivencian las mujeres. En el caso del Penal Castro Castro, la
Corte hizo aplicación de las convenciones específicas de las mujeres pero
siempre refiriéndose a la íntima vinculación de éstas con los Derechos
Humanos reconocidos a todos los seres humanos. Así, otorga a la Convención de
Belem do Pará la función de especificar y complementar las obligaciones que
tiene el Estado en relación con el cumplimiento de los derechos consagrados
en la Convención Americana, dando así un nuevo contenido al derecho de las
mujeres a la integridad.
En el
punto V, sobre “La integridad personal y la prohibición de tortura: su
contenido en clave de género”, ellas destacan que la incorporación de la perspectiva de género
implica la posibilidad de efectuar un análisis crítico e integral de un
determinado fenómeno, comprendiendo cómo opera la discriminación en la vida
en sociedad. Esta perspectiva nos remite a las características de mujeres y
de hombres, definidas socialmente y moldeadas por factores culturales, razón
por la cual son susceptibles de transformación[11] . La aplicación de un enfoque de género en la
sentencia del Penal Castro Castro no sólo se evidencia en la aplicación de
normas específicas referidas a las mujeres sino en la consideración de que
hay violaciones a los Derechos Humanos que adquieren especiales
características cuando las víctimas son mujeres. Siguiendo la línea de la
jurisprudencia internacional y tomando en cuenta lo dispuesto por la Convención
de Belém do Pará, la Corte Interamericana de Derechos Humanos considera que
la violencia sexual se configura con acciones de naturaleza sexual que se
cometen contra una persona sin su consentimiento, y que además de comprender
la invasión física del cuerpo humano, puede incluir actos que no involucren
penetración o incluso contacto físico alguno.
El tribunal estableció que todas y cada una de las formas de
humillación a que el Estado sometió a las mujeres presas, ya sea por acción o
por omisión, quedan así incluidas en una norma de ius cogens, norma a la que el Estado se encuentra obligado aunque
no haya ratificado Tratado alguno y al margen — e inclusive en contra— de su voluntad. La
consecuencia más notable de este rango más elevado es que el principio en
cuestión no puede ser derogado por los estados a través de tratados
internacionales o costumbres locales o especiales o incluso reglas
consuetudinarias generales que no estén revestidas de la misma fuerza.[12]
No es
correcta la apreciación que efectúa el magistrado García Ramírez en su voto
razonado en el caso del Penal Miguel Castro Castro, cuando afirma que:
"...hasta hoy, la Corte Interamericana no había recibido consultas o
litigios que tuviesen como personaje principal — o al menos como uno de los
personajes principales, de manera específica—
a la mujer". Lo cierto es
que la Corte ha tenido varias oportunidades para aplicar la Convención de
Belem do Pará, pero, sin embargo, ha soslayado el hecho de que la obligación
de respeto y garantía del derecho de las mujeres a la integridad personal,
debe ser cumplida por el Estado de diferente manera a como la debe cumplir en
relación con los hombres[13].
En cuanto
al resarcimiento en el caso del Penal Castro Castro, la Corte incorpora
también la perspectiva de género al momento de reparar a las víctimas. Así,
el capítulo XVI de la sentencia, dedicado a las reparaciones, resulta una
consecuencia necesaria de la decisión sobre el fondo, en cuyo marco se admite
por primera vez que la tortura tiene un impacto distinto en las mujeres.
Cabe
destacar que en el caso de Loayza
Tamayo, la Corte reconoce por primera vez el rubro de "daño al proyecto
de vida"[14],
pero finalmente afirma que la indemnización por la afectación de dicho
proyecto estaría en principio dada por el acceso de la víctima a la
jurisdicción internacional y por el dictado de la sentencia de la Corte. El
tribunal interamericano define aquello que debe entenderse por "proyecto
de vida" afirmando que es "... la realización integral de la
persona afectada, considerando su vocación, aptitudes, circunstancias,
potencialidades y aspiraciones, que le permiten fijarse razonablemente
determinadas expectativas y acceder a ellas". Dentro de las
"circunstancias" a las que refiere la Corte, podemos distinguir
aquellas de carácter personal, familiar y profesional. Cuando el curso del
pleno desenvolvimiento de un ser humano se ve interrumpido por una violación
de sus Derechos Humanos, es decir, cuando se ve truncado el libre desarrollo
de la personalidad del sujeto, es entonces cuando surge la obligación del
Estado de reparar dicho daño.
Cuando la
Convención Americana establece en su artículo segundo la obligación de los
Estados de garantizar los derechos a la igualdad y la no discriminación, ello
importa en la práctica la necesaria toma de medidas concretas por parte de
los Estados que tengan como fin lograr la equidad. Finalmente, destacan que
el Preámbulo de la CEDAW expresamente reconoce la diferencia entre la
igualdad de iure y la igualdad de facto, asumiendo que la máxima
participación de la mujer en todas las esferas, en igualdad de condiciones
con el hombre, es indispensable para el desarrollo pleno y completo de un
país, el bienestar del mundo y la causa de la paz.
"...Reivindicar
para ella todos los derechos, todas las oportunidades del ser humano en
general, no significa que haya que
cerrar los ojos ante lo singular de su situación..."
Simone de Beauvoir
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[1]Aprobada por Resolución 34/180 de la
Asamblea General de las Naciones Unidas del 18 de diciembre de 1979
[4] Recuérdese que en diciembre de 1999, la Asamblea General de las
Naciones Unidas designó el 25 de
noviembre como el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia
contra la Mujer (Resolución 54/134).
[5] Convención
adoptada en la ciudad de Belem do Pará, Brasil, el 9 de junio de 1994, y
ratificada por el Estado de Perú en fecha 4/2/96.
[6] RODRIGUEZ,
Marcela, "Violencia de género" en La aplicación de los Tratados sobre
Derechos Humanos en el ámbito local. La experiencia de una década, Abramovich,
Víctor, Alberto Bovino y Christian Courtis (comps.), Ed. El Puerto, 2007, pág.
585.
[7] Conforme la Recomendación General 19, párr. 6
del Comité de la CEDAW, la violencia basada en el sexo es "la violencia
dirigida contra la mujer porque es mujer o que la afecta de forma desproporcionada".
También señala en su párr. 7 que : "la violencia de género... que
menoscaba o anula el goce por la mujer de sus Derechos Humanos o libertades
fundamentales en virtud del derecho internacional o de convenios específicos de
Derechos Humanos constituye discriminación...".
[9] Declaración y Programa de Acción de Viena,
aprobados por la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, 25 de junio de 1993,
Viena. En dicha Conferencia participaron 171 gobiernos y más de 800 ONGs. Uno
de los acuerdos principales fue el de recomendar a la Asamblea General el
nombramiento de un Alto Comisionado para los Derechos Humanos y a un/a
Relator/a Especial sobre Violencia contra la Mujer, llamando a aprobar el
proyecto de Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
[11] BADILLA,
Ana Elena, TORRES GARCIA, Isabel, "La protección de los Derechos de las mujeres
en el Sistema Interamericano", en El Sistema Interamericano de Protección
de los Derechos Humanos y los derechos de poblaciones migrantes, las mujeres,
los pueblos indígenas y los niños, niñas y adolescentes, Tomo I., Instituto
Interamericano de Derechos Humanos, 2004, p. 92.
[12] En el caso del
Penal Miguel Castro Castro, fue el ataque masivo y sistemático perpetrado
contra personas privadas de su libertad en una dependencia estatal lo que llevó
a la Corte a afirmar la violación por parte del Estado del Perú de una norma de
ius cogens, reputando los asesinatos y las torturas cometidas contra las
víctimas del caso como crímenes de lesa humanidad . Como adelantáramos, la
Corte sostiene por primera vez que la violación de una mujer y la violencia
sexual contra ella ejercida constituyen tortura y, por tanto, un delito de lesa
humanidad. Las consecuencias de esta afirmación son contundentes y se derivan
de los caracteres esenciales de dicha clase de crímenes: inderogabilidad e
inadmistiabilidad del crimen; responsabilidad
individual; retroactividad y
paralela imprescriptibilidad del crimen y, por último, en lo que respecta
al ámbito espacial, la jurisdicción
universal. En específica referencia a la responsabilidad individual que
generan los crímenes de lesa humanidad cabe señalar que esta no resulta
excluyente: tanto el Estado como los eventuales autores del delito deben
responder por dicho crimen.
[13] Cabe
recordar que en el Caso "Masacre Plan de Sánchez vs Guatemala", se
dio por acreditado que en el marco de un ataque de las fuerzas de seguridad
"...aproximadamente veinte niñas de entre 12 y 20 años de edad fueron
llevadas a una casa donde fueron maltratadas, violadas y asesinadas. Los demás
niños y niñas fueron apartados y asesinados a golpes", Sentencia de
29/04/04, párr. 42.18. En dicha oportunidad la Corte tampoco consideró la
especial relación entre la discriminación de género y la violencia ejercida
contra mujeres.
[14] Si bien el daño a
su proyecto de vida fue considerado como rubro, no fue específicamente
indemnizado.