viernes, 27 de julio de 2018

SOBRE LA PERFIDIA Y VIOLENCIA CONTRA LA MUJER


 

SOBRE PERFIDIA Y VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

 

 
1-     La violencia de género en el plano psicológico. 

1.1Conductas, Valores y Normas

Conductas, Valores y Normas, repetía una y otra vez el Dr. Werner Goldschmidt[1], dibujando una pirámide en el pizarrón, en cuyo vértice superior se encontraban los valores y en la base, las conductas y las normas.

Hoy año 2010, cuando verbalizo sus palabras quienquiera que me escuche me pregunta: “ ¿qué valores?”. Sí, así están las cosas, la pregunta es ¿qué valores?. 

Entonces cabe preguntarse: ¿Serán que han que han quedado en el olvido al punto de ignorar su existencia? ¿O que parafraseando a Zigmun Bauman, a la hora de disolver los sólidos, también el hombre arrasó con los valores?

Valores que, aparentemente, durante los últimos años se pretende convivir sin ellos, normas de conductas que no son imitadas en el ámbito de las relaciones humanas, deslizamiento del verdadero sentido y aplicabilidad de la ley hacia interpretaciones subjetivas por parte de aquellos jueces encargados de administrar justicia, necedad ante una realidad en la cual, poco a poco las personas se van acostumbrando a convivir con la perfidia, pues todo el mundo está apurado para llegar… ¿a dónde? Quizá ni ellos sepan la respuesta. Tal es la situación actual.

 

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Sabido es que todos tenemos un lado oscuro, pero también discernimiento y voluntad.  Paralelamente, se suele decir que la ignorancia es el mal de los pueblos. Pero ¿qué clase de ignorancia?

Existe una multitud de individuos que tienen una excelente formación académica, y ni qué decir, exitosa carrera profesional, y sin embargo son incapaces de discernir el verdadero sentido de ciertas y determinadas conductas del prójimo. Desconocen y se niegan a indagar aquello que mueve a obrar y cómo debe tratar con personas abyectas.  Sólo ven conductas, ignorando que ciertos individuos se niegan a estar en la media y que hay actos aparentemente sublimes que pueden ser llevados a cabo por seres ruines y sin escrúpulos, pero que no tienen límite ni justa medida, porque son perversos.

 

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A veces, cuando pasamos por un gimnasio vemos hombres y mujeres cultivando su cuerpo.  Hermosos músculos, por cierto.  Estilizadas extremidades.  Algunas mujeres, coquetas ellas, concurren a salones de belleza para mejorar su estética y/o llevar dignamente el paso de los años.  Tampoco faltan quienes cuidan su cuerpo y su salud a base de dietas libres de grasa y colesterol, o libres de conservantes.  Se dice que hay que purificar el cuerpo y las arterias, que la sangre debe circular con la fluidez que a su naturaleza le corresponde para que el resto del organismo funcione bien.

Pero ¿el cuidado del alma? ¿cultivar la mente? ¿nutrir el espíritu? ¿No debemos ser igual de cuidadosos en la elección de nuestros actos y nuestras relaciones humanas? 

Así como elegimos qué alimentos ingerir ¿No deberíamos seleccionar con el mismo cuidado con quién mantener relaciones humanas que contribuyan al pleno desarrollo de nuestra personalidad? ¿No nos corresponde seleccionar con quién y cómo interactuar, discriminando la conducta del prójimo previamente?  Sin duda que  sí.  ¿Pero cómo hacerlo? ¿Qué nos está ocurriendo?

Pues bien, si fuera tan fácil, no existiría la violencia invisible, y las líneas anteriores son la razón de una propuesta de trabajo sobre las víctimas y de una labor proactiva y preventiva, pues de lo contrario, solo nos limitaremos a rehabilitar despojos humanos indefinidamente, llegando siempre después que el daño se ha causado. 

Si no queremos que nuestros hijos se conviertan en adultos, inmunes a la perfidia, si queremos que ellos sapan discriminar conductas, lo cual les dará libertad de elección para con la consecuente acción, cabe también un trabajo proactivo, y preventivo, una reeducación del individuo  y una restauración de los valores olvidados, ellos son la VERDAD, la RAZON y la JUSTICIA.  ¿Alguien  los recuerda?  Bueno, parece que hay trabajo para mucho tiempo por delante.

 

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Esta falta de práctica de valores primarios, se reflejan en conductas diarias.  Hemos perdido hasta el nombre propio.  Este último fue reemplazado por el “che boludo” o “che boluda”.  De allí para arriba y para abajo, se han perdido parámetros de conducta.  Luego del saludo “hola boludo”, le sigue un escaso diálogo en el que se ha perdido el valor del lenguaje y la palabra.  Y, cuando me refiero a la palabra, lo hago en un doble sentido, pues la mentira se ha banalizado a tal punto que ya no escandaliza a nadie.

Entonces ¿dónde comienza y dónde termina la violencia invisible? ¿Es un problema individual o social?

 

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1.2 Violencia Invisible

Violencias invisibles, también denominada acoso moral, maltrato psicológico o violencia indirecta.

Pero ¿Cuánto conocemos sobre ella?  ¿Sabemos discriminar por medio de qué actos se lleva a cabo? ¿En qué momento se manifiesta? ¿Podemos realmente reconocer a los sujetos activos en tanto autores de semejante perfidia? ¿Estamos en condiciones de proteger al sujeto pasivo? ¿En qué ámbitos se lleva a cabo?

En tanto protagonistas, en tanto al ámbito donde se despliega esta pandemia su nombre varía.  Una de ellas se denomina violencia de género, entendiéndose como tal, en aquellos casos que el sujeto pasivo es una mujer.    Pero se debe tener suma cautela a la hora de posicionar al género femenino en tanto pasividad y víctima, pues se corre el riesgo  obstaculizar el camino hacia una solución por vía de la acción.  Detenernos en el mero trato de la cuestión, tomando solamente el costado inmóvil de la mujer, solo nos detendrán en generar un placebo momentáneo, mas no detener este mal de nuestro tiempo que avanza a paso firme.

Solo trasmutando, construyendo un contra universo y tomando conciencia que es una cuestión de índole social, se puede erradicar esta pandemia. Para ello, primeramente hay que conocer cómo funciona.

 

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Conocer su mecánica, contribuye a comprender que estas cosas suceden, no por casualidad, ni mucho menos por caprichos del destino. A la hora de despertar y reaccionar ante semejante vileza, es en nuestra historia personal, y de dónde venimos el lugar en el que podemos encontrar las respuestas a los porqué llegamos a semejante situación.

Quienquiera que conozca sobre el tema, sea como víctima, o como terapeuta sabe muy bien que junto con otros crímenes, el del agresor merece la mayor de las condenas, pues a través de él, se perpetua una estafa moral, donde el ardid y engaño del autor ya no juega solamente con la buena fe de la otra parte, sino también con el sentimiento más noble y sublime del ser humano: el amor.  Es desde allí que la víctima debe reconocer que no ha cometido falta alguna, auto perdonarse, y buscar ayuda para salir adelante.  No es fácil.  Pero hay que hacerlo.  El tratamiento de rehabilitación es sumamente duro.  Es un proceso y como tal tiene sus tiempos, dependiendo del daño producido y del sujeto.  Pero la peor opción es claudicar.  No importa que personas de nuestro entorno no lo entiendan, la víctima de semejante estafa debe tomar conciencia, reconectarse consigo misma, y rehabilitarse, único modo de seguir adelante.  Me arriesgaría a decir que debería ser obligatorio rehabilitarse, pues cuando el narcisista perverso es descubierto, no solamente produjo un daño directo sobre el sujeto pasivo, sino también daños colaterales, como es el caso de los hijos que quedan atrapados como rehenes en medio de una telaraña que el verdugo no suelta.

 

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Es una pandemia, un mal de nuestro tiempo, un enemigo silencioso e invisible que avanza sin cesar ante la necedad del ser humano de nuestro tiempo, que se niega a ver y aceptar aquello que no es de su agrado.

Palabras que no se nombran, hechos que no se ven.  Como si  ignorarlos contribuyera a hacerlos desaparecer. Necedad[2] y negación, los grandes aliados de los males sociales. Indiscutiblemente, la sociedad entera debe tomar conciencia de este mal y contribuir a erradicarlo, cada uno desde sus áreas específicas.

Hacerlo es tarea de todos y cada uno.   Terapeutas, juristas y legisladores deben tomar conciencia que tienen ante sí la responsabilidad de un gran desafío.  Aún aquellos que no lo han conocido de cerca, deberían interiorizarse sobre el tema a un doble efecto.   Comprender el proceso ayuda a prevenirlo y a colaborar con quienes nos rodean y que lo padecen.  Solamente comprendiendo el procedimiento del narcisista perverso se puede ayudar al que lo padece como víctima.  Nadie se halla exento que le suceda.  Negar no es sinónimo de evitar.

Por otro lado, ante las observaciones que se pueden recibir referido a que no vamos a cambiar el mundo, es imprescindible no darse por vencido. Cada uno de nosotros llegó aquí, en un momento determinado, con un estado de avance de la civilización, la cultura,  las ciencias, las comunicaciones y las artes.  Tomamos cuanto  recibimos para desarrollar nuestra personalidad. Pero la ley de compensación es inescrutable, y debe ser respetada.  El ser humano no puede seguir sirviéndose de todo aquello que tiene a su alcance, sin dejar nada a cambio.  La historia universal ha llegado hasta aquí merced a infinidad de hombres y mujeres que han dejado su contribución.  Ahora es nuestro turno, y es a nosotros que nos corresponde hacer lo propio.  Ignorar o mirar para otro lado, ante esta pandemia es sinónimo de complicidad  para con aquellos seres ruines, cobardes y ocultamente demoníacos que destinan su propia vida y su persona a destruir la de aquellos que no pueden ser y jamás serán.

 

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1.3 Una pionera

Marie France Hirigoyen tuvo el coraje, el valor y la fuerza de publicar un libro llamado “El Acoso Moral”.  Fue un éxito mundial, a pesar que en su primera hora ni siquiera contó con el apoyo de algunos de sus colegas que la rodaban.   Ante el éxito de su publicación le siguieron otros autores que se dedicaron a escribir sobre el maltrato, la manipulación y violencias invisibles, y, actualmente el lector cuenta con una voluminosa bibliografía al alcance de todos para tomar conocimiento del tema.

Fue en la pluma de Zigmunt Bauman[3], que encontré las palabras más adecuadas para exponer de qué manera se materializa en la vida cotidiana esta serie de conductas. Él habla de la individualidad de iure o individualidad negativa y la individualidad de facto o individualidad positiva.  La individualidad de iure es la posibilidad que tiene el ser humano de desarrollar su personalidad y llevar a cabo su autoafirmación a lo largo de su vida. Esta actividad de autoafirmación o también denominada subjetivación, lo es en  vistas del individuo en su totalidad.  Incluye las diferentes facetas del individuo en su día a día: despliegue de una vida social, contacto con los afectos sean estos de parentesco o no, una constante evolución intelectual, y materializar su aporte a la sociedad mediante el desarrollo de una actividad profesional u ocupación. Tanto el hombre como la mujer son individuos complejos en tanto y en cuanto que su realización es un proceso cotidiano que tiene en vistas al individuo en su totalidad y se  lleva a cabo diariamente, por medio de una serie de actos. El proceso de individualización ipso iure está fuera de discusión, de modo que así estaría legalmente garantizado por nuestra Constitución Nacional y todo el conglomerado normativo vigente que garantizan libertad de expresión, de tránsito,  de trabajar, y por sobre todas ellas igualdad ante la ley. En teoría la ley, no  impide el proceso de individuación siempre y cuando no cometa un acto criminal. Legalmente están preparadas todas las condiciones para que una persona despliegue sus potenciales a fin de alcanzar su realización.

Aquí no me estoy refiriendo a convertirse en alguien fuera de lo común, sino en un individuo promedio.  Lo que usualmente se denomina un individuo dentro de la masa.  Me explico.  Cuando por ejemplo me refiero a la libertad de opinión, es simplemente decir lo que uno piensa, esté o no de acuerdo con el interlocutor. La libertad de tránsito, significa ni más ni menos que poder levantarse una mañana para llevar a sus hijos al colegio, ir a trabajar, llevar a cabo diligencias sin que nadie lo impida ni presione con quien mantener interacción y dónde llevarla a cabo.

Por su parte Simone de Beauvoir  lleva a cabo la misma distinción denominando al primero “derechos en abstracto”  y al segundo, “derechos en concreto.”

¿Simple no? ¿De qué se queja el sujeto pasivo ante un agresor?

Bueno, aquí viene la segunda parte, y es en referencia a la individuación ipso facto o positiva. Esta última es la posibilidad genuina de autoafirmación. Es la individuación de iure llevada a la práctica.  Y aquí es donde se suscita el problema, porque lo que se va a encargar de hacer el sujeto activo es imposibilitar, obstaculizar, interferir, y hacer cuanto acto fuera menester para que el sujeto pasivo jamás pueda ejercer esa individuación de facto.[4]  No va a ser la realidad la que va a poner obstáculos, no van a ser las propias limitaciones del sujeto pasivo, sino que lisa y llanamente el narcisista perverso va a trabajar para valorizarse a costa del aparente fracaso de otro, que no va a ser ni más ni menos que las consecuencias de una suma de ardides para hacer caer en la trampa a la víctima, quien se ha convertido en su blanco.

Antes de continuar es perentorio aclarar que esta clase de individuos destructores, los hay en todos los ámbitos de nuestra vida y nos solemos topar con ellos a diario. Existen dentro de la familia, en el trabajo, en la pareja, y en las relaciones sociales.   A su vez el narcisista perverso despliega todo su potencial destructivo en sus diversos ámbitos de vida.  Un narcisista perverso lo es en su casa, con su familia, en su trabajo y donde fuera, pues carga con la mochila de una pobre autoestima, que lo lleva a valorizarse a costa de la desvalorización de otros, donde quiera que vaya.

Todo ello ha sido desarrollado de manera exhaustiva por diversos autores especialistas en la materia y que cuentan con el suficiente respaldo académico.

El porqué se cae en las redes de un perverso narcisista, es la misma razón por la cual cuando explota la crisis que pone fin a la relación, los terceros no comprenden las razones, ni mucho menos pueden creer lo que se les cuenta sobre la verdadera identidad de esos sujetos. En diferentes grados y medidas, lo que permite que el común denominador de las personas caigan en su trampa,  son las siguientes características.  Son socialmente seductores, se presentan como moralmente intachables, exaltan sus propias virtudes, que a los demás se presentan como auténticas. Muestran una fachada de ser noble, atento, moralista, y sociable que cualquiera compraría.  Pero luego con el tiempo uno se da cuenta que sus virtudes no traspasan las fronteras de su propio yo. Al igual que los grandes estafadores, si fuera tan simple quitarles su máscara, no existiría ninguno de ellos. Pero bien se cuidan de mostrar su interior, caso contrario no podrían llevar a cabo su estrategia.

Y así como un hábil comerciante puede creer que un determinado individuo será un buen socio para sus negocios, y un día puede despertarse en el infierno habiendo sido estafado, también una persona común y corriente puede enamorarse de lo que “ve”, de ese sujeto que al fin de cuentas tiene doble rostro. Así como en una estafa económica, la víctima deposita una suma de dinero al timador, los futuros sujetos pasivos del narcisista perverso se relajan y dan rienda suelta a sus sentimientos, aceptando haberse enamorado y estar dispuestos a llevar a cabo una vida en común. Importante decisión, que no solamente involucra sentimientos sino que producirá modificaciones en su vida.

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Para que exista violencia invisible, debe haber un sujeto activo, comúnmente identificado como narcisista perverso, perverso narcisista o simplemente perverso, de acuerdo a la terminología de Marie France Hirigoyen en “El Acoso Moral”.   Esta autora califica derechamente al perverso narcisista como el origen del mal. 

Narcisismo y Perverso.  ¡Qué palabras! ¡Qué binomio!  Dos conceptos surgidos del interior de la teoría psicoanalítica que juntos constituyen la pandemia contemporánea. Si bien esos términos han sido expuestos en una vasta bibliografía por profesionales de la ciencia de la psiquis, últimamente han devenido de uso corriente y cada día se escucha más. Sin tratamiento de rehabilitación por parte del agredido es imposible salir adelante.

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1.4 Enamorado de si mismo

El término narcisista proviene de la Leyenda de Narciso, quien, enamorado de su propia imagen que le devolvía un espejo de agua, cuando intenta tocarlo, cae y se ahoga.

Explica Marie France Hirigoyen que un Narciso es una cáscara vacía que no tiene una existencia propia.  Es alguien falso que intenta crear una ilusión que enmascare su vaciedad.  Se trata de alguien a quien no se ha reconocido nunca como un ser humano y que se ha visto obligado a construirse un juego de espejos para tener la sensación que existe. El Narciso, al no disponer de sustancia[5], se conectará al otro y como una sanguijuela intentará absorber su vida.  Al ser incapaz de una relación verdadera, solo puede crearla en un registro “perverso”, de malignidad destructora. El Narciso vacío necesita alimentarse de la sustancia del otro.  Cuando uno carece de vida, tiene que intentar apropiarse de ella, o si esto no es posible, tiene que destruirla para que no haya vida en ninguna parte. Son insensibles y no tienen afectos.  No tienen historia porque están ausentes.  Solo los seres que están presentes en el mundo pueden tener historia. [6]

Existe un narcisismo positivo que procura alcanzar la unidad del yo, y un narcisismo negativo que brota de la pulsión de muerte y que actúa en dirección opuesta.[7] Las personalidades narcisistas viven en una constante búsqueda de la conservación de la identidad y del valor del yo.[8] Se caracterizan por padecer de dificultades en la regulación de la autoestima.  Son hipocondríacos y especialmente sensibles a los fracasos y desilusiones. Proyectan sobre el prójimo, devenido en objeto, una imagen de sí mismos, o de lo que otrora fueron.  En los vínculos y en las relaciones humanas debería haber inexorablemente alteridad y un flujo de reciprocidad que no hay en el caso de relacionarse con un individuo narcisista.  La razón es que para estos últimos, quien está frente a él no es reconocido como sujeto, sino como objeto.

Luchan por diferenciarse del objeto, a la vez que dependen de él

Guido Katz e Iván Fetter en su estudio publicado bajo el nombre “Problemas clínicos del paciente narcisista: un desafío para el psicoanalista”[9], consideran fundamental dos aspectos a tener en cuenta respecto del narcisista, a saber: la fascinación o seducción y el daño que producen o destrucción.  Estos últimos caminan de la mano con la envidia.

 

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[1] Eximio iusnaturalista del siglo XX.
[2] En referencia a la necedad, Jacques Lacan afirmaba que el psicoanálisis lo cura todo, menos las estupidez
 
[3] Modernidad líquida, página 44.  Editorial Fondo de la Cultura Económica.
[4] “El tipo de agresión del perverso narcisista consiste en su lucha por el poder, pero también su necesidad de apropiarse de la felicidad del otro o de destruirla cuando apropiársela no resulta posible.  Para ello el perverso utiliza las debilidades de su adversario, y si éstas no son suficientes, intenta crearle otras nuevas”.  Marie France Hirigoyen, El Acoso Moral, página 74
 
[5]  Una buena metáfora es la película “Perfume”. Nota de autor.
 
[6]  “Los perversos sienten un placer enorme y vital al ver sufrir a los demás, del mismo modo que gozan al someterlos y humillarlos.  El desorden sexual o la maldad no son más que consecuencias inevitables de esa estructura vacía……. Los perversos narcisistas son invadidos por otro y no pueden prescindir de él. Cualquier situación que pueda poner en tela de juicio ese sistema de espejos que enmascara el vacío sólo puede implicar una reacción en cadena de furor destructivo.  ”. Marie France Hirigoyen, El acoso Moral, página 111 y ss.
 
[7] Revista de Actualidad Piscológica, publicado en septiembre de 1999, página 10 “Clínica del Narcisismo”, por  el Dr. Luis Hornstein.
 
[8] Idem.
 
[9] Revista de Actualidad Piscológica, publicado en septiembre de 1999, página 14
 
 
 
 
 
 
1.5 Pecado Capital
Los siete pecados capitales fueron definidos por la Iglesia Católica, como manifestación del lado oscuro de los seres humanos, y como el origen de donde se derivan el resto de los vicios y excesos.  Tan han sido considerados de ese modo, que a cada uno de ellos se le aplicó un nombre en relación con la figura del diablo.  Uno de ellos es la envidia, a la que se la representa con el nombre de Leviatán.[1]
La envidia, ese amargo sentimiento que algunos viven en oscura soledad.  Así como el amor se instala en los seres humanos y eleva a quien ama y a su ser amado, la envidia es tan demoníaca que puede destruir a quien la siente y al ser envidiado.  Corroe y carcome el alma de quien la padece, y mengua la coherencia y lógica que deberían primar a la acción. Quita lucidez.  Eterna seductora de seres débiles, incapaces de aceptar la realidad en su justa medida.  Atizadora del fuego donde arde una baja autoestima.  Traicionera cuan ella misma, se instala enmascarada en ruines individuos que le dan cabida, se dejan conquistar, para así embriagados por esa arrolladora arpía pierden el norte de sus propias vidas, para desviarlo en vidas ajenas. Embustera y cobarde, jamás da la cara. Invisible y escurridiza.  Viciosa y dañina, solo puede engendrar maldad, pues nada bueno puede dar. Insoportable y maldita.  Ha existido desde los albores de la historia.  Presente en todo tiempo y espacio, no ha hecho más que pervertir al ser humano.   Mencionada, descripta y protagonista en diversos pasajes de la Biblia, en la mitología griega, greco romana, y en la literatura clásica, pero así y todo la humanidad intenta en vano continuar ignorando su existencia.
Marie France Hirigoyen encuentra el obrar del narcisista perverso originado en la envidia.[2]  La apropiación es la comunicación lógica de la envidia.  Los bienes que son envidiados, rara vez son materiales.  Por lo general son cualidades morales difíciles de robar: alegría de vivir, sensibilidad, comunicación, creatividad, dones musicales o literarios, etc.[3]
Definida por Ivone de Bordelois, en su Etimología de las Pasiones como la “mirada penetrante de un ojo que, movido por alguna forma de animosidad, antipatía, odio o rivalidad, se hinca enconadamente en el enemigo para perforarlo o destruirlo”.
Napoleon Bonaparte decía que la envidia es una declaración de inferioridad. Cuánta razón tenía, ya que el individuo envidioso se siente incapaz de obtener aquello que el otro posee y aún si lo obtuviera, no sabría qué hacer con ello.[4]
Esa hiel fría y amarga, solo produce destrucción y se materializa en guerras, muertes, calumnias, descalificaciones, y  humillaciones.[5]  La envidia, vicio propio de los holgazanes, incapaces de crear su propio destino por medio del trabajo, el tesón, y la perseverancia.  Habita en aquellos que no se atreven a aceptarse a sí mismos.  Enemiga del amor.  Enemiga del esfuerzo para luchar por lo que uno realmente quiere, toma por asalto a los frágiles, para así, destruyendo al prójimo, engrandecerse. Pequeña, mezquina, mínima, finita, calculadora, fría, manipuladora, impiadosa, hace de quienes la encarnan, seres miserables que creen poder sobrevivir a costa de la destrucción ajena.
Despreciable, voraz, nunca se satisface.  Siempre va por más.  No tiene futuro, no tiene proyectos, solo aniquila.   Enquistada, mata y nada crea. 
La mejor descripción que encontré es el siguiente cuento:  Una serpiente estaba persiguiendo a una luciérnaga.  Cuando estaba a punto de comerla, ésta le dijo: ¿puedo hacerte una pregunta?.  La serpiente respondió: en realidad nunca contesto preguntas de mis víctimas, pero por ser tú te lo voy a permitir.  Entonces la luciérnaga preguntó: ¿yo te hice algo?  No, respondió la serpiente. ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? Preguntó la luciérnaga.  No, volvió a responder la serpiente.  Entonces, ¿Por qué me quieres comer?, inquirió el insecto.  “Porque no soporto verte brillar”, respondió la serpiente.[6]
 
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El egoísmo es la condición de la persona que implica un inmoderado y excesivo amor por sí mismo, que le hace atender desmedidamente a sus propios intereses sin cuidarse del de los demás.   En cambio el narcisismo es la manía propia de  quien cuida demasiado de su adorno y compostura, o se precia de galán y hermoso, como enamorado de sí mismo.  Es alguien excesivamente complaciente en la consideración de sus propias facultades y obras.
De acuerdo a la opinión de Ana María Gómez, en su artículo “A través de los espejos”[7]: “En el egoísmo priman los propios intereses, en el narcisismo, la complacencia excesiva en la consideración, probablemente y también de esos intereses.”  En la persona del narcisista se conjugan el egoísmo, los intereses del yo, el autoerotismo y la imposibilidad de sentir amor por el prójimo. El otro, como persona independiente, queda subrogado al exclusivo interés, antojo y gana de este último.
Ana María Gómez continúa diciendo que para el narcisista es exactamente igual ser el peor o el mejor.  La cuestión es ubicarse en los extremos, y nunca en la media.
Creencia más no esencia.  El narcisista quiere creerse ser, ocultando así lo que no es.
Se caracterizan por una demanda incesante, voraz e insaciable, imposible satisfacer sus exigencias, pues se sienten con derecho a exigir universalmente a los otros el cumplimiento de sus pretensiones. Se sienten con derecho adquirido a permanecer en un alejado pedestal que los distancia del resto de los mortales, y por lo tanto no acusan recibo de las consecuencias ni de la responsabilidad de sus actos.  Nada les llega, nada les toca.  Se sienten inmunes a cualquier reclamo que se les pueda realizar.
Menciona un caso que me impactante, quizá por lo absurdo de lo allí ocurrido.  Se trata de “La joven de los espejos”[8].  Es un caso real y ocurrió lo siguiente.  Por recomendaciones de un amigo una joven narcisista comienza a concurrir a una analista.  Las paredes del hall de entrada de su consultorio se encontraban repletas de espejos donde la analista notaba que su paciente no se podía dejar de admirar en ellos.  A lo largo de las sesiones la analista notaba que surgía un mayor interés en saber cómo lucía que quién era realmente.   Luego de varias semanas, el amigo llamó a la analista para comunicarle que su paciente había muerto a causa de un accidente.  Había sido atropellada por un auto al cruzar la calle.  Cuando el hombre se comunicó con la analista le comentó que ella no estaba acostumbrada a prestar atención al tránsito, a los semáforos, ni a los vehículos circundantes, como si esperara que ellos se detuvieran por ella.  Después de su deceso, había pasado varios días en la morgue sin que nadie reclamara su cadáver.
Perdida en su propia imagen, enamorada de sí misma, ignorando el mundo exterior circundante, su propia torpeza la llevó a la muerte.  Para esas personas no existe un más allá de los espejos.
 
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1.6 Del orden al desorden
La palabra perverso, como adjetivo, comenzó a ser utilizada a partir del Siglo XIV en cuanto proviene del participio pasado del verbo pervertere. Pervertir, significa, volver de revés, invertir, erosionar y desordenar.[9]
Para que se lleve a cabo un acto perverso, debe haber alguien o algo que, en principio debe encontrarse de conformidad con una norma que lo mantiene dentro de determinado orden natural, que el perverso se encargará de desordenar. Por lo tanto el acto de pervertir, significa transgredir una norma, un orden o una prohibición.
A pesar que a través de la historia de la humanidad, el término perverso fue aplicado a diferentes protagonistas en razón de las características de sus actos, lo cierto es que es connatural en todos ellos una metamorfosis, en donde dejan fluir su lado demoniaco, criminal, depravado, amante del odio, de la destrucción y que gozan con su crueldad. [10]
De igual modo que  la historia universal ha sido dividida  en períodos a los que se denominan Edades, algunos han categorizado de manera metódica, distintos períodos de la historia de los perversos, tomando en cuenta la evolución de los mismos en cuanto tales. Porque así como el hombre a través de la ciencia y  de las comunicaciones  ha avanzado, los perversos también lo hicieron, sofisticando cada vez más su proceder. Su historia es tan extensa como la de la especie humana, y cada etapa contó con un representante fiel a su época, que trascendió en el tiempo. 
Sin duda dos de ellos son dignos de ser mencionados.  El primero es Gilles de Rais, mejor conocido como Barba Azul, y el otro es Donatien Alphonse Francois de Sade.
 
 
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1.7 Era mística
Lo enigmático de Gilles de Rais, es cómo pudo mutar a lo largo  de su vida, balanceándose pendularmente entre un personaje malvadamente criminal y su costado sublime. Su linaje y la fortuna de sus ancestros no le impidieron educarse de la mano de su abuelo materno, quien lo iniciaría en el arte de transgredir la Ley. Después de ingresar al ejército, se sumó a las tropas del ejército francés al mando de Juana de Arco en pos de restaurar el poder real del heredero legítimo a la corona de Francia, Carlos VII. Supo obedecer las órdenes de Juana, lo que le valió el nombramiento de mariscal de Francia.  En esos campos de batalla  se dice supo admirarla como soldado y acatar su autoridad. En plena Edad Media, semejante actitud por parte de un hombre merece ser puesta de relieve, aunque más no fuere que la razón que lo llevó a ello fueron los intereses de su familia. Sin embargo, logrado el objetivo y coronado Carlos VII como rey de Francia, cuando Juana de Arco fue juzgada y condenada a morir en la hoguera, Gilles de Rais pareció desentenderse del asunto. A partir de allí no solamente se entregó al pillaje como en sus épocas de juventud, sino que a ello le sumó una nómina de conductas criminales, dando rienda suelta y sin límite alguno a secuestros de niños, violaciones, descuartizaciones de sus víctimas y cuanto acto criminal se pueda imaginar llevó a cabo.[11]Se calcula que llegó a sodomizar y asesinar a más de trescientos niños. En 1439  Carlos VII ordenó su captura.  Fue procesado en razón de sus crímenes y condenado  a morir en la hoguera.  Durante el proceso, Barba Azul puso de manifiesto que su alto grado de criminalidad provenía de la educación recibida de su abuelo. Cabe destacar la observación que Elizabeth Roudinesco hace al respecto.  Su abuelo había pertenecido a una generación de guerreros arcaicos y que “solo transgredía la Ley en la medida en que pretendía encarnar la de su linaje”. Si su abuelo había transgredido la Ley, Barba Azul había transgredido el orden mismo de la ley en su afán de superar al hombre que en su juventud había admirado, su abuelo.[12]
 
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1.8 Príncipe de los Perversos
“Entonces conoceréis la debilidad de lo que otrora te parecieran infracciones a la naturaleza; cuando te hayas burlado varios años de lo que los tontos llaman las leyes; cuando para familiarizarse con la trasgresión te hayas complacido en pulverizarlas todas.” Marqués de Sade.  Así piensa un perverso.
Apodado Príncipe de los perversos.   Su nombre, Donatien Alphonse Francois de Sade.
Mal que pese, el rechazo que produce la lectura de sus libros, lo cierto es que Sade a través de su pluma pone a la luz el costado maldito del ser humano.[13]
Lejos de hacer un juicio de valor respecto de su obra, Sade debería ser analizado a la luz de su época.  Contemporáneo a los libertinos, lo cierto es que su pluma parodia estos personajes a modo de ilustrar al lector sobre lo que acontecía en su época. Para ello utiliza el recurso del lugar, el que debe ser contemplado como al modo de “puertas cerradas”.  Y es en “Ciento Veinte Jornadas de Sodoma” donde instala a un grupo de libertino dentro de un castillo.
¿Se puede asegurar a ciencia cierta que Sade era en sí mismo un talento maldito portador de una perfidia inimaginable o un mensajero, quien acudía a la escritura a  modo de relato de una crónica del mal de su época, donde el ser humano se había entregado al goce ilimitado del cuerpo sin el menor reparo en las consecuencias y responsabilidades de sus actos? ¿Se puede asegurar que hacía apología de las perversiones o pretendía comunicar la existencia de las que ya se realizaban?[14] ¿Era el príncipe de los perversos en solitario en su hora? ¿Hasta la actualidad la razón de ser de su condena fue la de haber sido un mensajero de la realidad que todos conocían, muchos ejercían, pero todos pretendían ocultar? Porque si algo caracterizó su tiempo y desde antes que él, fue justamente una nómina de actos en franca transgresión a la Ley, entre ellos orgías, blasfemas, prostitución y alternativas en el ejercicio de la sexualidad que justamente no fue Sade su descubridor. Su propio tiempo y la sociedad a la que él pertenecía era perversa antes de su obra. Entonces, ¿Sade, era causa o efecto?
Lo trascendente y en cuanto aquí atañe es que el Marqués en su letra va a mostrando que el juego perverso puede darse entre sometedor y sometido de dos maneras[15].  Ambas tienen en común el consentimiento.  Pero mientras en la primera modalidad del juego sadiano, el sujeto pasivo es totalmente consciente y juega sabiendo que lo hace, donde el rol de verdugo puede o no alternar con el de las víctimas, en la segunda modalidad, la víctima realiza actos como sujeto pasivo sin pretender participar de él y hasta sin siquiera saber que lo está haciendo. Esto último es lo que ocurre en la violencia invisible.
Sin menospreciar la repugnancia de su relato, y el rechazo que producen sus descripciones, si se lo analiza con mente crítica, sus páginas denotan una serie de conductas que el ser humano puede llevar a cabo en el mayor de los sigilos y con sutileza, acompañada o no de la consumación sexual. Conjuntamente con ello, en el relato sadiano, se deja muy sentado que el acto sexual bajo esa modalidad consiste en tratar al otro no ya como un sujeto, sino como un objeto, una cosa, y como tal adjetivado de fungible, pues el fin último de esa especie de erotismo es el goce del sujeto activo, donde en modo alguno hay lugar para un intercambio y reciprocidad. Elizabeth Roudinesco, apunta al respecto que el imperativo sadiano se basa en la dominación, y la esclavitud y la servidumbre voluntaria.
Dueño de un razonamiento lúcido, y de una gramática impecable, protagonista de actos incestuosos, orgías, onanismo, blasfemia y sodomía, echó mano a su pluma para anoticiar al mundo sobre el perfil más bestial del ser humano.   Supo tener en jaque a la ciencia médica y a los hombres de ley, para quienes era un espécimen indefinido en razón de su criminalidad o su locura.  A causa de ello, a partir de 1777 su vida transcurre entre cárceles y manicomios.
Loco moral, loco lúcido, medio loco.  La irrupción de Sade en la historia valió para que a partir de allí la ciencia médica y los juristas se abocaran al estudio de esa clase de personalidades, los perversos.  Sin embargo, aún hoy, en la práctica, a los juristas se les presentan dificultades para distinguirlos y muchos de ellos temen en profundizar en el tema.
A lo largo de 200 años, la medicina primero y la psiquiatría después, junto con un ejército de juristas se han abocado a poner al servicio de la sociedad, el estudio  y los métodos para mantener al resto de los mortales a resguardo de los perversos, lo que ha desembocado en una gran evolución.  Pero lamentablemente, esa cofradía maldita se ha mantenido en carrera, evolucionando a la par de la medicina y el derecho, cuya batalla final aún no se ha librado, y quizá no se libre nunca, convirtiéndose en un gran desafío para la humanidad.
 
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1.9 Il Codice[16]
Época turbulenta en la historia universal, la que debió vivir el Marqués.
Tiempos de grandes cambios.  Entre ellos, el avenimiento de cartas plagadas de declaraciones de derechos que el mundo recibió expectante y con alivio.  Tiempos en que los grandes libros de historia nos invitan a conocer héroes mayúsculos.    Y así debe haberse vivido en aquel entonces.   La declaración de independencia de Estados  Unidos, la promulgación de su carta orgánica, y en Europa, el avenimiento del Imperio Napoleónico, y el Código Civil, promulgado en el años 1804, y sancionado en 1807.   Este último fue novedoso en varios aspectos.  Entre ellos, desterró los privilegios feudales y como contrapartida, se dio reconocimiento a los derechos individuales y a  la libertad del individuo en todas sus facetas.  Legisló sobre los derechos de la persona, derecho de familia, derechos reales, etc. Este cuerpo legal, fue el puntapié inicial de un movimiento codificador a nivel mundial.  La erradicación de los privilegios y la declaración de igualdad de los ciudadanos franceses frente a la ley, significó su reconocimiento de calidad de sujetos, como portadores de derechos y obligaciones.  Derechos frente a la ley, derechos personales frente a otros individuos, derechos reales para con los bienes, derechos dentro de la familia, derechos al suscribir un contrato con un tercero.  En contrapartida a cada derecho le correspondía una obligación.
La ley, así reconocía relaciones de reciprocidad entre los individuos en tanto eran reconocidos como sujetos de derechos y obligaciones.  Así, por ejemplo, en una compraventa se reconocía que un individuo asumía la obligación  de entregar la cosa, y el otro sujeto, en contraprestación, asumía la obligación de abonarla, pues si no se hubiera fijado precio estaríamos frente a una donación, y el régimen de derechos y obligaciones sería otro.
Pues bien, todo esto parece demasiado obvio más de 200 años después en que estamos acostumbrados a convivir con innumerables declaraciones de derechos y normativa legal que respalda o reprime, en su caso, el actuar cotidiano de los individuos.
 
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Hay quienes miran con desprecio el estudio de la historia, sosteniendo que mirar al pasado es una pérdida de tiempo.  Pero si se hiciera más seguido, y se pudiera observar la misma, con nitidez y ojo crítico, muchos dolores de cabeza, se ahorraría el ser humano. Visto así, ahora, dos siglos después, mientras el Código Civil Napoleónico obsequiaba a los franceses la esperanza de un nuevo porvenir, y éstos la recibían con bombos y platillos, un señor, tras bambalinas, escribía a modo de aviso, que, después de ese hito histórico quedaría un camino por andar, puesto que por mejores intenciones que tuviere el legislador, para ciertas personas el otro no es un sujeto de derecho y menos aún un sujeto, sino un objeto. Ese señor, odiado, vapuleado, encerrado a modo de esconderlo del mundo, era el Marqués. 
Las conductas eróticas descriptas por Sade en varias de sus obras, revelan una posición diferente entre los individuos, donde ya no es recíproca en tanto sujeto – sujeto, sino que esos “juegos”, en que se llevaba a cabo actos de dominación, sometimiento y flagelación[17], el dominador pretendía ejercer su conducta en tanto sujeto para con un interior, un individuo que a sus ojos no era más que un objeto, y como tal fungible.[18] Cada sujeto es metamorfoseado en objeto inerte.[19]  
Elizabeth Roudinesco señala que el universo de Sade está poblado de grandes figuras libertinas, pero que no reivindican la filosofía del placer, del erotismo, de la naturaleza o de la libertad individual, sino que ponen en práctica la voluntad de destruir al otro y destruirse a sí mismos en un desbordamiento de los sentidos.  Sade construye una Enciclopedia del mal basada en la necesidad de una rigurosa pedagogía del goce ilimitado.[20]
Dicho de otro modo, en tanto la flamante legislación reflejaba en sus normas un ideal de conductas llevadas a cabo entre dos sujetos (tendientes a la individualización ipso iure e ipso facto), el Marqués tozudamente insistía en que no siempre era así, en donde uno de los individuos era sometido al antojo y gana de un sujeto que no osaría tomarlo como par, impidiéndole el ejercicio de su libertad y el desarrollo de su personalidad.
El discurso médico de aquel entonces se sirvió de la obra sadiana.  La ciencia jurídica y la criminología, arduamente han avanzado desde aquel entonces, profundizando en las causales que movilizan al ser humano a delinquir.
 
 
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Visto en perspectiva, el Marqués a través de su grotesco, estaba comunicando otra cuestión.   El Marqués resuena por un doble efecto.  Por un lado él fue proscrito y perseguido aún post mortem, por contar aquello que los libertinos llevaban a cabo.  Como si “silenciar al mensajero” hubiere sido suficiente para moralizar a sus contemporáneos.
Pero en lo que aquí atañe, es como si la literatura no  hubiera sido suficiente, para hacer entrar en razones que existen individuos para quienes la palabra derechos, existen en una sola dirección, y es en cuanto los beneficien a ellos, que desconocen la contrapartida llamada obligación, a la que suelen eludir, y que coexisten en una sociedad en la que el único sujeto que reconocen es el de su rostro frente al espejo.
A lo largo de doscientos años, mucha agua ha pasado bajo el puente.  Y así como la ciencia médica, la de la mente y la ciencia jurídica ha recorrido un largo camino trazado por grandes eruditos, los cerebros grises también han contribuido con su esmero.  Y, el grotesco sadiano, se ha sutilizado, enmascarado, infiltrado y perfeccionado, un nuevo arte de dominación, no ya en un juego erótico, sino en el plano de las relaciones humanas, donde más allá de la ley y de las declaraciones de derechos humanos, las conductas de algunos seres ruines, no hacen más que transgredir la norma, una y otra vez, con tal impunidad, puesto que asiéndose de los lazos más sublimes que puedan existir, como son el amor, el parentesco y la amistad, nacen, viven y mueren por y para arruinar vidas ajenas.
 
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La literatura clásica anterior y posterior, está plagada de estos personajes maquiavélicamente demoníacos, presentes en novelas para ilustrar al lector sobre cómo piensan, traman y esgrimen con perfidia y sin descanso.  [21]
Se dice que el primer autor en escribir a través de la novela clásica temas referidos al comportamiento humano (pues la psicología como disciplina aún no había irrumpido) fue  Doltoievsky en “Crimen y Castigo”.  Hubo otros que le acompañaron, como  Victor Hugo con “Los Miserables”, pero sin duda el personaje que más cautiva, es Monsieur Homais, y viene de la pluma de Gustave Flaubert en “Madame Bovary”.  Esta obra muestra acabadamente el escalofriante sigilo con que opera un narcisista perverso.
 
 
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[1] Elizabeth Roudinesco. Nuestro Lado Oscuro, página 12. Editorial Anagrama.

 


[2] La envidia: Sienten envidia.  La envidia es un sentimiento de codicia, de irritación rencorosa, que se desencadena a raíz de  la visión de la felicidad y las ventajas del otro.   Es una mentalidad agresiva que se funda en la percepción de lo que el otro posee.  Es una percepción subjetiva, que puede llegar a ser delirante.  La envidia comporta por un lado el egocentrismo y por otro la mala intención. Presupone un sentimiento de inferioridad en relación con esa persona que posee lo que uno codicia. El envidioso lamenta ver como el otro posee ciertos bienes materiales o morales, y desea destruirlos antes que adquirirlos.  Si los adquiriera no sabría qué hacer con ellos, pues no tiene los recursos necesarios para ello.   Para vencer la distancia que tiene con el objeto codiciado, el envidioso se conforma con humillar al otro y envilecerlo.  Imponen a los demás una visión peyorativa del mundo y su insatisfacción crónica ante la vida.  Desbaratan cualquier entusiasmo e intentan demostrar que el mundo es malvado y que los otros son malvados inclusive su propio compañero.  Los deseos y la vitalidad de los demás le señalan sus propias carencias.  Marie France Hirigoyen, El acoso Moral, página 115 y ss. Editorial Paidós.

 


[3] Marie France Hirigoyen, El acoso Moral, página 115 y ss


 

[4] Marie France Hirigoyen, El acoso Moral, página 90 y ss


 

[5] Marie France Hirigoyen, El acoso Moral, página 90 y ss. Editorial Paidós.  Las maldades, las verdades que duelen, las calumnias o las mentiras, nacen casi siempre de la envidia.[5]

 


[6] Gente Tóxica. Bernardo Stemateas, página 25.  Ediciones B Argentina, para sello Vergara.

 


[7] Revista de Actualidad Piscológica, publicado en septiembre de 1999, página 28


 

[8] Revista de Actualidad Piscológica, publicado en septiembre de 1999, página 31

 


[9] Elizabeth Roudinesco “Nuestro Lado Oscuro”, página 11, Editorial Anagrama.


 

[10] Esta metamorfosis se encuentra muy bien reflejada en la película “El Libertino”.

 


[11] Con frecuencia, presa del frenesí se agarraba el miembro en erección para frotarlo contra los vientres torturados.  De ese modo entraba en una especie de delirio al momento de la eyaculación. (Elizabeth Roudinesco, “Nuestro Lado Oscuro”, página 42).

 


[12] Elizabeth Roudinesco “Nuestro Lado Oscuro”, página 43 y ss.


 

[13] Es el representante más brillante del discurso perverso en Occidente, y el fundador de la noción moderna de perversión.”  Elizabeth Roudinesco. Nuestro Lado Oscuro. Editorial Anagrama

 


[14]  Nunca, repito, nunca pintaré el crimen bajo otros colores que los del infierno; quiero que se lo vea al desnudo, que se le tema, que se le deteste, y no conozco otra forma de lograrlo que mostrarlo con todo el horror que lo caracteriza”.  Sade, Idea sobre las novelas. [

 


[15] El concepto sadomasoquismo surge con posterioridad a Sade. Nota de autor


[16] La redacción del Código Civil Napoleónico , fue llevada a cargo por una comisión encargada de amalgamar en un único cuerpo legal la tradición jurídica nacional, basándose en el Corpus Iuris Civilis, heredado del antiguo Derecho Romano (predominante en el sur de Francia), con la obra de los glosadores, que sentaron sobre su base y las realidades históricas y jurídicas de su tiempo, los cimientos para la elaboración de un Derecho Común en Occidente. El estudio del Derecho Romano llegó a Holanda, en el siglo XVII, a través de la Escuela de Derecho Natural fundada por Hugo Grocio,  y fue quien elaboró esta teoría del derecho común a los pueblos, basado en el Derecho de Gentes de los romanos, que tuvo influencia también en Francia. La otras fuentes fueron  el Derecho franco-germánico (predominante en el norte) y el Derecho Canónico.  El método utilizado en el código se basó básicamente en las Institutas de Justiniano, dividiendo los derechos en los referentes a las personas, a las cosas, y a las acciones. La idea se basaba en lograr las mismas leyes civiles para todas las provincias francesas, ya que las del norte  seguían las costumbres germánicas, y en las del sur predominaba el Derecho Romano. Nota de autor


[17] El término sadomasoquismo es de origen posterior. Nota de autor

 


[18] Y puesto que el acto sexual consiste siempre en tratar al otro como a un objeto, eso significa que todo objeto es equiparable a otro, y que, en consecuencia, el mundo vivo en su conjunto debe ser tratado no sólo a la manera de una colección de cosas, sino según el principio de una norma invertida”.   Elizabeth Roudinesco. Nuestro Lado Oscuro, pág. 60. Editorial Anagrama.

 


[19] Elizabeth Roudinesco. Nuestro Lado Oscuro.


 


[21] La envidia de Yago en Otelo.  Los celos de este último y la traición de Cacio.    Otelo se vuelve celosos a raíz de las hábiles maniobras de Yago.  En un monólogo Yago declara que le gusta hacer el mal por el amor al mal.  Cuando el perverso induce a su víctima a sentirse celosa, la arrastra a su terreno: “tu y yo somos iguales” Nota de autor
 
 
 
 
1.10 Monsieur Homais
A través de su descomunal talento,  Flaubert, en “Madame Bovary”, trae a la superficie, y le presenta al lector, un personaje nacido del oscurantismo más frío, pero disfrazado detrás de los ropajes de una caballero cumplidor de los deberes cívicos, agradable en el trato, ciudadano ejemplar y racional. Dentro de sus ropajes, existe un hombre oscuro, gris, sombrío embebido de amor al odio a sus semejantes, quien bajo el escalpelo de la sutileza, y el sigilo y con cálculo milimétrico, se infiltra entre el resto de los mortales, convirtiéndolos en víctimas, antes que ellos se percaten de su verdadera identidad.
Monsieur Homais.  Hombre agradable, convincente, sin llegar a ser seductor.  Hombre de familia. Doble rostro, oculto tras una cínica sonrisa.  Hipócrita y cobarde.  De esos,  los Monsieur Homais del año dos mil diez, a los que me referiré en adelante.
Pareciera que el mundo no los ve, no los escucha y no los lee.  ¿Para qué leer sobre perfidia, si ya con lo que sucede a diario alcanza y sobra?  La respuesta es, para conocer cómo piensan, cómo traman, cómo son por dentro, qué persiguen y cuántos rostros tiene el mal.
Pero no.  El mundo prefiere ignorarlos.  Como si con ello erradicase el mal.  La sociedad parece pretender solamente participar del banquete de las delicias de la vida, dejando aquellos que no le gusta para que lo consuma otro.
Esa necedad por evitar lo que disgusta, y esa hipocresía por esconder aquello que se ha hecho y se sabe está fuera de lugar.  Es como si la sociedad se hubiera montado a un tranvía de un mundo ideal, presto a visitar solamente aquellos lugares que son de su agrado.
Zigmunt Bauman[1] hace referencia a lugares vacíos, y al respecto los describe como “el vacío del lugar” aquel que está en el ojo de quien lo contempla y en las piernas del habitante, o en las ruedas de su auto.  Son vacíos los lugares en los que no entramos y en los que nos sentiríamos perdidos y vulnerables, sorprendidos, alarmados y un poco asustados, ante la vida de otros seres humanos”.
Si bien Zigmunt Bauman se refiere a los espacios físicos, bien la comparación vale la pena, pues, aunque nuestra mente no los mapee, al igual que la perfidia, la maldad y el horror ahí estarán, firmes, haciendo de las suyas aunque decidamos mirar para otro lado.
 
                                                                        *    *   *
 
1.11 El agresor
Alberto Ziguer ha definido a estos individuos en los siguientes términos: “Los individuos perverso narcisistas son aquellos que, bajo la influencia de un grandioso yo, intentan crear un vínculo con un segundo individuo, atacando muy especialmente su integridad narcisista con el fin de desarmarlo.  Atacan asimismo el amor hacia sí mismo, a la confianza en sí mismo, a la autoestima y a la creencia en sí mismo del otro.   Al mismo tiempo intentan de alguna manera hacer creer que el vínculo de dependencia del otro en relación con ellos es irreemplazable y que es el otro quien lo solicita”
Hacen daño porque no saben existir de otro y el dolor del otro les permite valorarse a sí mismos.  Al no encontrar sustancia en su interior, solamente ven que su persona no es más  que nimiedad, mezquindad y finitud.
Se presentan ante el mundo de la siguiente manera:
1-Llevan a cabo manifestaciones de idea grandiosa de su propia persona.
2-Mantienen fantasías de éxitos ilimitados.
3-Se sienten el centro del mundo, pues se creen y se construyen a sí mismos  como únicos e irreemplazables.
4-Necesitan ser admirados.
5-Explotan al prójimo.
6-No tienen empatía.
7-No sienten culpa.
8-No tiene conciencia ni vergüenza.
9-Son cobardes. Se esconcen y cuidan que su actuar se ponga íntegramente de manifiesto.
10-Son envidiosos hacia aquellos que poseen algo que ellos no tienen o que parecen disfrutar de sus vidas.  Envidian las cualidades, la vida interior y la sustancia del otro.
11-Al no poseer profundidad emocional, intentan tomar el sustrato o sustancia del otro a modo de vampirismo.
12-Así como no pueden sentir auténticamente felicidad, como contracara, tampoco sienten tristeza o dolor.  Y, lo que suele parecer un sentimiento de duelo, en el fondo es resentimiento disfrazado de depresión.  Esta última es para ellos una útil herramienta para llamar la atención de sus víctimas.
13-En la intimidad descalifican al otro hasta hacerlo dudar de sí mismo.
14-Para cubrirse mienten.
15-Padecen de un desorden sexual.
16-Aprehenden al otro como objeto, no reconociendo jamás en el prójimo un  sujeto con sus propias necesidades, sentimientos y derechos.
17-Creen que todo lo que tiene el otro les corresponde.
18-Actúan con sigilo.
19-Se elevan en autoridad moral
20-Habitan en un pedestal, construido en una frágil torre de cristal, creyéndose a sí mismos a salvo de las consecuencias de sus actos.
21-Actúan con impunidad
22-Suelen ser seductores
23-Su insensibilidad es fuente de su longevidad
24-Cuando viven un fracaso o un rechazo, ponen todas sus facultades al servicio de la venganza y destrucción, sin medir que las consecuencias de sus  actos puede arrasar con ellos mismos.  No miden y van a fondo hasta las últimas consecuencias sin medir el daño que producen.
25-Sienten amor odio respecto de su madre, pues esta última representa la vida interior de la que carecen.[2]
26-Son incapaces de amar y destruyen sus propias relaciones y las ajenas.
27-Se construyen sobre los cimientos de la destrucción de otro.
28-No tienen vida propia, y si la tuvieran no sabrían qué hacer con ella.
29-Desbaratan cualquier entusiasmo.
30-Una vez que la víctima cayó en su trampa, producen unos desaires brutales que arrasan sobre ella como un huracán, pues la víctima tiene profundidad emocional y por lo tanto siente el dolor que tal mancilla les causa.
31-Padecen una hipertrofia del yo.
El registro de conducta del narcisista perverso es seducir, fascinar y dañar. Atrae al otro, lo utiliza y luego lo daña.  Pero su actuar es tan sigiloso y aparentemente anodino, que el común denominador de las personas no suele identificarlo hasta que ya es tarde.
 
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1.12 El sujeto pasivo
El sujeto pasivo es una persona elegida por el perverso narcisista previamente, que por medio de su violencia invisible pagará por un crimen que no ha cometido. Son personas ricas en vida interior y en sustancia, elementos que el narcisista perverso necesita tomar de la víctima para valorarse a sí mismo y sobrevivir.
La buena fe de la víctima, que descree haber caído en semejante trampa, suele ser confundida con candidez.  Es que, este juego perverso, generalmente se lleva a cabo en los ámbitos de privacidad y en los que se desarrollan vínculos de mayor confianza (en la pareja, en la familia, y en el trabajo). Que justamente es la integridad y el valor de la dignidad de la víctima a donde ellos apuntan, pues su sensación de nimiedad, pequeñez, finitud y vacío, junto a la negación a reconocer que existe un orden natural, es el combustible capaz de montar una empresa personal al solo efecto de destruir sistemáticamente al otro, quien generalmente se encuentra dentro del seno de la familia.
También cabe destacar que el sujeto pasivo no es un masoquista en el sentido freudiano.  El masoquista es consciente de protagonizar un intercambio en el que las dos partes tienen un interés y pude abandonar ese intercambio libremente.
El perverso narcisista  toma su presa elegida, la seduce, y cuando ésta pretende reaccionar, el sujeto activo se prende de ella para no soltarla.
No importa los mecanismos de defensa que el sujeto pasivo intente interponer, el narcisista perverso desplegará una artillería de actos aparentemente anodinos para mantener a su presa lo máximo paralizada e imposibilitada de actuar posible. Esos actos tendrán una apariencia tan inocua que a los terceros que los presencien, se les dificultará comprender que tienen como objetivo producir daño y paralizar.
Marie France Hirigoyen destaca que los perversos narcisistas se sienten atraídos por personas que no sean demasiado sumisas ni demasiado rebeldes, y sin son lúcidas, mejor.  El sabor del juego lo sienten tanto más cuando la víctima responde a la media.  La utilizará y la vaciará hasta dejarla seca, y cuando ya no tenga nada que ofrecerle, la descartará de su vida   como a un objeto.
Para dañarla, apunta a las grietas o puntos débiles de su presen y lenta, sigilosa y sin prisa pero sin pausa, irá socavando su autoestima.
La buena fe de la presa, es a su vez un canal de entrada y el punto vulnerable que, cuando comienza a darse cuenta que algo no está funcionando bien, le cuesta creer que el otro esté llevando a cabo semejante vileza.
Esa misma buena fe, es la que llevará al sujeto pasivo a cometer un segundo error: intentar complacer o satisfacer los deseos del narcisista perverso.  Esto último no hace más que empeorar las cosas, dado que el sujeto activo se crispará cada vez que a través de sus actos  la víctima le haga notar que aún le queda pulsión de vida y sustancia para seguir adelante.[3]
 
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El narcisista perverso despliega la desestabilización de su presa mediante actos o manifestaciones verbales tendientes a humillar al sujeto pasivo.  Tales actos tienen apariencia anodina, y de ser necesario tanto en ellos, como para esconderlos a terceros utiliza la mentira. Total, si tiene éxito habrá logrado su objetivo.    Caso contrario si la víctima lo señala, la propia apariencia del acto será su defensa.
Marie France Hirigoyen señala que : “La víctima suele tomarse al pie de la letra las críticas del perverso que afectan a su círculo de allegados, y termina por creer que tienen una justificación. Para mantenerse a flote, el perverso necesita hundir al otro.  Es importante incomodar al otro.  El agredido percibe la hostilidad, pero no está seguro de si la cosa va en serio o en broma.  La agresión se lleva a cabo sin hacer ruido, mediante alusiones e insinuaciones, sin que podamos decir en qué momento ha comenzado ni tampoco si se trata realmente de una agresión.  El  procedimiento perverso consiste en ponerle al otro un mote que lo ridiculice y que se base en alguno de sus defectos o dificultades: la gorda, el marica, el orejudo, el blando, etc.  [4] Sienten envidia del vínculo privilegiado que la madre mantiene con su hijo.  Por esta razón la mayoría de las veces eligen entre sus víctimas a las personas que se muestran más llenas de energía y que saben gozar de la vida. [5] Se apropian de las pasiones del otro, en la medida en que sienten pasión por ese otro, o más exactamente, se interesan por ese otro en la medida en que detenta algo que les podría apasionar.  Se puede ver cómo muestran un gran corazón y a continuación unos desaires brutales e irremediables.  Los que lo presencian no entienden muy bien cómo alguien puede poner por las nubes a una persona un día y destrozarla al día siguiente.  [6] Los perversos absorben la energía positiva de quienes los rodean y se alimentan y se regeneran con ella .Y luego vuelcan sobre ella toda su energía negativa. Consideran que la madre, o bien el objeto sobre el que han proyectado a su madre, es siempre la responsable de su situación.  Los perversos agreden al otro para salir de la condición de víctima que padecieron en su infancia”.[7]
Elizabeth Roudinesco en “Nuestro Lado Oscuro” expone un caso de un hijo de un narcisista perverso, quien luego de hacer saber a su padre que había iniciado una terapia, este último le regala un juego de cuchillos de colección.
Igual de escalofriante es el caso que expone Marie France Hirigoyen en el “Acoso Moral” entre una niña y su padrastro.   Este último debió partir de viaje a un congreso, desde donde le envía una postal en cuyo frente tenía una foto de varias mujeres posando muy sexies, en bikini, en una playa.  En el contra frente el mensaje decía: “Pienso en vos. Te quiere. NN”.
Supe de un matrimonio en el que el marido era víctima de la manipulación de su esposa.  No comprendía qué le sucedía ni porqué.  Pero sentía que su vida y sus relaciones se habían convertido en un verdadero desastre.  Su esposa era una  amorosa cónyuge que cuidaba de su marido.  También era una devota católica de rezo diario. Su marido se sentía tan mal que la mujer le propuso comenzara a beber agua bendita todas las noches antes de ir a dormir.  Y así lo hizo.  Lejos de lo esperado, al cabo de un tiempo, se sentía peor aún. No encontraba explicación lógica a sus malestares, a los que ahora se le habían sumado debilidad física y de salud. Recurrió a hacerse uno estudios de salud, los que emanaron como resultado que el esposo estaba viviendo un principio de envenenamiento.  Su amante esposa lo acompañaba donde fuera menester.  Visitas a médicos, análisis clínicos.  Ella estaba ahí.  Nadie podía dar en la tecla de dónde provenía el veneno que contenía su sangre y que avanzaba galopantemente. Sin comunicarlo a su esposa, este buen señor, decidió era hora de hacer analizar el agua bendita Si señor, la propia esposa lo estaba aniquilando lentamente todas las noches.
 
*   *   *
 
En el marco social, muchos prefieren no intervenir por diversas razones.  El voluntarismo por instaurar la tolerancia está corriéndose más allá de los límites de la prudencia.  El famoso “no te metás” colabora con lo suyo.  El individualismo actualmente imperante.  No menos colabora una masificada cobardía del individuo de hoy (actualmente tenida como normalidad) que tiende a ponerse del lado del fuerte y no de la víctima, quien para muchos es considerada débil. Y finalmente, el no mapeo mental del individuo contemporáneo en su afán de eludir todo aquello que le disgusta.
La ruta del narcisista perverso es seducir, fascinar (paralizar a la víctima) y dañar.  Si nadie lo detiene puede continuar su carrera ascendente y de ahí hacia el acoso sexual, y luego derechamente al abuso sexual. Operan con impunidad, pero al mismo tiempo su cobardía los lleva a hacerlo con sigilo.
 
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Para cuando a la víctima se le hace una verdad inescrutable que algo no está funcionando bien, se encuentra atrapada como en una telaraña, sin tener plena conciencia de que está siendo víctima de un narcisista perverso.
Mentalmente se siente bloqueada y físicamente débil.  Le cuesta pedir ayuda, pues el sujeto activo se habrá encargado de desacreditar a la presa ante terceros, y mintiendo de ser necesario,  a fin de justificar su propia conducta con apariencia de defensa del narcisista perverso hacia una falsa violencia de la víctima.   Para ese instante la víctima no tiene vida propia, ha perdido su libertad de acción,  confianza en sí misma, la integridad de su persona ha sido avasallada (por ejemplo violando correspondencia, revisando agendas, quitándole acceso hasta de su propio dinero, controles a su lugar de trabajo) y finalmente sus amistades han mermado.
En medio de su desesperación e impotencia, algunos sujetos pasivos suelen cometer el error de desplegar mecanismos de defensa de carácter perversos. Esto último crispará aún más la relación y desencadenará una ola de actos perversos en ida y vuelta hasta llegar a la destrucción de la propia víctima, quien puede o no llegar a arrastrar consigo al agresor.    Pero no hace más que empeorar la situación.
De no ser rescatados a tiempo, los sujetos pasivos suelen terminar en adicciones, drogas, alcoholismo o en suicidio.
 
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Lo más recomendable es:
1-     Utilizar mecanismos de defensa pacíficos.
Los mecanismos de defensa pacíficos tienen por efecto desarticular las agresiones y cansar (aunque no agotar) al agresor.  Por ejemplo, en caso de merodeo o persecución en la vía pública, cambiar las rutas que diariamente la víctima utiliza para trasladarse de su casa al trabajo.
2-     Proceder a dar intervención a la justicia mediante letrados
Si bien la justicia argentina aún no se ha empapado del tema, la intervención de letrados hará las veces de dique de contención o de muralla, donde el agresor se topará, dificultándole el acceso a la persona agredida.  Sabido es que vilmente mentirá y calumniará a su víctima ante letrados y jueces, con la clara intención de desestabilizar a su presa en ese momento ausente.  Si la persona agredida reacciona, el narcisista perverso habrá logrado su objetivo.  No es fácil desarrollar temple en estas circunstancias, pero es la mejor opción, caso contrario, perdiendo los estribos, se dará oportunidad para que el agresor se defienda aduciendo que el verdadero problema está en la inestabilidad del sujeto pasivo.  He conocido casos, de narcisistas perversos, que, por identidad de género con los letrados de la víctima, le producen una herida narcisista a fin de establecer un vínculo de solidaridad entre ambos.
3-     Evitar todo contacto con el agresor.
  Atacará todo aquello que esté vinculado con el sujeto pasivo: su economía, sus afectos, sus amistades.  Irá por todo, aún así y solamente manteniendo el temple se puede mantener el agredido en pie, soportando estoicamente y resistiendo. Arrasan  con todo lo que tienen  a su alcance.    En ese momento estar en el cuerpo de la víctima es como estar parado en el ojo de un huracán, y la única opción es mantenerse en pie.   Es un instante en el que hay que mantenerse sumamente fuerte, pero sin embargo la víctima viene debilitada.
4-     Procurar que sus actos de agresión se hagan evidentes.
Procurar que sus actos salgan a la luz.  En la medida que el agredido resiste y evita contacto con el narcisista perverso, este último comenzará a desplegar actos  caracterizados por el error de cálculo.  Al no tener contacto con la víctima, ignora en qué condiciones se encuentra y por lo tanto en cómo va a reaccionar.  Mantiene la idea que el agredido no ha cambiado, y por lo tanto cometerá torpezas, las que irán dejándolo en evidencia.
5-     Iniciar de manera inmediata una terapia de rehabilitación con especialistas en la problemática.
La víctima está bloqueada, y ello le impide ver la situación con claridad.   Muchas de ellas  se paralizan temiendo por el qué dirán y lo que  pueden perder.  Su inacción no se debe a que son materialistas, ni por interés económico, sino que están bloqueadas por el miedo que les han instaurado en su mente y en su alma.  Fueron acosadas con palabras como "sin mí no sos nada", o "qué vas a hacer sola, no vas a poder salir adelante".  Esas frases son parte del juego perverso.   En realidad esas palabras enmascaran el temor del agresor a separarse de la víctima porque se nutren destruyéndola. Una de las acciones fundamentales y más difíciles de lograr en la violencia de género, es enseñarle a la víctima a ejercer el desapego.  Es un proceso que lleva tiempo, tienen que hacerlo con asistencia psicológica. En ese proceso ellas tienen que tomar conciencia que antes que esposa de ..., madre de ..., de profesión tal o cual, o lo que sea, son un ser humano.    Sin negar su propia sexualidad, deben tomar conciencia que son seres humanos antes que mujeres o cualquier otro aspecto exterior que las defina.  Que están hoy aquí y ahora.  Tomar conciencia de su humanidad las ayuda a conectarse con el verdadero sentido de su existencia, de su vida y de sus derechos.  El desapego produce un cambio interior y exterior, y fortalece por dentro y por fuera.  Cuando el perverso ve como la víctima sobrevivió ya no le queda talón de Aquiles donde atacar, no tiene blanco donde tirar.  Esa es la mejor fortaleza que puede exponer una víctima, y  va a salir fortalecida y convertida en una mujer mucho mejor de la que era.
 
*   *   *
 
Una vez que el agredido se ha liberado del sujeto activo, si el narcisista perverso no se procura un reemplazo, comenzará a padecer un proceso de degradación física.  El peligro, es que en los casos de divorcios se apoderan de los hijos, para continuar nutriéndose con la esencia inocente de la sangre de su sangre, afectando el normal desarrollo psíquico e intelectual de futuros adultos, que llegarán a serlo si sobreviven a su verdugo.
 
*  *  *
 




[1]  Modernidad Líquida, página 113.  Zigmunt Bauman.  Editorial Fondo de la Cultura Económica.


[2]  Se encuentra muy bien interpretado en la película “El Libertino”. Nota de autor.


[3]  Para este tema se recomienda ver la película “Tatie Daniele”

 


[4] Marie France Hirigoyen, El acoso Moral, página 90 y ss. Editorial Paidós.

 


[5] Marie France Hirigoyen, El acoso Moral, página 115 y ss

 


[6] Idem

 


[7] Idem
 

 

 
 
1.13 Respeto, el verdadero significado
Respeto, definido como consideración que se guarda algo o a alguien.  Deferencia y atención que se tienen en el trato. Son sinónimos: lealtad, honra, acatamiento y observancia. Son antónimos: insolencia, descaro, burla, profanación e insulto. Respeto. ¿Los seres humanos se acuerdan de esa palabra? O solamente la recuerda cuando alguien no fue tratado con el debido decoro. Respeto, palabra devaluada, devenida en olvidada, que solamente se la recuerda cuando  una persona cree merecerla. Según Marie France Yrigoyen “los pequeños actos perversos son tan cotidianos que parecen normales.  Empiezan con una sencilla falta de respeto, con una mentira o con manipulación.  Pero sólo los encontramos insoportables si nos afectan directamente”[1]. Y continua “Para ello utiliza un cierto número de técnicas de desestabilización que son habituales a los perversos: las insinuaciones, las alusiones malintencionadas, la mentira y las humillaciones….[2]
En nuestro tiempo, la palabra respeto me recuerda más a una pretensión que a una modalidad de acción que debería estar presente en nuestro accionar cotidiano. Respeto al prójimo, respeto a la ley, respeto a la autoridad, respeto a las instituciones, respeto a los mayores, respeto a los horarios acordados, respeto a nuestra salud, y así mucho más. Los actos de los narcisistas perversos para con sus víctimas comienzan con pequeños actos desestabilizadores, camuflados en simples actos de falta de respeto, que tanto testigos como víctimas dejan pasar pues nos han enseñado que debemos ser tolerantes. Ahora bien, esos pequeños actos de falta de respeto comienzan a subir los decibeles, y avanzan traducidos en humillaciones, insinuaciones, y mentiras que pueden terminar en la muerte psíquica de la víctima.
Se afirma que los perversos narcisistas niegan la totalidad de la mujer.  La niegan en tanto individuo. Le divierten las bromas que se burlan de la mujer en cuanto tal y de ahí el no respeto al género femenino.
 
                                                                                *  *  *
 
Vivir tiene sus riesgos, y cada momento de la historia ha padecido sus dificultades, razón por la cual no existe fundamento para afirmar que todo tiempo pasado fue mejor, si ese período histórico no lo hemos vivificado. Entonces, asumiendo que nuestro tiempo también tiene sus dificultades, en algunas cuestiones, el ser humano, se ha acostumbrado a mirar para otro lado. Corriendo detrás del tiempo, de la carrera profesional, de los éxitos, del dinero, recuerda la imagen de los caballos con anteojeras que corren y corren, sin mirar a su alrededor, y solamente avanzan hacia adelante.  Su visibilidad se limita al frente, y jamás desvía su visión para ver qué hay a sus lados, posibles peligros u oportunidades, ni mucho menos qué dejó atrás, para llegar a ese incierto destino.  Ni siquiera sabe a dónde va, pues lo maneja un jinete, y hace su voluntad.  El caballo, le gana en tamaño y fuerza, pero no en inteligencia ni en el arte de dominar.
Zigmunt Bauman, citando a Ralph Waldo Emerson, hace referencia a que los individuos frágiles están condenados a vivir dentro de una realidad porosa:  suena como patinar sobre hielo delgado, y al patinar sobre hielo delgado la seguridad radica en la velocidad. Zigmunt Bauman continúa: “Los individuos, frágiles o no, necesitan, reclaman, buscan su seguridad, y por esto se esfuerzan por hacer todo a la mayor velocidad posible.  Cuando uno corre junto a corredores veloces, no esforzarse implica ser dejado atrás; cuando se patina sobre hielo delgado, no correr rápido implica la amenaza de ahogarse.  La velocidad, por lo tanto, ocupa el primer puesto en la lista de valores de supervivencia.[3] La fugacidad de la vida post moderna hace que pasemos por alto algunos detalles, por no decir muchos.  Entre esos detalles, se encuentran desde elementales normas de convivencia, hasta valores universales. Respeto.  Porque de tanto no verlo, se comienza olvidando que existe y se termina olvidándonos de nosotros mismo, hasta que puede ser demasiado tarde.  Y ello ocurre en la diaria convivencia con un manipulador, al que nadie registra como tal, más que la propia víctima y los demás, cuando lo padecen, momento en el cual pondrán a prueba cuál es el verdadero significado de “tolerancia”, ya que un exceso de pasividad ante tales ataques, puede derivar en una injusticia para con el mismo “tolerante”.
*  *  *
 
Lo cierto es que así como existen personas que nos estimulan, que nos ayudan a explorar y explotar nuestros potenciales, ayudándonos a que podamos dar lo mejor de nosotros, también existen personas destructoras, de cuya relación podemos salir lastimados, si es que podemos. Salir de sus garras es sumamente dificultoso, e indemne es harto difícil, aunque no imposible.  Sin embargo, el daño que han hecho, es tal que arrastra con terceros y deja daños colaterales. Haber convivido con semejante clase de sujetos, dividen la vida de una persona en un antes y un después.    Ese después existirá en tanto y en cuanto se tome conciencia de la magnitud de esta pandemia, pues no todos tienen la suerte de sobrevivir.
En realidad, cuando explota la crisis, la víctima ya no da más.   Ha intentado una y otra vez cuanto sea necesario para complacer al sujeto activo, pero es una misión imposible.  Es más, cuanto mejor se conduce el sujeto pasivo, y cuanto más se esmera, peor y más se exaspera el manipulador.   Es esos momentos el sujeto pasivo se siente desorientado y no comprende qué sucede realmente, pues en su buena fe jamás se le cruza por la cabeza que está siendo víctima de una manipulación malévola.  No lo puede pensar, porque él mismo no lo haría.  No puede ver que existan personas tan ruines, con las cuales se comparte vínculos de sangre, parentesco o una vida de pareja, que sea capaz de pasar por alto semejantes lazos sagrados y ensañarse con ellos.  Otras veces, la propia víctima se pregunta a si misma ¿dónde reside mi responsabilidad como para recibir semejante trato? ¿Qué conducta mía ha provocado esto? Pero la respuesta exacta no reside en la persona de la víctima, sino en la del manipulador.
 
                                                               *  *  *
 
Es inaceptable que, en pleno siglo XXI los individuos presten  tan poca atención para con las víctimas, so pretexto de imputarles debilidad.  Y si así fuera, si realmente fueran débiles, deberían ayudarles a abrir los ojos, y a reaccionar.  Pero no, cada integrante de la sociedad, prefiere dejar que el débil o poco listo se las arregle solo.  Miran para otro lado y hacen la vista gorda para continuar el rumbo de búsqueda de logros ilimitados que creen pueden encontrarlos junto al fuerte, en este caso el “manipulador”. Pues bien.  Sumarse a las huestes de un manipulador, no solamente es su cómplice, sino que, tarde o temprano los demás que se le acerquen morderán también el polvo.  Pero nadie lo acepta, nadie lo asume.
Vivimos en una sociedad llena de “ganadores” que se dicen de ellos mismos “ a mí no me va a embaucar”. Entonces, me pregunto ¿Y porqué están los juzgados atestados de causas judiciales reclamando justicia? ¿Cuántos de estos demandantes,  se habían dicho “a mi no me va a pasar”?
Así se encuentran las cosas en el actual contexto socio cultural, donde poner límite a semejante avasallamiento es interpretado como censura[4] y donde en nombre del arte de la tolerancia se han perdido límites, donde la moral es confundida con puritanismo, y donde la libertad de expresión con libertinaje, permitiendo así que un individuo no dispuesto a hacerse cargo de las consecuencias nefastas y destructivas de sus actos, sea capaz de destruir a otros. 
Pero se debería tomar conciencia que la “perversidad no proviene de un trastorno psiquiátrico, sino de una fría racionalidad, que se combina con la incapacidad de considerar a los demás como seres humanos”[5], puesto que no son vistos como sujetos, sino como objetos sobre los que se desplegará a su antojo y gana. Es tal el daño que causan y las vidas que llegan a destruir, que Marie France Hirigoyen habla directa y llanamente de depredación en cuanto que su accionar va dirigido a apropiarse de la vida del otro.[6]
 
 
 
 
1-     Revisión histórica del plano socio cultural de los derechos de la mujer.
 
2.1 En búsqueda de explicaciones
En la práctica, el ejercicio del narcisismo perverso tiene por objetivo impedir que el sujeto pasivo lleve a cabo el desarrollo de su personalidad o individuación ipso facto o ejercicio de derechos en concreto.
Tanto en bibliografía como en casos que han llegado a nuestros oídos predominan hombres en su carácter de sujetos activos o agresores.
¿Eran y son tan malos los hombres?
¿Tienen un gen maldito?
Una y otra vez mi respuesta es NO.
Pero entonces, ¿porqué hay tantos hombres narcisistas perversos en circulación?  Todos ellos integran el entramado social. Con lo que suele verse a diario, existen infinidad de razones para claudicar y aceptar que el género masculino tiene un gen maldito.  A mayor abundamiento en toda la bibliografía que existe, en la mayoría de los casos de narcisismo patológico,   los hombres como protagonistas y sujetos activos, cubren una amplia  mayoría. 
Resulta inaceptable tomar como un hecho dado que los hombres tuvieran un “gen maldito” en su constitución, que los hiciera ser así.  Ello hubiera equivalido a un determinismo y una condena para con ellos hombres.  Sin embargo a  ello se le suma la cantidad de divorcios existentes, el modo encarnizado en que se llevan a cabo, tanto en el área personal como judicial, y una especie de guerra de sexos entre solos y solas, en la que definitivamente nadie gana y todos pierden.
 
                                                                *   *   *
 
Hace millones de años que el Universo ha sido creado junto con sus leyes inescrutables.   Leyes que rigen el Universo entero en todas sus manifestaciones.  Leyes de la naturaleza, sus ciclos, la reproducción y supervivencia de las especies.  Leyes de física.  Leyes de química.  Todo ha sido dispuesto con anterioridad a la creación del género humano. Hombre y mujer han sido creados para habitarlo.  Hombre y mujer han sido puestos en este mundo para sobrevivir de aquello y con las herramientas que la naturaleza les brindaba.  La naturaleza, leyes de orden natural,  y hombre y mujer, han sido dispuestos para convivir en armonía. Lo que determinaría el destino de cada uno, sería el libre albedrío.
Independientemente de las teorías psicoanalíticas, con raigambre en Freud, fijado en la sexualidad, para aquellos ajenos a la materia, suele retumbar el concepto de libre albedrío. No puede ser ignorado que los Hombres pueden elegir.  Tiene que existir algo más allá de la raigambre que determine todo esto en una mera cuestión psicológica relacionada con ser hombre o mujer.   Cuando el ser humano es concebido, tiene que existir un instante anterior, aunque más no sea una milésima de segundo, previa a que los cromosomas definan la sexualidad del feto, en que ese ser es algo más que un feto, con sexo definido.  Un instante en que el ser es ser y no tiene sexo.   Un instante esencial, en el que existe una pureza, a modo de neutralidad, en el que la esencia es como una masa de arcilla amorfa, antes de convertirse en obra.  Un instante en el que se es persona por nacer y no futuro hombre o mujer por nacer.  Un instante milimétricamente mágico en el que se aglutinan los elementos básicos del ser.  Luego viene el resto, la formación del sexo, el color de cabello, los ojos, etc.  Estos últimos, junto con los condicionamientos familiares y sociales, son ingredientes que se irán agregando a esa primera masa amorfa.  Y finalmente es a través del obrar humano y su libre albedrío que, durante su existencia, el ser va dando forma individual a su esencia.
De lo contrario, se debería aceptar que en un momento dado, sea Dios o el Azar, estuviera estableciendo  la esencia de las personas antes de nacer.  Es sabido que el azar no existe.  Si el ser humano llegara  al mundo con una esencia determinada, como si fuera un sello que lo marcara a fuego, no tendría sentido el libre albedrío.  Pero no es así, el ser humano tiene infinitas posibilidades, sea hombre o mujer.
 
                                                                 *   *   *
 
Si un individuo se dedica a explorar sobre violencia psicológica encontrará una vasta bibliografía.  Títulos y títulos expuestos en librerías.  “Como evitar el maltrato…”, “No deje que el hombre le mienta…”, “Como detener a una marido manipulador…”, etc, etc, etc.  Entonces se cuestiona  ¿O el maltrato está de moda, o escribir sobre ello lo es?  Esa bibliografía es excelente, algunos de ellos dan consejos sumamente útiles, sobre todo porque es un modo de poner coto y sacar a la luz esa gran pandemia de nuestro tiempo.
Existe un dicho popular: “todos los caminos conducen a Roma”. Y en esa bibliografía, todos los dedos apuntan a las madres de esos hombres narcisistas perversos y  todos los casos, de alguna u otra manera tienen un común denominador: las mujeres.   Es decir que las respuestas que están en esos libros, remiten el origen de la patología a la infancia del sujeto, y en última instancia a su madre.  Pero esa madre a su vez tuvo un padre y una madre, y así sucesivamente, la búsqueda del germen de  semejante perfidia remite hasta tantas generaciones atrás, que se pierden en el tiempo, hasta recalar en Eva.
Solamente, conociendo la historia de la mujer, se puede llegar a un primer acercamiento de las causas de la problemática actual, para así abordar a la conclusión de que la violencia invisible es un problema de hombre y mujeres que debe ser resuelto con el protagonismo y rol activo de mujeres, pues parte de esas causales provienen de nuestro propio género.
 
                                                               *   *   *
 
2.2 Genesis
Una vez, alguien me dijo: “Fijate cuántas mujeres solas andan por la calle”. Afinando el oído, su mensaje era otro.   Lo leí al instante y no respondí.  No  estaba para soportar semejante juego narcisista.   Sin embargo, su comentario me quedó en la cabeza retumbándome una y otra vez: “7 mujeres por cada hombre, y  durante miles de años, hemos avanzado tan poco. ¿qué pasó? ¿Por qué nos tratan así? ¿Qué hacemos mal?”
Frente a mis ojos y de todo aquel que quiera ver, estaba la respuesta.  Entonces manos a la obra.
Para comenzar, no tengo buenas noticias.  Lo cierto es que empezamos mal.
La Biblia fue escrita por hombres, donde Dios parece pertenecer a su género, pasando por alto el principio de generación.
Ya en Génesis, capítulo 1, versículo 26 al 31 Dios creó  hombre y mujer juntos[7].  En el capítulo 2, versículos 1,2, 3 y 4 se da por concluida la creación del Universo.[8]
Pero antes que el diablo metiera la cola, y se produjera la expulsión del Paraíso, alguien metió la pluma, y en Génesis Capítulo 2, versículos 21 al 25 Dios creó a Eva a partir de la costilla de Adán[9].   Entonces, para ir concretando ¿en qué quedamos? ¿Dios creó  hombre y mujer juntos, o a la mujer a partir de la costilla de Adán?  La respuesta es que nadie lo ha cuestionado, pues de acuerdo con la doctrina de los sabios del judaísmo, los padres de la Iglesia, todos ellos hombres, dieron de baja la primer versión y, hasta el día de hoy prima la noción que las mujeres provenimos de la costilla de Adán.  Si alguna duda cabe, en notas al  pie se encuentran transcriptos los capítulos y versículos pertinentes.
En el Capítulo 3, versículos 1 al 7[10] y versículos 14 al 19[11], se describe la caída, y a partir de ella responsabilidad de Eva por la expulsión  suya y de Adán del Paraíso.
La responsabilidad de Eva, junto con la condena (Capítulo 3, versículo 16):  “hacia tu marido irá tu apetencia y él te dominará”, se dio el caso por cerrado.   Primero los hebreos, luego los cristianos y posteriormente los protestantes establecieron una relación desigual entre hombre y mujer, en la cual citando a Polan de Barrie (hombre feminista): “Todo cuando sobre las mujeres han escrito los hombres debe tenerse por sospechoso, puesto que son juez y parte a la vez”.
Sin duda hay en el Evangelio un soplo de caridad que se extiende tanto a las mujeres como a los leprosos.[12] Legisladores, sacerdotes, filósofos, escritores y eruditos, todos ellos se han empeñado en demostrar que la condición subordinada de la mujer era del Cielo y provechosa para la Tierra.  Las religiones inventadas por los hombres, reflejan esa voluntad de dominación: han sacado armas de las leyendas de Eva, de Pandora; han puesto la filosofía y la teología a su servicio.[13]
Desde la antigüedad hasta nuestros días, infinidad de pensadores, de manera descarada, impune e incidiosa, desde Hesíodo, pasando por Aristóteles, Cicerón, Ulpiano, Santo Tomás de Aquino, Concilios Eclesiásticos y padres de la Iglesia, han escrito sobre la mujer, obsesivamente sobre la menstruación, sobre su sexualidad, sobre su debilidad mental y de carácter, y recomendado y establecido su no intervención en asuntos públicos basado en dichos fundamentos.  
Han insultado al género femenino con características como inerte, impaciente, ladina, estúpida, insensible, lúbrica, feroz y humillada, el hombre proyecta en la mujer a todas las hembras a la vez[14]. Que tiene ideas cortas y cabellos largos. Que la mujer perfecta es la que no habla, etc, etc, etc.
Han creado un mito sobre la inferioridad de la condición femenina que aún hoy, muchas actitudes del género masculino provienen  aquel entonces.[15]
Nada más contradictorio, y si se quiere irresponsable, el considerar a la mujer incapaz de intervenir en asuntos públicos, pero delegando en ellas la educación de niños y niñas que algún día serían adultos.   A seres considerados incapaces, de almas débiles, carentes de autocontrol, inferiores al hombre, se la excluyó de ciertos asuntos reservados exclusivamente a los hombres y bajo un aparente rol secundario, se las destinó a formar y educar niños, que algún día serían parte de la cosa pública y del aparato productivo.   La lógica hubiera indicado, que, consideradas inferiores y de escasa facultades mentales, suena hasta irresponsable destinarla a tales tareas, pues siendo así para ellos el propio carácter de la mujer, el fruto de su labor debió haber sido la consecuencia de su debilidad, es decir un desastre.
Una constante preocupación que bordea el temor, hay en esos pensadores. Obsesionados por la maternidad y la menstruación, sus letras huelen más a temor o envidia que a una condición de inferioridad propia de la mujer. Sus discursos fueron utilizados desde la antigüedad para llevar a la práctica la condena a Eva.  Y así:
_ En la quinta Ley de las XII Tablas se estableció que, debido a la ligereza de mente, toda mujer estará bajo la potestad de un hombre.
_ Aristóteles preconizaba la desigualdad de género, fundándose en que ésta debía ser permanente, debido a que la facultad de discernimiento de las mujeres carece de autoridad como la de un niño. Esta premisa fue continuada por pensadores europeos hasta el S. XVI.
_ Hipócrates establecía que las mujeres eran frías y húmedas, en tanto los hombres eran calientes y secos.   Lo frío se consideraba lo inferior.
_ En Cicerón (S I a C) encontramos que sostuvo que: debido a su debilidad de intelecto, todas las mujeres deberían estar bajo el poder de guardianes masculinos.
_ Según Ulpiano, todas las mujeres necesitan custodia, dada la debilidad de su sexo y la ignorancia de los asuntos materiales.
_ De acuerdo a Filón de Alejandría, filósofo judío del S. I: El alma tiene, por así decirlo, una morada, en parte alojamiento de la mujer, en parte alojamiento del hombre.  Ahora, para el hombre existe un lugar donde habitan propiamente los pensamientos masculinos, estos son sabios, correctos, justos, prudentes, piadosos, llenos de libertad, audacia y apego a la sabiduría… Y el sexo femenino es irracional y afín a brutales  pasiones, temores, penas, placer y deseo de los que sobrevienen una debilidad incurable y enfermedades indescriptibles.
_ En la tradición europea las mujeres fueron definidas como buenas o malas, decentes o indecentes, respetables o perdidas, por sus relaciones sexuales con hombres.
_ En las culturas antiguas (griega y romana)  se empleaba la coacción a la vez que la alabanza para asegurar la fidelidad de la esposa.   Esto más tarde se reflejará en los cantares y romans de la Edad Media, en el ejercicio del amor cortés, en los cuales la mujer será venerada como objeto de deseo erigiendo  ciertas virtudes en la mujer ideal, y denostando con definiciones negativas, y hasta atribuyendo desgracias y muertes al “mal amor” de una mujer
_ En la cultura hebrea, de acuerdo a los primeros libros del Antiguo Testamento, el matrimonio exigía la fidelidad de la esposa, pero no la del marido.  El marido cometía adulterio cuando tenía relaciones sexuales con la mujer de otro hombre, pero no cuando tenía relaciones con otra mujer.
_ En la Biblia, San Pablo afirma la tradición judía, ferozmente patriarcal.  Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento fundamenta el principio de la subordinación de la mujer al hombre. Porque el varón no es de la mujer, sino la mujer del varón; y porque tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón… Así como la Iglesia está sometida a Cristo, así sea sumisa en todas las cosas la mujer al marido”[16]
_ Juan Crisóstomo escribió: Entre todas las bestias salvajes, no hay ninguna más dañina que la mujer.  Comentario aparte merece su carencia de misericordia para llegar a ser santo.
_ En sus orígenes, en el derecho canónico a la mujer se le prohibió deponer ante la justicia y no se  le reconoció el valor  de su testimonio.
 
                                                                        *  *  *
 
Entonces, cabe preguntarse ¿El statu quo de la mujer se debe a su propia naturaleza o a que así lo ha establecido el género masculino?  Se huele cierta mala fe, máxime si se tiene en cuenta por Bernard Shaw respecto de la Otredad: “El norteamericano blanco, relega al negro a la condición de limpiabotas y de ello deduce que solo sirve para limpiar botas”
Sí, la Otredad[17], eso mismo se ha ejercido respecto del género femenino durante siglos.    Pero a lo largo de las siguientes páginas se podrá ver que, a diferencia de otros casos, como ser judíos o negros, en el caso de las mujeres, es el  único supuesto en que el hombre ha ejercido la otredad con la mismísima complicidad de su víctima, la mujer.[18]
 
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Ya Hesíodo, cuando relata el nacimiento de Afrodita[19]distingue entre Afrodita Pandemos y Venus Afrodita.  Afrodita Pandemos es la peligrosa, misteriosa, mágica  y hechicera diosa del Erotismo.  Venus Afrodita es la diosa del amor, la dulzura y del encanto.
Hay quienes dicen que las mujeres somos ambas diosas. ¿Pero somos solamente eso?
Tratadas durante siglos en la misma categoría de niños.   Utilizadas sexualmente como a la cloaca universal, emulando a Simone de Beauvoir. En Grecia y Roma los hombres recurrían a las hetairas.  Pero entre los celtas y germanos la prostitución no existía ya que derechamente tomaban sexualmente a sus esclavas.  Estas últimas eran mujeres hechas cautivas al pueblo vencido durante las guerras.
Asignando durante siglos la función de transmitir y conservar riqueza con matrimonios concertados, generadores de obligaciones para la mujer, sin su contrapartida en derechos, y convenidos entre su padre y el futuro marido.   Y peor aún, porque cuando se establecieron los matrimonios exógamos (entre miembros de distintos clanes), se estableció como excepción  a las huérfanas y ricas herederas; y en tal caso se concertaban matrimonios endógamos (dentro de la misma gens) a modo de conservar la riqueza.  Durante la Edad Media la mujer fue el instrumento mediante el cual se transmitía el dominio [20]
La naturaleza ha querido que fuera nuestro cuerpo el medio de garantizar la continuidad de la especie.  Si bien es cierto que hombre y mujer contribuyen en cuanto a concepción se  refiere, no es menos cierto que quien carga con los cuidados de la gestación del nuevo ser durante nueve meses, es la mujer.  Su cuerpo padece transformaciones internas y externas.  Algunas mujeres lo viven como un hecho natural que pasa casi inadvertido, pero otras suelen padecer cambios internos de tal magnitud, como ser nauseas, vómitos, cambios de hábitos para dormir,  que les produce un cambio en su rutina.   Estas últimas sienten que no pueden dominar un cuerpo que lo sufren como si ya no les perteneciera a ellas, sino a un ser extraño al que aún no han conocido.  A ello le sigue el parto, con riesgos de complicaciones, que cada vez son menores gracias al avance de la ciencia.  No es menos cierto que, a lo largo de la historia, muchas madres, sus hijos o ambos han perecido en semejante instante.
Relegadas a específicas funciones que por leyes que creó el género masculino, y aceptándolas sin dubitar. Hijas, madres, esposas, durante siglos ciudadanas de segunda categoría, cayendo en la trampa una y otra vez, manteniendo la esperanza que el género masculino las rescate de esa servidumbre encubierta.
Durante 2000 años crearon legislación a la medida de las necesidades del género masculino, leyes en las cuales la mujer no tuvo ni voz ni voto, salvo contadas excepciones.  La celebrada Ilustración excluyó a las mujeres de su libertad, igualdad y fraternidad.  Las mujeres al comienzo de la modernidad, por su supuesta naturaleza, continuaban estando sujetas al uso y regulación de los hombres.  La razón ilustrada, puso así de manifiesto una insólita capacidad de irracionalización y deslegitimación del poder en todas sus formas[21]
 
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[1] Marie France Hirigoyen.  El Acoso Moral, página 17.  Editorial Paidós.
 
[2] Idem
[3] Zigmunt Bauman. Modernidad líquida. Página 220. Editorial Fondo de la Cultura Económica.
[4] Marie France Hirigoyen.  El Acoso Moral. Página 14. Editorial Paidós.
 
[5]Idem
.
[6] Idem.
[7] Génesis, cap. 1, v. 26 al 29:  “Y dijo Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y las aves del cielo, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres y en todos los reptiles que raptan por la tierra.  Creó pues Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios los creó, macho y hembra los creó.  Y los bendijo Dios con estas palabras:  Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla, mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra….Vio Dios cuanto había hecho y todo estaba muy bien.  Y atardeció: sexto día ”
 
[8]  Génesis, cap. 2, v 1-4: “Concluyéronse pues, el cielo y la tierra y todo su aparato, y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda labor que hiciera.  Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho.  Esos fueron los orígenes del cielo y la tierra cuando fueron creados.”
 
 
[9] Génesis, Cap. 2, v 21-25:  “Entonces Yahvé Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, que se durmió.  Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne.  De la costilla que Yahvé Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la llevó ante el hombre.  Entonces éste exclamó:  Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne.  Esta será llamada mujer. Porque del varón ha sido tomada. Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne.  Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban el uno del otro ”
 
[10] Génesis, cap. 3, v 1-7: “ La serpiente era el mas astuto de todos los animales del campo que Yahvé Dios había hecho.  Y dijo a la mujer ¿cómo es que Dios os ha dicho: no comáis de ninguno de los árboles del jardín?.  Respondió la mujer a la serpiente:  Podemos comer del fruto de los árboles del jardín.  Más del fruto del  árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: no comáis de él ni lo toquéis, so pena de muerte.  Replicó la serpiente a la mujer: de ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien en que el día que comiéreis de él se os abrirán los ojos, y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.  Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vida y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido que igualmente comió…  
 
[11] Génesis, Capítulo 14-19:  “Entonces Yahvé Dios dijo a la serpiente:  Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo.  Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás, todos los días de tu vida.  Enemistad pondré entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar.  A la mujer le dijo:  Tantas haré tus fatigas cuanto sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos.  Hacia tu marido irá tu apetencia y él te dominará.   Al hombre le dijo: Por haber escuchado la voz de tu mujer y haber  comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa; con fatiga sacarás de él el alimento, todos los días de tu vida.  Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo.  Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado.  Porque eres polvo y al polvo tornarás. ”
 
[12] Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo.  Editorial Sudamericana, página 86
 
[13] Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo.  Editorial Sudamericana, página 24
 
[14] Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo.  Editorial Sudamericana, página 35
 
[15] “Desde aquel entonces la civilización patriarcal ha destinado a la mujer a la castidad; se reconoce más o menos abiertamente al hombre el derecho del hombre a satisfacer sus deseos sexuales, en tanto que la mujer está confinada en el matrimonio: para ella el acto carnal, si no está santificado por el código, por el sacramento, es una falta, una caída, una derrota, una flaqueza; tiene que defender su virtud y su honor; si cede, si cae provoca el desprecio; en cambio la misma censura que se dirige contra su vencedor está teñida de admiración.  Desde las civilizaciones primitivas hasta nuestros días, siempre se ha admitido que el lecho era para la mujer un “servicio” que el hombre agradece con regalos o asegurándole la subsistencia: pero servir es darse un amo, en esa relación no hay ninguna reciprocidad.  La estructura del matrimonio, así como la existencia de prostitutas es prueba de ello: la mujer se da, el hombre la remunera y la toma.” Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo.  Editorial Sudamericana
 
[16] Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo.  Editorial Sudamericana, página 86
 
[17] De acuerdo a Levi Strauss la otredad se ejerce de dos maneras: Una es fagocitando a cierto grupo de individuos y la otra excluyéndolo.
[18]“…lo que caracteriza fundamentalmente a la mujer es que ella es lo Otro en el corazón de una totalidad cuyos dos términos son necesarios el uno para el otro”. Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo.  Editorial Sudamericana, página 22
 
[19] Hesíodo “Teogonía”
 
[20] Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo.  Editorial Sudamericana, página 89
 
[21] Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 8, Editorial Istmo, año 2005
 
 
 

 
 
 
 
2.3 Problemática actual
Y así llegamos a nuestra era, año 2010, en la que si bien es cierto que la mujer ha ganado terreno en el Universo de la cosa pública y del aparato productivo; ha obtenido reconocimientos y garantías a través de declaraciones de derechos, otras mujeres están borrando con el codo lo que con tanto esmero, nuestras predecesoras y contemporáneas escribieron con la mano.
Un buen mecanismo para destrabar conflictos es que cada una de las partes reconozca sus propias responsabilidades en él.  Sí, estamos en una era de conflicto en la que hombres y mujeres de noche hacen el amor, y de día la guerra.
También es cierto que muchas mujeres se han ganado el merecido reconocimiento social y profesional, en el plano de las artes, las ciencias, las letras, etc. Amén de su propio esfuerzo, tesón, y  talento hubo un hecho clave que contribuyó a ello.  A partir que el protestantismo consideró que todas las mujeres debían saber leer y escribir, para así poder educar a sus hijos en la fe, el acceso a la educación se masificó para el género femenino.   Y, a medida que esto sucedía, la Iglesia Católica, al ver que perdía fieles, optó por seguir la línea protestante, y desde el siglo XVIII se comenzaron a fundar las primeras escuelas católicas en Francia. Pero como la punta de lanza había sido hecha en los países protestantes, es esa la razón por la cual los primeros movimientos feministas partieron de ellos, y también la misma razón por la cual los países latinoamericanos vienen más atrasados al respecto.
 
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Otro aspecto en el que contribuyó el género masculino, fueron  la Primera y Segunda Guerra Mundial.
Durante siglos, las mujeres habían sido relegadas a ciertas y determinadas funciones, viviendo casi al margen del reconocimiento como sujetos de derechos, pero cargando con obligaciones.
Durante las guerras llevadas a cabo en los siglos anteriores al S. XX, tanto su declaración como la capitulación (salvo raras excepciones) fueron hechas por hombres.  Hombres formaban ejércitos, hombres armaban las tropas, reclutando a otros hombres, muchos de ellos campesinos.  Ya desde las Cruzadas, y bajo el sistema de vasallaje, los hombres iban a la guerra y su lugar en el aparato productivo era ocupado por mujeres, esposas e hijas.  Ellas tomaban a cargo la administración de hogar, de sus siervos, y de su tierra. Sesgaban el campo, mantenían la huerta, cardaban lana, hilaban, tejían y mantenían vivo y en movimiento la economía de la que dependían muchas familias.  Cuando aquellos esposos y padres sobrevivientes regresaban, sus mujeres volvían a su rutina de tiempos de paz, la cual era un poco, y solo un poco más liviana.
Pero lo que distingue los diferentes períodos de la historia, de la Primera Guerra Mundial, es que esos hombres que debieron ser reemplazados en sus puestos de trabajo, ya no lo fueron en el campo, sino en las fábricas.    En plena Revolución Industrial, hombre, niños y mujeres fueron tomados por asalto en su dignidad, reclutados para ser explotados en minas y fábricas.  Un ejércitos de mujeres y niños vivieron esa explotación por industriales a cambio de una contraprestación miserable para poder comer.  Guerra y explotación, hombres, mujeres y niños, sólo conocieron enfermedad y muerte. Una de las consecuencias de la Revolución Industrial fue la participación de la mujer en el trabajo productor: en ese momento las reivindicaciones feministas se salen del dominio teórico, encuentran bases económicas; sus adversarios se vuelven más agresivos; aunque la propiedad de bienes raíces fuera en parte  destronada, la burguesía se aferra a la vieja moral, que ve en la solidez de la familia, la garantía de la propiedad privada y reclama a la mujer en el hogar tanto más ásperamente cuanto su emancipación se vuelve una verdadera amenaza; en el seno mismo de la clase obrera,  los hombres intentaron frenar esa liberación, puesto que las mujeres se les presentaban como peligrosas competidoras, tanto más cuanto que estaban habituadas a trabajar por bajos salarios.[1]
Después de la Primera Guerra Mundial y la crisis de 1930, el mapa político mundial cambió.
Sobrevinieron cambios culturales y políticos, respaldados por nuevas ideologías, lentamente, se fueron produciendo cambios en la legislación laboral, y sobrevienen los primeros avances en cuanto al reconocimiento de la mujer como sujeto de derecho.
Paralelamente, la migración del campo a la ciudad crece a paso redoblado. Y, nuevamente el género masculino recurre al auxilio de la mujer. Sí, porque para cuando sobreviene la Segunda Guerra Mundial, esta vez, los hombres no sólo debieron ser reemplazados en sus puestos laborales en la industria y en las minas, sino también en puestos administrativos.  Y así, ese universo masculino, fue compartido, por médicas, abogadas, oficinistas, contadoras, etc.  Un universo de polleras salió de sus hogares para que el mundo siguiera funcionando.  Para cuando sucedía esto, un proceso de industrialización y modernidad había cambiado la realidad de la mujer.  Cocó Chanel había eliminado el corset y creado una moda a la medida de lo femenino.  Una mezcla de elegancia, comodidad, recato y belleza, todo en su justa medida.  No en vano aún se mantiene vigente.  La industria textil había creado el jersey, una tela que cambiaría la historia de la moda, y que le daría la oportunidad a la mujer de sentirse cómoda dentro de su atuendo e impecable durante largas jornadas.
Y, como si ello fuera poco, la industria de los electrodomésticos invitaría a conocer un nuevo mundo. Las jornadas dentro de la cocina y en las labores del hogar se reduciría en tiempo y esfuerzos físicos gracias a ellos.
 
 
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Pero la Segunda Guerra Mundial, un día llegó a su fin, y para cuando los sobrevivientes de ella pretendieron reincorporarse a sus puestos de trabajo, las mujeres no accedieron y pretendieron mantenerse firmes y estoicas en ellos.  Esta vez no había sido como la Primera Guerra Mundial.   Esta vez, toda una artillería de avances tecnológicos, había cambiado la concepción de la vida que hasta ese entonces había tenido la mujer. 
Los gobiernos y el mundo de lo masculino, se vieron en grandes aprietos, pues a partir de allí, los movimientos feministas no estaban dispuestos a ceder.
Y sobrevino, una de las creaciones más dañinas que el ser humano pudo haber creado y cuyas consecuencias perduran hasta hoy.  Una verdadera y cruel subestimación a la especie humana.  A través de grandes producciones cinematográficas, de teatro, de televisión y de la propaganda, crearon la versión idealizada del amor sexual individual y de la familia nuclear.  Millones y millones de dólares invertidos para convencer a las mujeres que, si una era hermosa como Dorys Day iba a poder enamorarse de un galán estilo Rock Hudson y ser feliz, limitándose a ser ama de casa y madre de una numerosa prole.  ¿Alguien se acuerda?[2]
Una de las peores estafas creadas a la medida de la industria, de aquellos que detentaban el poder económico y la sociedad de consumo.  Cuando uno toma conciencia de ello, duele y ofende.
Las cosas no salieron como se esperaba.  La mujer ya había ganado demasiado terreno en el ámbito de la cosa pública y no estuvo dispuesta a retroceder.  Ahora lo quería todo,  carrera profesional, amor, marido, casa, hijos y éxito en todo ello.
Las producciones cinematográficas redoblaron la apuesta, empalagando al público e insistiendo en historias de encuentros y desencuentros con un final feliz, entre tules blancos y ramos florales, haciéndole olvidar al espectador que el día después también existe.  No, que digo, años y años de colaboración, respeto, acompañamiento, y renunciamiento hacen falta para que dos personas se mantengan en la unión del matrimonio.
Se comenzó a respirar un aire de irrealidad, impuesta al imaginario colectivo a fuerza de voluntarismo.
Pero también es cierto que los hombres ya no ganaban para sustos.  En menos de cien años, el mundo había pasado por dos guerras, las mujeres se habían emancipado, y ellos aún no podían desprenderse de la raigambre de la vieja concepción de la mujer.
 
 
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Sabido es que la noción de amor sexual moderno, conoció sus primeros e incipientes pasos en la Edad Media (S. XII y XIII) mediante la práctica del amor cortés. Durante el Renacimiento, nobles damas y mujeres de inteligencia suscitan un movimiento a favor de su sexo; las doctrinas platónicas originadas en Italia espiritualizan tanto al amor como a la mujer
Como todo proceso, lleva sus tiempos, y como dos fuerzas en pugna, la noción de matrimonio por convención y la noción de matrimonio basada en el amor,  durante siglos empujaron unas otras para imponerse.  Para el S. XIX se le suma una nueva fuerza, y es la reivindicación de los derechos de la mujer, que ya había comenzado con Mary Wollstonecraft, en 1792.
Como corolario, emerge la noción de amor conyugal.
Sin embargo, previendo los obstáculos que la mujer podría toparse en el camino,  Balzac prevee en “Philosophie du Marriage”, que “el marido no dudará en imponer a la mujer un régimen debilitante y en negarle todo acceso a la cultura a fin de mantener control sobre ella, pues para el marido no existe verdadero amor conyugal en esos casos, y a través de su control, salvaguardará su propio honor”.
 
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Si bien es cierto que muchas mujeres compraron la idea del amor conyugal, lo cierto es que aún hoy, en el inconsciente de muchos hombres perdura una mezcla de resabios antiguos de la condición femenina y lo expuesto por Balzac en su obra citada más arriba.  Aún así, en pleno ejercicio de su libertad, ingresan al matrimonio, con la secreta esperanza que su mujer responderá a esos parámetros aún gravados en su mente.
Se casan con mujeres a las que saben independientes económicamente e intelectualmente preparadas para salir al mundo, pero en la trastienda saborean de antemano, el fruto de una victoria: someterla a través de los años, impidiéndole desplegar su personalidad.
A esta clase de autoengaño, Simone de Beauvoir lo llama “mala fe”.
El mecanismo mediante el cual esos hombres pelean por someter a su cónyuge, a falta de ley que los ampare, y dado que la legislación vigente garantiza los derechos de la mujer, se denomina violencia de género.
Pero en su hora, yo afirmé que lo que algunas mujeres escriben con la mano, otras borran con el codo.  Ellas son: la burguesa y la versión moderna de las hetairas.
 
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2.4  La Burguesa
“En el fondo de su corazón, las mujeres se imaginan que los hombres han venido al mundo para ganar dinero y las mujeres para gastarlo.” Arthur Shopenhauer. Así piensa una burguesa.
A los presentes efectos, se tiene por burguesa a la mujer de clase media alta, casada y que no trabaja, manteniendo al margen de las siguientes consideraciones a aquellas mujeres que tienen la dicha de estar felizmente casadas y se sienten satisfechas, como así también al resto de las mujeres.
Esta clase de mujeres responden a un perfil que se viene desarrollando desde la década del ’50, que en su hora y de buena fe creyeron en el ideal del amor conyugal.  A diferencia de otras épocas de la historia, no fueron obligadas por sus padres a contraer nupcias con quien les fuera indicado, sino que en ejercicio de la libertad individual, tuvieron la posibilidad de elegir con quien formar una familia, apostando al amor conyugal para toda la vida.
Muchas de ellas, al cabo de un tiempo, se encontraron con una realidad.  El amor dentro del matrimonio implica lazos de compromiso, colaboración, respeto y renunciamiento, y que no todos hacían honor al juramento solemne.  Ya lo afirmaba Mary Wollstonecraft, que en el nombre de la razón y del sentido común escribió “Vindicación de los derechos de la mujer” (1792), basando su pensamiento en una educación que conduzca a la autonomía y a la independencia económica de la mujer: “La mujer a la que solo se le ha enseñado a agradar pronto descubrirá que sus encantos equivalen a rayos de sol oblicuos y que no surten mucho efecto sobre el corazón de su marido, cuando son vistos todos los días, cuando el verano ya ha finalizado….Cuando el marido deja de ser su amante y ese momento inexorablemente llegará, su deseo de agradar se volverá lánguido o fuente de amargura; y quizá el amor, la más efímera de todas las pasiones, dará paso a los celos o a la vanidad”[3]
Creyeron que dentro del matrimonio iban a encontrar su realización personal[4], olvidando que dicha realización debe desplegarse en varios frentes, y que lejos de trascender dentro de esa unión, solo encontrará tedio y rutina, salvo raras excepciones.
Para cuando despiertan, abren los ojos y ven que solo son inmanencia, ya se han apoltronado en una estructura familiar y en un estándar de vida que no están dispuestas a renunciar.
Al respecto Mary Wollstonecraft ha dicho que “Las riquezas y los honores de carácter hereditario han convertido a las mujeres en ceros para dar categoría a las cifras.  La ociosidad ha producido en la sociedad una mezcla una mezcla de galantería y despotismo que lleva incluso a los mismos hombres, esclavos de sus amantes a tiranizar a sus hermanas, esposas e hijas.  Es cierto que esto sólo es una manera de mantenerlas en su lugar.  Fortalezcamos la mente femenina ampliándola y concluirá la obediencia ciega.  Pero, como el poder persigue la obediencia ciega, los tiranos y libertinos están en lo cierto cuando tratan de mantener a la mujer en la oscuridad, porque los primero sólo desean esclavos, y los últimos un juguete….las mujeres han sido embaucadas por sus amantes, como los príncipes por sus ministros, mientras soñaban que reinaban sobre ellos”[5]…”El soporte de la debilidad que ama porque necesita protección y es paciente porque debe soportar los daños silenciosamente, sonriendo, bajo el látigo al que no se atreve a enfrentarse”[6].
Encadenadas a una vida en la que el mundo parece prescindir de ellas, incluyendo su propio esposo y sus hijos en la medida que van creciendo, no encuentran justificación a su existencia.  Algunas, y me atrevo a afirmar que son las menos, honestas consigo mismas, se divorcian e intentan salir al mundo.  Para ello, algunos ex esposos le harán pagar un costo, pues no estarán dispuestos a soltar la rienda tan fácilmente.   Hasta hace pocos años, lo hacían mediante el chantaje de la cuota alimentaria, actualmente a esa técnica se le ha sumado la de tomar a los hijos fruto del matrimonio como rehenes.  En ambos casos son los hijos los que cargan los costos de semejante disputa
 
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Pero no me refiero a estas mujeres en tanto burguesas, sino a aquellas que se resignan a continuar dentro de un matrimonio donde el amor se ha esfumado.  Lo saben y son conscientes de ello, pero carecen del coraje y la honestidad suficientes para enfrentar su propio destino. Insatisfechas consigo mismas, saben que han dimitido su propia existencia a cambio de conservar bienestar material.  En su dimisión solo encuentran rencor y odio a la pérdida de su dignidad.  No son felices y culpan al mundo por su fracaso. Seres débiles y artificiales, situados por encima de los deseos y afectos comunes de su raza de modo prematuro y antinatural, socavan los cimientos mismos de la virtud, y expanden la corrupción por toda la sociedad[7]
Se aferran a un buen pasar económico a cambio de su dignidad.  Ya no aman a su esposo, pero continúan siendo partícipes de una servidumbre sexual, en la que al cabo de unos años, ni siquiera gozan de exclusividad.  Detestan a su esposo, a quien solo lo ven como un mero proveedor.  Lo miran con rencor, pues él representa su propio fracaso.
Su hogar es llevado adelante por servicio doméstico, sus hijos pasan doble jornada en una institución educativa, y su esposo apenas la mira.
Todos dentro de esa familia están ocupados y cumplen una función, excepto la burguesa, que trata de justificar su existencia, ocupando su tiempo en nimiedades.
Gimnasio, peluquería, té de caridad, partidas de bridge, nada producen ni aportan a la sociedad, solo consumen.  El mundo las ve, y pensando en ellas se ha generado un mercado de productos de bienes y servicios que ávidas consumen como el aire que respiran.  Millones de dólares se mueven alrededor de estas mujeres que tapan el dolor de su propia resignación en nimiedades con las que a sus esposos les hacen pagar el precio de su amargura.
Huecas les dicen algunos, vacías se sienten por dentro y apenas se miran así mismas pues temen ver lo que encontrarán.
Pesan en la economía familiar como un hijo más, y con el tiempo son niñas viejas.
Detestan a aquellas mujeres económicamente independientes y personalmente satisfechas.  No tienen pensamiento propio y sus opiniones sobre temas trascendentes son el eco de la opinión de sus esposos.
Carecen de profundidad en todos sus aspectos y pregonan que ellas han hecho la mejor  elección, con el único objeto que otras mujeres las imiten a modo de propia reconfirmación. San Agustín, refiriéndose a otra cuestión escribía “se aferran a su parecer, no por bueno, sino por suyo”.   Es así como siente y piensa una burguesa.[8]
Olvidan que el ejercicio de derechos es una prerrogativa, y pretenden que otras mujeres tampoco los ejerzan. 
Cuando al ocio se le suma carencia de necesidades reales qué cubrir, tiempo libre, confort, rencor, y frustración, se genera un cocktail mortífero del cual surge una casta de mujeres dañinas: la narcisista. [9]  Ella se cree el ombligo del mundo, lo tiene todo, pero nada la conforma.  Carece de empatía, pues si por alguna casualidad decide realizar una obra de caridad, lo hará para justificar su ociosa existencia, agradeciendo que aún existen pobres, caso contrario, su inutilidad quedaría en evidencia.[10]
Pero no paran, como voraz aves de rapiña van por  más, pues nada la conforma y su vacío interior jamás se colma.[11]
Conscientes de haberse limitado a la inmanencia, a medida que sus hijos crecen, impedirán que éstos tomen vuelo, y su actitud dependerá si es niño o niña.[12]
Si es niño, intentará realizarse a través de su hijo, intentando alcanzar el universo de lo trascendente y reteniéndolo a costa del propio desarrollo individual de su hijo.  Se aferrará a él para que la complete al igual que otrora lo hizo con su esposo.
Igual de dañina es con su hija mujer, con quien mantendrá una relación perverso narcisista, impidiéndole (unas veces con éxito otras no) su desarrollo personal y programándola para que sea su continuadora e imitadora, caso contrario, la rechazará y desaprobará una y otra vez, cuyo desarrollo de la personalidad vivirá como un nuevo fracaso el que no están dispuestas a asumir. [13]
Sabiéndose improductivas, que no aportan nada a la sociedad, que solo toman y consumen, sintiéndose  innecesarias, muchas despliegan con violencia psicológica sobre sus hijas el dolor de su renuncia, convirtiéndose en cómplices de aquellos hombres que tratan al género femenino desde la otredad.
 
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Existen mitos a los cuales se les ha acusado al género masculino su autoría.  Sin embargo, ellas, si no fueron las autoras, por lo menos los han atizado.
El primero de ellos es que la mujer, desde que se ha emancipado, ha salido perjudicada, pues antes de ello vivía mucho mejor.  Esta afirmación es una falacia.  Desde los albores de la civilización, el género femenino ha contribuido muchísimo.
Históricamente el matrimonio fue creado como unidad económica y destinado a la reproducción y continuidad de la especie humana.  En todo tiempo y lugar, la mujer ha puesto el cuerpo como madre, arriesgando su vida en cada parto.   Además del caso de las mujeres de la Edad Media, cabe destacar una raza especial: las campesinas.  Veneradas en todos los libros de historia sobre las mujeres, ellas se llevan el respeto de todos los historiadores.  Como hormigas silenciosas no han hecho otra cosa que trabajar durante toda su vida, en tareas domésticas, en el campo y produciendo productos en su hogar que les permitiera venderlos para así generar un ingreso extra.
Quizá Hesíodo no haya sido un misógino, quizá en “Los trabajos y los días” cuando escribía lo hacía vislumbrando la burguesa.
El otro mito del que ellas son partícipes, es la condena social que se hace de la mujer divorciada.
A estas últimas, históricamente se las ha desvalorizado acusándolas de vida licenciosa.  La vida licenciosa de una mujer no se mide por su estado civil.  Sabido es que no hace falta estar divorciada para llevarla a cabo. Pero es el horror de su propia dimisión que lleva a la burguesa a tratar con desprecio a la mujer que ha elegido hacerse cargo de su vida, asumiendo las consecuencias de su propio fracaso.
 
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[1] Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo.  Editorial Sudamericana, página 25

 


[2] “La burguesía conservadora sigue viendo en la emancipación de la mujer un peligro que amenaza su moral y sus intereses.” Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo.  Editorial Sudamericana, página 26

 


[3] Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 77, Editorial Istmo, año 2005

 


[4] “Si cuando consigue un esposo ha llegado a su meta, y mezquinamente orgullosa, descansa satisfecha con semejante miserable corona, que se humille felizmente ascendida, apenas por un empleo sobre el reino animal”[4] Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 77, Editorial Istmo, año 2005

 


[5] Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 73, Editorial Istmo, año 2005

 


[6] Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 73, Editorial Istmo, año 2005

 


[7] Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 50, Editorial Istmo, año 2005

 


[8]El hombre-soberano protegerá materialmente a la mujer ligia y se encargará de justificar su existencia: junto con el riesgo económico evita ella el riesgo metafísico de una libertad que debe inventar sus fines sin ayuda.  En efecto, al lado de la pretensión de todo individuo de afirmarse como sujeto, que es una pretensión ética, también hay en él la tentación de huir de su libertad para constituirse en cosa; es ése un camino nefasto, en cuanto que pasivo, alienado y perdido; resulta entonces presa de voluntades extrañas, cercenado de su trascendencia, frustrado de todo valor.  Pero es un camino fácil: así se evitan la angustia y la tensión de una existencia auténticamente asumida.” Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo.  Editorial Sudamericana, página 23

 


[9]  Simone de Beauvoir: “El Segundo Sexo”

 


[10]Y así al obtener poder por medios injustos, practicando o alentando el vicio, pierden obviamente el rango que la razón les asignaría y se convierten en viles esclavas o en tiranas caprichosas” Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 101, Editorial Istmo, año 2005

 


[11] “Las mujeres confundidas por esos sentimientos, a veces se vanaglorian de su debilidad, obteniendo con astucia el poder al jugar con la “debilidad” de los hombres; y pueden enorgullecerse bien de su poder ilícito, porque como los bajás turcos, tienen más poder real que los señores, pero  la virtud es sacrificada a favor de las satisfacciones pasajeras, así como la vida respetable ante el triunfo de una hora”Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 94, Editorial Istmo, año 2005

 


[12] Al respecto Mary Wollstonecraft ha escrito lo siguiente: “Además si se educa a las mujeres para la dependencia, es decir  para actuar conforme a la voluntad de otro ser falible y se las somete al poder, equivocado o no ¿hasta dónde debemos de llegar? ¿Deben ser consideradas como virreyes a los que se les permite reinar sobre un pequeño dominio y responden por su conducta ante un tribunal superior propenso al error?  No será difícil probar que esas criaturas delegadas actuarán como los hombres sometidos por miedo y harán padecer a sus hijos y siervos su opresión tiránica.  Como son sometidas sin razón y no disponen de normas fijas por las que adaptar su conducta, serán amables o crueles, según les dicte el deseo del momento, y no debe sorprendernos si a veces, crispadas por su pesado yugo, obtienen un placer perverso en cargarlo sobre los hombros de los mas débiles….Pero supongamos, conjetura no muy improbable, que un ser al que solo se le ha instruido para agradar debe seguir buscando su felicidad en ello: ¡que ejemplo de insensatez, por no decir vicio, supondrá para sus inocentes hijas!  La madre se perderá en el tocador y, en lugar de hacerse amiga de sus hijas, las contemplará con recelo porque son rivales, rivales más crueles que  cualquier otra porque inducen a la comparación y desplazan del trono de la belleza a quien nunca ha pensado tener un asiento en el banco del tocador.”Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 106, Editorial Istmo, año 2005

 


[13] “El hombre que poseía alguna virtud mientras luchaba por una corona, con frecuencia se vuelve un tirano voluptuoso una vez que ésta ciñe su frente; y cuando el marido continúa siendo amante, el senil, presa de los caprichos infantiles y los celos, abandona los serios deberes de la vida, y las caricias que debían provocar la confianza de sus hijos, son malgastadas en una niña grande, su esposa”Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 81, Editorial Istmo, año 2005

 
 
 
2.5 La Hetaira
No encontré otro nombre para calificar a esta clase de mujeres.  Provienen de la época de Grecia Antigua, y los libros de historia las tienen como el antecedente de la prostitución. En su hora, eran mujeres “públicas” de estado civil solteras y que mantenían una vida sexualmente activa, libre y sin compromisos.  Ya en Roma, devenida la prostitución, los romanos solicitaban que las prostitutas vistieran de manera distinta que las que no lo fueran a modo de poder distinguir entre unas y otras en la vía pública y así no molestar a aquellas mujeres de “buena  vida”.
Poco a poco, la mujer ha ido saliendo de la inmanencia que le imponía la vida doméstica para integrarse al Universo.   Muchas han descollado por su excelencia y compromiso, pero otras parecen haber confundido la emancipación femenina con el indiscriminado ejercicio de su sexualidad.
Ahora bien, la época que estamos presenciando me recuerda a la Era de los Libertinos en Francia del S. XVIII.
En el S. XX no solo el género femenino ha avanzado en cuanto a reconocimiento de derechos se refiere, sino también en métodos de control de natalidad, acceso a claustros universitarios y herramientas que le permiten tener una vida más confortable.  Pero lo cierto es que la historia de la mujer no se inicia con el nacimiento de cada una, sino que la situación actual es el producto de una dura labor de aquellas que nos precedieron, y de muchísimas contemporáneas.
Se sabe que, históricamente el género masculino ha visto a la mujer como una generalidad.  En su mayoría los hombres no discriminan entre unas y otras, y si la mujer ha debido ganarse su lugar en el mundo, fue porque sobre ella en otros tiempos se había ejercido la otredad.[1]
El género masculino, en sus procesos de racionalización, son de una simplicidad que responde a una lógica kantiana.  No se complican con especulaciones, no desvían su pensamiento, ni se hacen cuestionamientos innecesarios, sino que van directo al punto en cuestión.  Ahora bien, al erigirse la mujer en sujeto de derecho y pretender integrar el universo productivo[2], la mayoría de los hombres sienten le ha sido invadido un terreno del que el género masculino se ha tenido como dueño exclusivo durante siglos, y la mayoría de ellos excluyen a las mujeres so pretexto ser objetos de deseo imposibilitadas de ejercer una vida como sujetos de derecho.   Al ofrecerse la mujer como objeto de deseo, no solo confunde al propio género masculino, sino que lo invita a tener fundamentos para impedir el acceso de la mujer al mundo productivo. [3]
Con la emancipación y el reconocimiento de derechos, la mujer ha avanzado en cuanto se la tenga como sujeto de derecho, pero por sobre todas las cosas, cabe remarcar en lo que aquí atañe, la palabra sujeto.
Vista en esa generalidad, en la interacción con el género masculino, durante siglos la mujer había sido inconscientemente tomada como lo inesencial y como objeto.   Generalmente, el hombre se piensa sin la mujer, ella no se piensa sin el hombre.  Y ella no es otra cosa que lo que el hombre decida que sea; así se la denomina “el sexo”, queriendo decir con ello que a los ojos del macho aparece esencialmente como un ser sexuado: para él, ella es sexo; por consiguiente lo es absolutamente… él es lo Absoluto; ella es lo Otro. [4]
Ahora bien, en el año 1900, a las mujeres no se les veían los tobillos.  Para el año 2000, apenas se le veía la ropa. ¿Alguien osó pensar el ejercicio mental y la adaptación que tiene que llevar a cabo el hombre para comprender al género femenino? Porque mientras por un lado la mujer se erige en sujeto de derecho, existe una permanente y constante agresión vía los sentidos, sea en los medios de comunicación, sea en propaganda subliminal, mediante la cual la mujer se ofrece como objeto.[5]
Aquí vuelvo otra vez con el concepto que el género masculino toma a la mujer en su generalidad y no en su singularidad.  Hace falta llevar a cabo un trabajo social de concientización y reeducación a la mujer para que el género masculino pueda aprender a discriminar entre unas y otras.  [6]
Mal puede erigirse el género femenino a los efectos del integrar el Universo de lo neutro, en una sociedad aún de fuerte raigambre patriarcal, en tanto continúe explotando su cuerpo como único capital,  ofreciéndose como un objeto y haciéndose cómplice de un intercambio sexual sin límite[7] . Al respecto Mary Wollstonecraft afirmaba que el poder ilegítimo que obtienen al degradarse a sí mismas, resulta una maldición … pues entonces si las mujeres no renuncian al poder arbitrario de la belleza, demostrarán que poseen menos inteligencia que el hombre.[8]
Aquellas que forman parte de ese juego, no tienen la menor idea del daño que producen y se producen a ellas mismas.  No son conscientes que aún estamos a mitad de camino y que los imperios no duran para siempre a menos que lo cuidemos.  No se dan cuenta que, con su actitud, reavivan el fuego de la otredad, que lejos de convertirse en mujeres emancipadas, retrasan el proceso de integración del género femenino al mundo de la trascendencia.[9]Es tiempo de efectuar una revolución en el comportamiento de las mujeres, tiempo de restaurar su dignidad perdida, y de hacerlas trabajar como parte de la especie, para transformar el mundo con su propio cambio”[10]
 
                                                                 *   *   *
 
Probado es que prohibir jamás  ha dado resultado.  Tampoco es un puritanismo lo que invade estas líneas, sino una mera cuestión de lógica y coherencia que invita a una reflexión.
Si el género femenino pretende integrar y formar parte del aparato productivo y de la cosa pública, debe hacerlo como persona, dejando de lado la condición femenina y explotando su anatomía.  Debe obrar con recato, respetándose así misma como sujeto y respetando al género masculino en tanto pretenda una convivencia entre ambos sexos en el mundo productivo. [11]
El erotismo, es una cuestión que bien puede vivirse en el marco de la intimidad, sin necesidad de convertirlo en una cuestión pública, absolutamente integrado a la pareja, y que no mella una reinvindicación del género femenino. Tal es el sentido de la comparación con los cuidados del cuerpo y del alma, comentados en la introducción
 
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De noche hacen el amor y de día la guerra.  Esto es lo que está sucediendo actualmente entre hombres y mujeres.
Una emancipación femenina, y su consideración como sujetos de derechos no se obtienen en el área de la alcoba, banalizando el sexo, y no se condice con la misma pasión que deberían tener las mujeres  a la hora de hacer valer sus derechos.
Pretender que el género masculino nos reconozca y nos iguale, es tarea de mujeres, y un ejercicio indiscriminado de la sexualidad no es el camino.  Todo lo contrario, sabido es que en su  momento, esto envileció a los griegos, quienes furiosos con las mujeres, terminaron ejerciendo la pederastra.

1-     La Violencia de género y los derechos de la mujer
3.1- Orbita legislativa
La  ONU define la violencia contra la mujer como "todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada."(Consejo Económico y Social, ONU, 1992)
Aunque la manifestación de violencia contra las mujeres puede diferir dependiendo del contexto económico, social y cultural, el fenómeno es universal y contribuye enormemente a la subordinación de las mujeres en todo el mundo. La conceptualización de la violencia contra las mujeres como una violación de derechos humanos fue un paso crítico en la vinculación del abuso de los derechos de las mujeres al sistema internacional de derechos humanos.
El tema de la violencia contra las mujeres fue primero discutido en términos de actos manifiestos de violencia física y sexual. Esto incluye, por ejemplo, el infanticidio femenino, el feticidio femenino, el incesto, el maltrato a las esposas y la violación marital en la esfera privada, y la violación y el acoso sexual en el dominio público. En años recientes, la definición se ha ampliado para incluir más formas estructuradas de violencia basada en el género.
Además de esto, la violencia contra las mujeres ha sido definida como una forma de discriminación bajo la Convención de la Mujer (Recomendación General No.19). Cada vez más, la violencia contra las mujeres se entiende también que abarca todas las formas de discriminación que crean un ambiente en el que tal violencia puede ser perpetrada con impunidad y algunas veces incluso con una sanción social. En años recientes, el activismo en esta área ha estado también dirigido al reconocimiento de la acción mediadora de las mujeres en la transformación de las condiciones opresivas que fomentan la violencia basada en el género y en resistir el "victimismo" como la inevitable respuesta femenina ante la violencia.
Entre las mujeres de 15 a 44 años de edad, la violencia basada en el género es responsable de más muertes e incapacidades que la suma total atribuida al cáncer, la malaria, los accidentes de tránsito y la guerra (OMS, 1997).
Se calcula que la violación y la violencia doméstica "son responsables del cinco por ciento de los años de vida saludables que pierde una mujer en edad reproductiva en países en desarrollo demográfico" (Banco Mundial, 1993).
Los acuerdos internacionales sobre Derechos Humanos reconocen claramente que la violencia contra la mujer constituye una violación de sus derechos humanos:
En 1979, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer[12], la cual suele describirse como una declaración internacional de derechos para la mujer. La convención define lo que constituye la discriminación contra la mujer y esboza un programa de acción para dar fin a dicha discriminación.
En 1993, la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer[13], el primer documento internacional de derechos humanos en abordar exclusivamente el tema de la violencia contra la mujer. En ella se afirma que la violencia contra la mujer viola, perjudica o nulifica los derechos humanos y libertades fundamentales de la mujer.
En 1995, mediante la Plataforma de Acción de Beijing (procedente de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer) se instó a los Gobiernos a "condenar la violencia contra la mujer y abstenerse de invocar ninguna costumbre, tradición o consideración de carácter religioso para eludir las obligaciones con respecto a su eliminación que figuran en la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer..."



[1]En la medida  en que la mujer es considerada como lo Otro absoluto, es decir  - cualquiera sea su magia- como lo inesencial, resulta  imposible considerarla como un sujeto” Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo.  Editorial Sudamericana, página 71
 
[2] “En el momento en que las mujeres empiezan a participar en la elaboración del mundo, ese mundo es todavía un mundo que pertenece a los hombres, ellos no lo dudan, ellas lo dudan apenas.  Negarse a ser lo Otro, rehusar la complicidad con el hombre, sería para ellas renunciar a todas las ventaja que puede procurarles  la alianza con la casta superior.” Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo.  Editorial Sudamericana, página 23
 
[3] Cuando observa respecto a la mujer una actitud de colaboración y benevolencia, tematiza el principio de la igualdad abstracta; pero la desigualdad concreta que observa no la plantea.  Sin embargo, cuando entra en conflicto con ella, la situación se invierte: tematizará la desigualdad concreta y ello lo autorizará incluso para negar la igualdad abstracta.
 
[4]la Naturaleza, lo mismo que la realidad histórica, no es un dato inmutable.  Si la mujer se descubre como lo inesencial, es porque ella misma no realiza ese retorno…Las mujeres -salvo en ciertos congresos que siguen siendo manifestaciones abstractas-  no dicen “nosotras”; los hombres dicen “las mujeres”, y éstas toman estas palabras para designarse a sí mismas; pero no se sitúan auténticamente como Sujeto ”Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo.  Editorial Sudamericana página 19 y siguientes
 
[5]  “Las mujeres se encuentran en todas partes en ese estado deplorable porque, con el fin de preservar su inocencia, como se denomina cortésmente a la ignorancia, se les oculta la verdad y se les hace asumir un carácter ficticio antes de que sus facultades hayan adquirido alguna fuerza.  Como desde la infancia se les enseña que la belleza es el centro de la mujer, la mente se ajusta al cuerpo y, deambulando por su jaula dorada, sólo busca adorar su prisión…..las mujeres, limitadas a un solo trabajo y con sus pensamientos dirigidos constantemente a la parte más insignificante de ellas mismas, rara vez amplían sus pensamientos más allá del éxito del momento…”Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 99, Editorial Istmo, año 2005,  “Pero si parece entonces que, como las bestias, fueron creadas fundamentalmente para el uso del hombre, se las dejará morder la brida pacientemente y nadie se mofará de ellas con cumplidos vacíos; al igual que si se prueba su racionalidad, no se impedirá su perfeccionamiento para satisfacer meramente sus apetitos sensuales.  No se les recomendará implícitamente, con todos los encantos de la retórica, que sometan sus entendimientos a la guía del hombre. ” Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 87, Editorial Istmo, año 2005, “Y mientras han sido despojadas de las virtudes que deberían vestir a la humanidad, se las ha engalanado con encantos artificiales que las capacitan para ejercer una breve tiranía, Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 89, Editorial Istmo, año 2005
 
[6] “Los hombres se empeñan en hundirnos todavía más, simplemente para convertirnos en objetos atractivos para un rato; y las mujeres, obnubiladas por la adoración, que bajo la influencia de los sentidos les demuestran los hombres, no tratan de obtener un interés duradero en sus corazones o de convertirse en las amigas de sus semejantes, que buscan entretenimiento en su companía”  Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 49, Editorial Istmo, año 2005
 
[7] Como el amor ocupa en su pecho el lugar de toda pasión más noble, su única ambición es ser bellas para suscitar emociones en lugar de inspirar respeto, y este deseo innoble, del mismo modo que el servilismo en las monarquías absolutistas, destruye toda fortaleza de carácter. Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 89, Editorial Istmo, año 2005
 
 
[8] Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 69, Editorial Istmo, año 2005
 
[9]  La acción de las mujeres no ha sido jamás sino una agitación simbólica, y no han obtenido más que lo que los hombres han tenido a bien otorgarles; no han tomado nada, simplemente han recibido….Las burguesas, son solidarias de los burgueses, y no de las mujeres proletarias; blancas, lo son de hombres blancos y no de las mujeres negras” Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo.  Editorial Sudamericana,
 
[10] Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 101, Editorial Istmo, año 2005
 
[11] Se necesitará algún tiempo para convencer a las mujeres de que actúen en forma general contra sus intereses reales cuando aprecian la debilidad o la simulan bajo el nombre de delicadeza, así como para convencer al mundo de que la fuente corrompida de los vicios y sinrazones femeninas, brota del homenaje sensual que se rinde a la belleza….pues los hombres de todas las condiciones admiten que una mujer bonita es un objeto de deseo, mientras que una mujer culta cuya belleza intelectual inspira emociones mas sublimes, puede pasar desapercibida o ser observada con indiferencia por aquellos hombres que buscan la felicidad en la satisfacción de sus apetitos …Y aquellas mujeres que para obtener mayor poder satisfacen al sexo preponderante, degradan al suyo propio por una necesidad física, sino moral” Mary Wollstonecraft, Vindicación de los Derechos de la Mujer, página 103, Editorial Istmo, año 2005
 
[12] Ratificada por Ley 23.179.
 
[13] Ratificada por Ley 24.632.
 
 
 
 
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A nivel nacional a continuación es enumerada la legislación vigente en nuestro país en cuanto esté relacionado con la violencia de género y esta presentación:

Ø  Ley Nacional 23.179-Aprobacion de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer[1], Sancionada el 8 de mayo de 1985.

Ø  Ley Nacional 24.012 sobre Cupo Femenino (Código Electoral Nacional sancionada con fecha 29 de noviembre de 1991, y reglamentada por el Decreto Nacional 1.246/2000.

Ø  Decreto Nacional 1.426/92- Creación del Consejo Nacional de la mujer de fecha 7 de agosto de 1992.

Ø  Ley Nacional 24.417 sobre Protección contra la violencia familiar  de fecha 7 de diciembre de 1994 reglamentada mediante el Decreto Nacional 235/96 de fecha 7 de marzo de 1996.

Ø  Ley Nacional 24.632 - Aprobación de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, Convención De Belem Do Pará[2], sancionada con fecha 13 de marzo de 1996.

Ø  Ley Nacional 25.013 (Capitulo II, Articulo 11), Reforma Laboral - Introducción de la figura de despido discriminatorio por razón de raza, sexo o religión, sancionada con fecha  2 de septiembre de 1998.

Ø  Ley Nacional 25.250 (Título I, Artículos 2º Y 3º), Reforma Laboral: estimulo al empleo estable.  Incorporación de dos incentivos para el empleo de mujeres. Sanción.- 11 de mayo de 2000.

Ø  Ley Nacional 25.674 - Participación femenina en las unidades de negociación colectiva de las condiciones laborales (Cupo Sindical Femenino), sancionada el día 6 de noviembre del año 2002 y reglamentada mediante el Decreto Nacional 514/2003.

Ø  Ley 26.171. Aprobación del Protocolo Facultativo de la Convención sobre Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, adoptado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas el 6 de octubre de 1999.  Sancionada: Noviembre 15 de 2006  y ratificado.

Ø  Ley Nº 26.485 – Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, sancionada el 11 de marzo de 2009.  A la fecha[3] su reglamentación se encuentra pendiente de la firma del Poder Ejecutivo.

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En el ámbito de la Provincia de Buenos Aires, con fecha 2 de enero de 2001, se sancionó la Ley 12.569 sobre Violencia Familiar, y con fecha  17 de diciembre de 2003, se sancionó la Ley 13.138, en la que se dispone que el día 5 de noviembre se conmemora el día de la no violencia contra la mujer.

 

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3.1 Algo de Doctrina y Jurisprudencia

En el artículo titulado “La Perspectiva de Género en la aplicación del Derecho Internacional de los Derechos Humanos referido al caso del Penal Miguel Castro Castro, escrito por las Dras. Laura J Casas y  María Celina Berterame y Publicado en la Revista La Ley (Suplemento de Derecho Constitucional) con fecha 1/1/2008 se comenta el fallo emitido por la Corte Interamericana de Derechos Humanos con fecha  25/11/2006[4] en el que se pone de relieve el estado actual  del tratamiento de la violencia de género.  En su comentario al fallo ellas destacan lo siguiente.

El 25 de Noviembre de 2006 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante la Corte) dictó la sentencia número 81 en la causa "Penal Miguel Castro - Castro vs. Perú." En este caso, la Corte regional condenó al Estado del Perú por la violación de derechos humanos en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante la Convención) y por el incumplimiento de los artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura.   Pero lo más trascendente de este fallo es que por primera vez el Tribunal regional considera la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer[5] (en adelante Convención de Belém do Pará) a los fines de evaluar la responsabilidad del Estado en el marco del respeto y garantía de los derechos consagrados en los artículos 8 y 25 de la Convención, declarándose incumplido en el caso el artículo 7 inc. b de la Convención de Belém do Pará, que establece expresamente la obligación de los Estados Parte de "actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la mujer".  

Esta sentencia tiene la particularidad de incorporar la perspectiva de género en el análisis de las violaciones a los derechos consagrados en los instrumentos internacionales de Derechos Humanos. En general, los instrumentos de Derechos Humanos clásicos no hacen una referencia especial a las mujeres, ni a cómo deben interpretarse las obligaciones generales de los Estados respecto de este colectivo. En el caso del Penal Miguel Castro Castro, la perspectiva a partir de la cual se realiza el abordaje de los hechos y de la prueba necesaria para acreditarlos, implica un importante avance en el análisis fáctico-jurídico que debe necesariamente efectuarse cuando son mujeres las principales afectadas. Por primera vez se deja de lado la utilización del leguaje pretendidamente neutral con que históricamente se invisibilizó la especificidad de la problemática de las mujeres, y se establece que la violencia ejercida contra éstas tiene características particulares que las coloca en una situación de mayor vulnerabilidad. La sentencia sugiere que la violencia, la tortura, los tratos inhumanos, crueles y degradantes que se ejercen contra las mujeres tienen un elemento particular vinculado con el sistema de subordinación y jerarquía de los sexos. Esta subordinación es resultado de una discriminación histórica sufrida por las mujeres y la violencia contra ellas ejercida es muestra patente de la intolerancia existente en las diversas sociedades.  Las autoras señalan que la Convención de Belém do Pará — aplicada por primera vez por la Corte en el caso Castro Castro—  reconoce desde su mismo preámbulo la relación que existe entre la violencia de género y la discriminación, asumiendo que la primera es manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres y que la eliminación de la violencia contra la mujer es condición indispensable para su desarrollo individual y social y su plena e igualitaria participación en todas las esferas de la vida. Por ello, la debida diligencia de los Estados al momento de investigar y sancionar los hechos de violencia que sufren las mujeres reviste una trascendental importancia. Y si bien la Corte no sanciona al Perú por la violación del derecho a la igualdad, el fallo constituye un hito en la historia de la actividad contenciosa de la Corte. Y ello, por cuanto el enfoque de género es palpable y permite avizorar mayores avances hacia el pleno reconocimiento de los Derechos Humanos de las mujeres.

En el punto II. de la nota, titulado “La violencia contra las mujeres”, ellas sostienen que Los derechos reconocidos en la Convención de Belém do Pará se encuentran contemplados en la Convención Americana y en otros instrumentos internacionales de Derechos Humanos. Pero la Convención de Belém do Pará logra establecer la específica correlación existente entre tales Derechos Humanos y las mujeres. Así, el paso trascendente que da este instrumento en el sistema interamericano de protección de los Derechos Humanos, es reconocer que la característica principal de la violencia de género es que ésta se inflinge a las mujeres por ser tales, y que la violencia sistemática y generalizada que sufren las mujeres se relaciona con el sistema social de jerarquías y de subordinación entre los sexos[6].

La violencia contra las mujeres[7] se ha convertido en las últimas décadas en un tema de preocupación de la comunidad internacional y antes de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las mujeres, existieron expresiones fundamentales en relación con la temática. En este sentido, resulta elocuente el resultado de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena en 1993, en la que se reconoció que los derechos de las mujeres son Derechos Humanos y que la violencia ejercida contra las mujeres es un problema de Derechos Humanos, instando a los gobiernos a protegerlos y a promoverlos.  Por su parte, la Declaración y la Plataforma de Acción de la Conferencia Mundial sobre la mujer celebrada en Beijin en 1995 se refirió, también, a la violencia contra la mujer, reconociendo que su eliminación es esencial para la igualdad y desarrollo y la paz mundial. Los instrumentos específicos que se refieren a la violencia de género significaron un avance, en el sentido de visibilizar una problemática y una violación a los Derechos Humanos para combatir su aceptación y su naturalización cultural.  En el sistema universal de protección de los Derechos Humanos, fue la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, aprobada en 1993 por la Asamblea General de Naciones Unidas, el primer documento que se ocupó exclusivamente de la violencia contra la mujer, comprometiendo a los Estados en la prevención, sanción y erradicación de la violencia de género. En el sistema Interamericano, recién comienza a hablarse de la situación de los Derechos Humanos respecto de las mujeres como ítem específico en el año 1993, cuando en su informe anual, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se ocupó de los derechos de las mujeres y reconoció la falta de igualdad en el goce de los derechos humanos de varones y mujeres. En 1994 se nombró un relator especial sobre la mujer, quien en el año 1998 presentó un informe sobre la condición de la mujer en las Américas. A partir del año 1995, la Comisión comenzó a incluir en los informes por países un capítulo referido a la situación de los Derechos Humanos de las mujeres. No puede dejar de mencionarse, en lo que a violencia contra las mujeres respecta, el caso "María da Penha Maia Fernández vs. Brasil"[8]. En este caso, que se refería a la violencia perpetrada contra María da Penha por quien fuera su esposo, la Comisión aplicó directamente la Convención de Belém do Pará y consideró responsable al Estado de Brasil por incumplir las obligaciones del artículo 7 del instrumento de protección.

En el punto IV, tiutlado “Los Derechos Humanos de las mujeres: Instrumentos generales y específicos”, ellas continúan diciendo que en la elaboración de los principales instrumentos internacionales de Derechos Humanos se partió de un paradigma de "ser humano" estandarizado que sirvió de centro de referencia de todo un sistema de protección de derechos. Entonces, a partir de este sujeto, presentado como aquel que está más allá de toda diferencia, pero que, paradójicamente, se parecía bastante al hombre blanco, occidental, heterosexual y con patrimonio, se reconocieron los derechos que tenían que ver con esa idea de humanidad. Y fue con este criterio con el que se interpretaron tales derechos. Ello permitió que durante mucho tiempo se mantuviera la exclusión histórica de las mujeres y de otras minorías del ámbito de protección de los Derechos Humanos, como también la invisibilización de las diferencias, la diversidad y las especificidades de determinados sujetos.  No obstante lo dicho anteriormente, debido a las llamativas falencias en la protección de los derechos de toda la humanidad, fueron apareciendo aquellos derechos a los que se llamó "de las minorías", con una valoración jurídica positiva de la diferencia, intentando salvar las desigualdades y proyectar los DD.HH a los grupos que, por ser diferentes (comparándolos con lo que se había considerado como sujeto totalizador de lo humano), seguían siendo discriminados, incluso por el propio mecanismo de protección internacional de esos DD.HH. En este proceso, y en especial relación con el grupo que constituye la mitad de la población mundial, fue trascendental la ya referida "Declaración de Viena" del año 1993[9] en la que se señaló expresamente que "...los Derechos Humanos de la mujer y la niña, son parte inalienable e indivisible de los Derechos Humanos universales". A partir de este hito, la perspectiva de género fue asperjando la legislación y la jurisprudencia tanto nacional como internacional. 

Los instrumentos que se refieren especialmente a los derechos de las mujeres no crean derechos nuevos sino que especifican las obligaciones asumidas por los Estados en relación con ellas: establecen qué significa respetar y garantizar cada uno de los derechos ya reconocidos en los instrumentos generales. Aparecen con este propósito la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (en adelante CEDAW), a fines de los años 70', y, en el ámbito regional, la Convención Americana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer.  Cabe recordar que el Comité de la Convención para la Eliminación de Todas las formas de Discriminación contra la Mujer, ha afirmado que "la violencia contra la mujer es una forma de discriminación que inhibe gravemente la capacidad de la mujer de gozar de derechos y libertades en pie de igualdad con el hombre"[10].  

Si bien los instrumentos de DD.HH referidos específicamente a mujeres tienen en el concierto internacional un carácter marginal y secundario — en relación con los instrumentos de DD.HH generales, cuyos órganos de aplicación revisten más fuerza—  los mismos han significado una forma necesaria de reconocer y hacer visibles situaciones específicas de violaciones a los DD.HH que sólo o principalmente vivencian las mujeres.  En el caso del Penal Castro Castro, la Corte hizo aplicación de las convenciones específicas de las mujeres pero siempre refiriéndose a la íntima vinculación de éstas con los Derechos Humanos reconocidos a todos los seres humanos. Así, otorga a la Convención de Belem do Pará la función de especificar y complementar las obligaciones que tiene el Estado en relación con el cumplimiento de los derechos consagrados en la Convención Americana, dando así un nuevo contenido al derecho de las mujeres a la integridad. 

En el punto V, sobre “La integridad personal y la prohibición de tortura: su contenido en clave de género”, ellas destacan que la  incorporación de la perspectiva de género implica la posibilidad de efectuar un análisis crítico e integral de un determinado fenómeno, comprendiendo cómo opera la discriminación en la vida en sociedad. Esta perspectiva nos remite a las características de mujeres y de hombres, definidas socialmente y moldeadas por factores culturales, razón por la cual son susceptibles de transformación[11] .  La aplicación de un enfoque de género en la sentencia del Penal Castro Castro no sólo se evidencia en la aplicación de normas específicas referidas a las mujeres sino en la consideración de que hay violaciones a los Derechos Humanos que adquieren especiales características cuando las víctimas son mujeres. Siguiendo la línea de la jurisprudencia internacional y tomando en cuenta lo dispuesto por la Convención de Belém do Pará, la Corte Interamericana de Derechos Humanos considera que la violencia sexual se configura con acciones de naturaleza sexual que se cometen contra una persona sin su consentimiento, y que además de comprender la invasión física del cuerpo humano, puede incluir actos que no involucren penetración o incluso contacto físico alguno.  El tribunal estableció que todas y cada una de las formas de humillación a que el Estado sometió a las mujeres presas, ya sea por acción o por omisión, quedan así incluidas en una norma de ius cogens, norma a la que el Estado se encuentra obligado aunque no haya ratificado Tratado alguno y al margen — e inclusive en contra—  de su voluntad.   La consecuencia más notable de este rango más elevado es que el principio en cuestión no puede ser derogado por los estados a través de tratados internacionales o costumbres locales o especiales o incluso reglas consuetudinarias generales que no estén revestidas de la misma fuerza.[12]

No es correcta la apreciación que efectúa el magistrado García Ramírez en su voto razonado en el caso del Penal Miguel Castro Castro, cuando afirma que: "...hasta hoy, la Corte Interamericana no había recibido consultas o litigios que tuviesen como personaje principal — o al menos como uno de los personajes principales, de manera específica—  a la mujer".  Lo cierto es que la Corte ha tenido varias oportunidades para aplicar la Convención de Belem do Pará, pero, sin embargo, ha soslayado el hecho de que la obligación de respeto y garantía del derecho de las mujeres a la integridad personal, debe ser cumplida por el Estado de diferente manera a como la debe cumplir en relación con los hombres[13].

En cuanto al resarcimiento en el caso del Penal Castro Castro, la Corte incorpora también la perspectiva de género al momento de reparar a las víctimas. Así, el capítulo XVI de la sentencia, dedicado a las reparaciones, resulta una consecuencia necesaria de la decisión sobre el fondo, en cuyo marco se admite por primera vez que la tortura tiene un impacto distinto en las mujeres.

Cabe destacar que en  el caso de Loayza Tamayo, la Corte reconoce por primera vez el rubro de "daño al proyecto de vida"[14], pero finalmente afirma que la indemnización por la afectación de dicho proyecto estaría en principio dada por el acceso de la víctima a la jurisdicción internacional y por el dictado de la sentencia de la Corte. El tribunal interamericano define aquello que debe entenderse por "proyecto de vida" afirmando que es "... la realización integral de la persona afectada, considerando su vocación, aptitudes, circunstancias, potencialidades y aspiraciones, que le permiten fijarse razonablemente determinadas expectativas y acceder a ellas". Dentro de las "circunstancias" a las que refiere la Corte, podemos distinguir aquellas de carácter personal, familiar y profesional. Cuando el curso del pleno desenvolvimiento de un ser humano se ve interrumpido por una violación de sus Derechos Humanos, es decir, cuando se ve truncado el libre desarrollo de la personalidad del sujeto, es entonces cuando surge la obligación del Estado de reparar dicho daño.

Cuando la Convención Americana establece en su artículo segundo la obligación de los Estados de garantizar los derechos a la igualdad y la no discriminación, ello importa en la práctica la necesaria toma de medidas concretas por parte de los Estados que tengan como fin lograr la equidad. Finalmente, destacan que el Preámbulo de la CEDAW expresamente reconoce la diferencia entre la igualdad de iure y la igualdad de facto, asumiendo que la máxima participación de la mujer en todas las esferas, en igualdad de condiciones con el hombre, es indispensable para el desarrollo pleno y completo de un país, el bienestar del mundo y la causa de la paz.

"...Reivindicar para ella todos los derechos, todas las oportunidades del ser humano en general, no significa que haya  que cerrar los ojos ante lo singular de su situación..."

Simone de Beauvoir

 




[1]Aprobada por Resolución 34/180 de la Asamblea General de las Naciones Unidas del 18 de diciembre de 1979

 


[2]Suscripta en Belem do Pará - República Federativa del Brasil -, el 9 de junio de 1994

 


[3] 17-6-2010


[4] Recuérdese que en  diciembre de 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 25 de noviembre como el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (Resolución 54/134).

 


[5] Convención adoptada en la ciudad de Belem do Pará, Brasil, el 9 de junio de 1994, y ratificada por el Estado de Perú en fecha 4/2/96.


[6] RODRIGUEZ, Marcela, "Violencia de género" en La aplicación de los Tratados sobre Derechos Humanos en el ámbito local. La experiencia de una década, Abramovich, Víctor, Alberto Bovino y Christian Courtis (comps.), Ed. El Puerto, 2007, pág. 585.

 


[7]  Conforme la Recomendación General 19, párr. 6 del Comité de la CEDAW, la violencia basada en el sexo es "la violencia dirigida contra la mujer porque es mujer o que la afecta de forma desproporcionada". También señala en su párr. 7 que : "la violencia de género... que menoscaba o anula el goce por la mujer de sus Derechos Humanos o libertades fundamentales en virtud del derecho internacional o de convenios específicos de Derechos Humanos constituye discriminación...".

 

 


[8] Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Caso N° 12.051, Informe 54/01 del 19/01/01

 


[9]  Declaración y Programa de Acción de Viena, aprobados por la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, 25 de junio de 1993, Viena. En dicha Conferencia participaron 171 gobiernos y más de 800 ONGs. Uno de los acuerdos principales fue el de recomendar a la Asamblea General el nombramiento de un Alto Comisionado para los Derechos Humanos y a un/a Relator/a Especial sobre Violencia contra la Mujer, llamando a aprobar el proyecto de Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

 


[10] Recomendación General N° 19, ONU, Doc. CEDAW/C/1992.

 


[11] BADILLA, Ana Elena, TORRES GARCIA, Isabel, "La protección de los Derechos de las mujeres en el Sistema Interamericano", en El Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos y los derechos de poblaciones migrantes, las mujeres, los pueblos indígenas y los niños, niñas y adolescentes, Tomo I., Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 2004, p. 92.

 


[12] En el caso del Penal Miguel Castro Castro, fue el ataque masivo y sistemático perpetrado contra personas privadas de su libertad en una dependencia estatal lo que llevó a la Corte a afirmar la violación por parte del Estado del Perú de una norma de ius cogens, reputando los asesinatos y las torturas cometidas contra las víctimas del caso como crímenes de lesa humanidad . Como adelantáramos, la Corte sostiene por primera vez que la violación de una mujer y la violencia sexual contra ella ejercida constituyen tortura y, por tanto, un delito de lesa humanidad. Las consecuencias de esta afirmación son contundentes y se derivan de los caracteres esenciales de dicha clase de crímenes: inderogabilidad e inadmistiabilidad del crimen; responsabilidad individual; retroactividad y paralela imprescriptibilidad del crimen y, por último, en lo que respecta al ámbito espacial, la jurisdicción universal. En específica referencia a la responsabilidad individual que generan los crímenes de lesa humanidad cabe señalar que esta no resulta excluyente: tanto el Estado como los eventuales autores del delito deben responder por dicho crimen.

 


[13] Cabe recordar que en el Caso "Masacre Plan de Sánchez vs Guatemala", se dio por acreditado que en el marco de un ataque de las fuerzas de seguridad "...aproximadamente veinte niñas de entre 12 y 20 años de edad fueron llevadas a una casa donde fueron maltratadas, violadas y asesinadas. Los demás niños y niñas fueron apartados y asesinados a golpes", Sentencia de 29/04/04, párr. 42.18. En dicha oportunidad la Corte tampoco consideró la especial relación entre la discriminación de género y la violencia ejercida contra mujeres.

 


[14] Si bien el daño a su proyecto de vida fue considerado como rubro, no fue específicamente indemnizado.